Al día siguiente de la declaración de Martínez Cana, el supuesto "Nano", la Guardia Civil iba a realizar algo por lo que Ricart llevaba mucho tiempo luchando desde la cárcel: detener oficialmente a Joaquín Mauricio Anglés Martins, "El Mauri".
No tuvieron que buscarle demasiado, porque "El Mauri" estaba internado en el centro de Menores de Godella, acusado de haber cometido varios robos.
MANIFESTACIÓN DEL MENOR JOAQUÍN MAURICIO ANGLÉS MARTINS
En Burjasot (Valencia), a las seis y diez minutos de la tarde del día 15 de Octubre de 1.993, en el Centro de Acogida de Menores de dicha localidad, el Instructor del presente atestado procede a tomar manifestación al menor Joaquín Mauricio Anglés Martins, nacido en Catarroja (Valencia), el día 1 de mayo de 1.978, hijo de Enrique y de Neusa, soltero, vecino de Catarroja (Valencia), con domicilio en la calle Camí Real número 101, 4ª, quién a presencia del abogado designado de oficio y de la Educadora del Centro de Acogida de Menores, a las preguntas que se le hacen relacionadas con un delito de tenencia ilícita de armas y homicidio, manifiesta:
Que sabe leer y escribir y que como menor de edad penal nunca ha sido detenido ni procesado.
PREGUNTADO para que diga si conoce a un joven de Catarroja llamado "Losa" dice que no, que solamente conoce a un Miguel Losa de Valencia.
PREGUNTADO para que diga si en la calle Camí Nou de Catarroja, en el número 61, conoce a un chico que está enganchado y que iba a "pillar" a su domicilio, dice que no.
PREGUNTADO para que diga si sobre el tres de Diciembre de 1.991 compró una pistola a un individuo llamado "Losa", dice que si, pero que no al "Losa" que se dice anteriormente sino a un tal "Losa" de raza negra que vive en el barrio chino de Valencia.
PREGUNTADO para que diga si cuando compró la pistola pagó por ella una cantidad de droga, dijo que la iba a probar al Racholar y la montó para comprobar la munición y si estaba cargada, manifiesta: Que pagó siete mil pesetas por ella, que no dijo que la iba a probar al Racholar y que sí la comprobó por si estaba cargada, montándola y viendo que tenía un cargador lleno.
PREGUNTADO para que diga que hizo con la pistola, manifiesta: Que la escondió por ahí y que a los cuatro meses, cuando su hermano Antonio Anglés salió de la cárcel, se la enseñó, y al decirle que la necesitaba, se la dio, que entonces estaba presente "El Rubio", llamado Miguel Ricart Tárrega y que les preguntó para qué querían la pistola, contestándole que la querían para atracar.
PREGUNTADO para que diga si con ella cometieron algún atraco dice que con esa pistola cometieron el atraco de Buñol, donde fueron con un ciclomotor y un coche marca Opel Corsa blanco propiedad de Miguel Ricart Tárrega.
PREGUNTADO para que diga si la pistola que él compró a "Losa", la cambió a su hermano Antonio Anglés por otra más grande, ya que su hermano decía que la grande le resultaba más incómoda para llevarla, manifiesta: Que no, que eso es mentira, que no le cambió la pequeña por una grande.
PREGUNTADO para que diga si conoce a un individuo de Catarroja llamado "Nano", dice que SI, que conoce a un "Nano" de Catarroja que es hermano del "Coque" y del "Gago" y que actualmente no sabe donde se encuentra.
PREGUNTADO para que diga si el día 11 de Noviembre de 1.992 estuvo con su hermano Antonio y con "El Rubio" por la zona de Alcácer, acompañándoles también "El Nano", en el Opel Corsa blanco de Miguel Ricart, dice que no.
PREGUNTADO para que diga si antes de que desaparecieran las niñas de Alcácer estaba él con su hermano y Ricart Tárrega y quisieron llevarse a unas niñas a la fuerza en el coche, manifiesta que no.
PREGUNTADO para que diga si "El Rubio" tiene alguna cuenta pendiente con él para que quiera vengarse, manifiesta que cuando hicieron el atraco de Buñol, cierta parte de dinero su hermano Antonio y él, la escondieron y no dieron la parte correspondiente a "El Rubio", pero no cree que por esto quiera vengarse.
