LA CLAVE IMPRESCINDIBLE PARA COMPRENDER EL CASO WANNINKHOF
por Talismán


Podemos afirmar, sin que la voz se nos quiebre, que el crimen de Rocío estaba premeditado con anterioridad.Tal vez no el momento de su ejecución, o tal vez si, pero la concatenación de los hechos demuestran que el deseo del asesino/a era canalizar las investigaciones hacia otra dirección que no le pusiese al descubierto y, a ser posible, incriminar a otra persona.

Pero fallaron dos cosas: El lugar exacto del asesinato fue descubierto por Alicia, algo que siempre el asesino/a tuvo intención de ocultar, y que las personas a quienes se querían incriminar tienen coartadas, lo suficientemente probadas como para desvincularlos del crimen.

La única clave imprescindible para el esclarecimiento del caso Wanninkhof es:

EL HALLAZGO DEL LUGAR DONDE ROCÍO FUE ASESINADA.

¿Cuál era la intención de recoger el cuerpo y abandonarlo en el destino final?.

Hacernos creer que Rocío NUNCA fue asesinada en aquel lugar. El asesino/a tuvo la intención premeditada de despistar a los investigadores llevándose el cuerpo de allí para obligarles a dirigir sus pesquisas, forzosamente, hacia el secuestro.

Aunque tras los secuestros puden darse móviles económicos (rescates) o incluso explotación (trata de blanca), pero por las características que reúnen la víctima y su familia, hubiese sido más lógico pensar que tratara de un "secuestro" repleto de vejaciones, malos tratos, abusos, violaciones, torturas y, por desgracia, como ocurre en la mayoría de los casos, con resultado de asesinato. Así el asesino/a canaliza el móvil hacia un delito sexual y evitaría ser identificado o descubierto puesto que este asesinato esconde otros tintes.

Una vez determinado el tipo de secuestro y siguiendo esta línea, la que el asesino/a desea ponernos delante de nuestros ojos, nuestras miradas se dirigirían hacia un acto delictivo propio del género masculino.

El asesino/a nos deja pistas para dirigir las investigaciones hacia un secuestro, posible violación y resultado de asesinato. Este es el orden cronológico con el que el asesino/a quiso manifestarnos su malévolo plan.

Un cadáver violado postmorten es un dato que se refleja con suma facilidad en las autpsias. El asesino/a sabe que este dato aflora y deja constancia de ello. Simular que lo ha cometido un varón, introduciéndole algún utensilio para que se asemeje a una violación podría aportar datos como por ejemplo que estamos ante un necrófilo. O indicios aún más relevantes, que alguien ha querido simular una violación después del asesinato, seguramente una mujer. Esto último podría alterar los planes del asesino/a.

Así pues, la alternativa más cómoda sería eliminar cualquier prueba que deje constancia de que Rocío fue, o no, violada. De esta forma puede crea confusión, divide las opiniones y que, con un poco de suerte, canaliza nuevamente a las investigaciones hacia un violador que ha sido tan escrupuloso que incluso se ha cuidado bien en dejar huellas biológicas, rociándo las partes bajas de Rocío con un ácido casero. Un corrosivo fácil de obtener, al alcance de la mano de cualquiera y que bien pudiera ser sólido (en polvos) o líquido, dato que determinará la autopsia.

La recogida del cuerpo hubo de hacerse lo más raudo posible (tanto, que dejó pistas como las zapatillas, el clínex y la sangre) y, por supuesto, una persona distinta (sicario) ya que el asesino/a se ve obligado a abrazar su coartada, rodeándose de testigos o posicionándose en un lugar que lo exima de los hechos.

Siguiendo la línea del asesino/a con la que nos quiere guiar nuestros pasos, se podría pensar que para el vertido del ácido pudo hacerse en dos lugares diferentes. Uno de ellos pudo ser un lugar oculto de miradas indiscretas y tranquilo. Y otro, el mismo lugar donde se abandonó el cuerpo. La acción la realiza íntegramente el sicario, mientras que el asesino/a se encuentra cumpliendo la misión de su coartada. Para iluminar mejor esta vejación deberíamos transladarnos al lugar donde apareció Rocío y, sin olvidar que hemos descubierto la trama del asesino/a, observar los mensajes que éste nos ofrece.

Aparición del cadáver de Rocío

A Rocío no se le encontró enterrada, sino que fue abandonada completamente desnuda sobre dos bolsas de basura color negra, tipo industrial o comunitaria (se puede adquirir con facilidad, al igual que el corrosivo) y escrupulosamente unidas por una cinta adhesiva que contiene una única huella dactilar.

El asesino/a pretende con ello apuntar hacia un posible sospechoso del género masculino, el propietario de la huella. Sólo que no contó con que el propietario de la huella tendía aún mejores coartadas que lo desvinculase totalmente de la escena. Este es siempre un problema difícil de superar por los asesinos cuando desean implicar a terceros.

También se puede leer en las bolsas que forman el sudario, en grande (para que se haga notar), el número 8, que podría corresponder al número del portal de la casa del hijo del dueño de la huella. De esta manera se pueden implicar a dos personas del género masculino y, de camino, reforzar la idea de que hubo violación.

A poca distancia del cuerpo se encontraron otras dos bolsas de basura iguales a las anteriores que contenían ENTRE OTROS OBJETOS PERSONALES (se desconocen los mismos) dos camisetas, de las cuales una de ellas era de color blanco con el anagrama "Nike", no encontrándose en las mismas ninguna vestimenta correspondiente a la parte inferior ni tampoco de su ropa interior. No existe duda en cuanto a que dichas prendas eran las que llevaban Rocío cuando la mataron ya que constan en ellas los desgarros ocasionados por las puñaladas.