PREGUNTADO para que diga si disparó y violó a una de las niñas de Alcácer, concretamente a Antonia Gómez Rodríguez, manifiesta: Que no, que ni disparó ni violó a una de las niñas, que si es cierto que estuvo en el lugar de los hechos antes de que pasaran, que sería tiempo antes porque era verano, si bien no lo recuerda bien, y que estuvo una semana con "Antonio", "Roberto", "Miguel" y un tal "Perico", que Antonio y Roberto son sus hermanos, Miguel es "El Rubio" y "Perico" es un amigo del pueblo unos dos años mayor que él.
PREGUNTADO para que diga si últimamente se dedica a adquirir todos los ROHIPNOLES que encuentra dice que no, que suele comprar uno o dos cuando va de discotecas y que los compra en el barrio chino de Valencia.
PREGUNTADO para que diga si da su consentimiento para que le tomen muestras del pelo y del pubis y se cotejen sus pelos, dice que si, que como no ha cometido ningún delito de los relacionados con las niñas de Alcácer se le pueden tomar las muestras de pelo que se quieran.
PREGUNTADO para que diga si sabe que su madre pidió un préstamo de dos millones de pesetas y si es así para que era, manifiesta: Que su madre pidió un préstamo antes de que pasara lo de las niñas, que cree que lo hizo en la Caja de Valencia de Catarroja, que está enfrente del Ayuntamiento y que el préstamo era para comprar un chalet. Que este dinero se lo llevó su hermano Antonio Anglés cuando se fue de casa y que el chalet se lo iban a comprar a Miguel el de Liria.
PREGUNTADO para que diga si tiene algo más que manifestar, dice que no, que lo expuesto es la verdad en lo que se afirma y ratifica...
Tras la detención de "El Mauri", la Guardia Civil tenía que seguir comprobando la veracidad de las afirmaciones realizadas por Miguel Ricart. Y una de ellas era que Neusa, la madre de los Anglés, conocía los hechos y había facilitado a su hijo Antonio el dinero para que se fugara.
MANIFESTACIÓN DE Dª NEUSA MARTINS DÍAS
En Catarroja (Valencia), dependencias del Puesto de la Guardia Civil, a la una y media de la tarde del día 19 de Octubre de 1.993, ante el Instructor del presente atestado comparece la que mediante el D.N.I. acredita llamarse Doña Neusa Martins Dias, nacida en Sao Paulo (Brasil) el día 27 de Octubre de 1.940, casada, obrera, vecina de Catarroja (Valencia), quién a preguntas realizadas por el Instructor y una vez puesto en su conocimiento de que es una comparecencia voluntaria y que tiene derecho a negarse a declarar en cuanto alguna de las preguntas puedan involucrarla en hechos delictivos, manifiesta:
PREGUNTADA sobre un préstamo solicitado de 2.000.000 de pesetas, manifiesta que es cierto que pidió un préstamo de 2.000.000 de pesetas y que lo hizo pasadas las Fallas de 1.992. Que el motivo de pedir el préstamo era para comprar una casa en el campo por la zona de Murcia, donde pudieran estar sus hijos y que la dejaran tranquila, pues con los hijos en casa no podía estar, porque ella trabaja de noche, la dejaban la casa toda sucia y siempre tenía que estar limpiando.
PREGUNTADA para que diga lo que hizo con el préstamo, manifiesta que la entidad bancaria BANCAJA le concedió el préstamo número 112-5210042023 y que en un principio el dinero se lo dio en un cheque; que su hijo Antonio Anglés empezó a decirle que no era bueno que tuviera el dinero en un cheque; que era mejor que lo tuviera en efectivo y que cuando así lo consiguió del banco Antonio, con la excusa la podían quitar el dinero se guardaba los dos millones en su chaqueta y que cuando desapareció, Antonio se marchó con sus dos millones y sin que nunca más haya vuelto a saber de él ni del dinero.
PREGUNTADA para que diga si comentó con su hijo Antonio Anglés el hecho de irse a Portugal con el dinero del préstamo, manifiesta que no y que tampoco comentó el hecho de marcharse a Brasil.
PREGUNTADA para que diga desde cuando sabía que su hijo estaba implicado en las desapariciones y violaciones de las niñas de Alcácer, manifiesta que desde que su hijo se marchó de casa y al día siguiente salió en televisión.