Por lo tanto, al cadáver se le despojó de sus prendas antes de ser rociado con el ácido y tan sólo dejó en el interior de unas bolsas dos camisetas, las mismas con las que fue acuchillada Rocío, dádonos a entender, por la ausencia de vestimenta de la parte inferior e interior, que la violación fue perpetrada en un lugar distinto donde se encontró el cadáver. O bien, que el supuesto violador y asesino es fetichista y tal vez le guste conservar tales prendas. Pero siempre recalcando la idea que se ha consumado una violación, cuando la realidad es bien distinta. Y, a estas alturas, se podría añadir que dicha violación ha sido consumada por un varón perteneciente al entorno de Rocío.

Tanto si se utilizó un ácido sólido (en polvos) o líquido, de haberse vertido sobre el cuerpo una vez depositado éste sobre el sudario, hubiese dejado señales de corrosión sobre las bolsas en forma de sudario y hubiese delatado que en aquel lugar fue donde se realizó esta acción.

Podría darse el caso que primero se roció al cuerpo y luego se depositó éste sobre las bolsas en forma de sudario, pero esta acción entrañaría un riesgo de quemadura para el manipulador, lo que le obligaría a usar unos guantes propios para tal menester, algo que no sería de dudar ante la pulcritud de los rastros y la ausencia de toda huella (menos la hallada en la cinta adhesiva, cumpliendo su misión acusadora). Tal vez, pudo gotear ácido sobre el terreno pero éstas pudieron ser absorbidas por la tierra tras las luvias del momento.

También se halló una pegatina sin usar junto al cadáver de Rocío, perteneciente a un hurto con violencia que sufrió el lugar (sacristía) donde el párroco guardaba las pegatinas y que tales servían para identificar con un número a las personas y grupos organizados que ayudasen en la búsqueda de Rocío.

Si el asesino/a se integró en uno de los grupos de búsqueda pudiera ser relativamente fácil, aprovechándose de la confianza o bonanza del sacerdote y con un poco de astucia, robar en un descuido una pegatina para luego colocarla en el lugar exacto donde se encontrase el cuerpo.

Sin embargo, se produjo el forcejeo con violencia para acceder al interior de la propiedad del párroco y que además éste se lo encontró todo revuelto. Hayan o no robado la pegatina de ese lugar, el hecho es que entraron en una propiedad ajena pulcramente, sin dejar huellas, y además haciendo alarde de un acto delictivo propio del género masculino. Así pues, el sicario pudo ser el ladrón y también la misma persona que coloca la pegatina en el lugar donde se encontró el cadáver. Entre otras cosas porque era el único que conocía la posición exacta del cadáver y, a parte de esto, porque el asesino/a debe cuidarse muy bien de no ser avistado por lugares que le pudieran incriminar.

El cadáver fue encontrado cerca de la urbanización Los Altos del Rodéo, más concretamente junto al restaurante El Rodeíto, un lugar muy alejado de donde se le asesinó a Rocío y en donde tanto los familiares de Alicia como los de Dolores sabían de su existencia, puesto que un año antes, dicho negocio hostelero quiso ser alquilado por uno de los familiares de Rocío con el respaldo económico, aprobación y complicidad de los familiares de Dolores para su explotación.

Abandonar aquí el cuerpo no fue una cuestión del azar, así como el robo de la pegatina. Se trataba de otro indicio falso a seguir para dar tras la pista de un varón muy cercano al círculo de Rocío que bien pudiera ser el de la huella dactilar, el que tenga por número de casapuerta el 8, o incluso ambos.

A esto se reduce todo, que la culpabilidad recaiga sobre otras personas y alejar las pesquisas de las cercanías del asesino/a y su/s sicario/s desviando la atención del móvil hacia otro totalmente distinto y dejando un reguero de pruebas falsas que lleven a la acusación de algún inocente.

El sicario elegido

El problema fue que para tal menester se encargó un sicario algo despistado y desprovisto de medios que le facilitasen la visibilidad en aquel lugar, puesto que se olvidaron las zapatillas, un clínex y la sangre de la víctima por disimular. Se tomó tan apresuradamente su trabajo que ni siquiera se paró a limpiar todo rastro de huellas. Lo que tenía que haber hecho con sumo esmero en el lugar del asesinato para que aparentase un secuestro, se deja varias pistas que desmantelan el plan desde sus cimientos.

Tanta pulcritud en presentarnos el resultado final del cadáver de Rocío contrasta alarmantemente con la celeridad que se tomó en la recogida del cuerpo.

El hallazgo del lugar donde fue asesinada Rocío

El caso es que quien encuentra las zapatillas, el clínex y el charco de sangre es, desgraciadamente, Alicia Hornos quien, desde aquel momento, se espera lo peor.

No caben dudas, Rocío fue asesinada en aquel lugar y no en otro, como el asesino nos quiere hacer creer. Su macabro plan ha quedado desmontado. A partir de ahora, hayan hecho con el cuerpo de Rocío las barbaridades que quieran para despistar, de nada les servirá. Sabemos que todo corresponderá a un oscuro plan cuya intención es desviar las investigaciones e implicar a terceros.

Pudiera ser que el asesinato de Rocío fue perpetrado por un asesino/a y un cómplice. Pudiera ser que todas las acciones fueron cometidas por la misma persona (sicario). Pero una cosa es bien segura: El crimen fue premeditado, organizado y con complicidad.

Esta exposición se la dedico íntegramente a mi padre, que tanto echo de menos a mi lado y al que reconozco no recordarlo tanto como debiera.


Un saludo a todos de

Talismán, califato independiente

 

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