PREGUNTADA para que diga cuanto tiempo estuvo viviendo en su casa Miguel Ricart Tárrega, manifiesta que el padre de Ricart echó al hijo de casa desde que se negaba a trabajar, que hace bastante tiempo, pues aún vivía el marido de la manifestante y que Miguel Ricart comía en su casa y dormía en la misma, que por entonces vivía en la calle Colón de Catarroja y al pasar a vivir a su actual domicilio, Miguel Ricart también continuó con ellos.
PREGUNTADA para que diga si tiene algo más que manifestar, dice que Antonio era muy malo, que la pegaba mucho y que desde que se marchó de casa no ha vuelto a saber de él.
PREGUNTADA para que diga si tiene conocimiento de que su hijo Joaquín Mauricio acompañó a Miguel Ricart y a su otro hijo Antonio el día que ocurrieron los hechos de las niñas de Alcácer, manifiesta que no.
PREGUNTADA para que diga si es cierto que Miguel Ricart le escribió una carta pidiéndole dinero manifiesta que si, que "El Rubio" le escribió desde la cárcel pidiéndole 200.000 pesetas y que la amenazaba en el sentido de que si no le daba ese dinero para pagarse un abogado, diría un "secreto" que tenía sobre su hijo Mauricio, pero que no le dijo que tipo de "secreto" tenía.
Que no tiene nada más que manifestar que lo expuesto es la verdad...
Tras la declaración de Neusa, la Guardia Civil dio por finalizada la investigación. Para los hombres del capitán Ibáñez estaba claro que no había más culpables que Antonio Anglés y Miguel Ricart. Para los agentes de Patraix, lo del "Mauri" y lo del "Nano" no eran más que cortinas de humo y una auténtica pérdida de tiempo.
Además, dado que no habían podido detener al presunto autor de los hechos, lo mejor que podía pasar es que el silencio se apoderara del "caso Alcácer".
Y lo intentaron por todos los medios. Sin embargo, uno de los padres, Fernando García, el padre de Miriam, no estaba dispuesto a consentir que la muerte de su hija y sus amigas quedara impune.
A los pocos días de enterrar a Miriam, Fernando García había manifestado a los medios de comunicación que "las leyes las hacen los hombres y los hombres deben y pueden cambiarlas".
El padre de Miriam no estaba dispuesto a que otro "preso de permiso" acabara con la vida de otra niña y, de paso, con la de otra familia entera. Había que conseguir que los violadores cumplieran íntegra su condena. Y para conseguirlo decidió "echarse" a la calle con una finalidad muy concreta: conseguir un millón de firmas para cambiar la ley.
Todos pensaron que pronto se cansaría y que fracasaría en su intento. De hecho, nunca en la historia de nuestro país alguien había conseguido reunir tantas firmas.
Sin embargo, con el único equipaje de la fuerza de la razón y el apoyo que desde el cielo le daba su hija, Fernando una a una fue recogiendo firmas. Cualquier momento y lugar era bueno para él. "Como un titiritero, de feria en feria", se dedicó a recorrer el país, consiguiendo que la memoria colectiva no olvidara nunca la tragedia que un día asoló a tres familias de Alcácer.
Al final, iba a conseguir su objetivo: más de tres millones y medio de españoles firmaron su manifiesto.
Los que también consiguieron su objetivo fueron los investigadores y el juez Bort. Durante un año no pasó nada en el sumario 1/93, el sumario abierto por el triple crimen. Era como si en el aire flotara la consigna de que el mejor aliado del olvido es el tiempo.
Sin embargo, tras casi un año de inactividad, el 26 de agosto de 1.994 iba a ocurrir algo que removería los cimientos del "caso Alcácer": el profesor Frontela había concluido sus estudios y había remitido un Informe de 286 páginas al Juzgado de Alcira.
Era un excelente trabajo que ponía de manifiesto un dato fundamental: en las violaciones y los asesinatos habían participado más de dos personas.
Por ello, el juez Bort se vio en la obligación de tomar una declaración a la única persona encarcelada por los hechos. Y esta vez, hizo que Miguel Ricart fuera trasladado desde la cárcel hasta el Juzgado de Alcira.
DECLARACIÓN: MIGUEL RICART TÁRREGA
En Alcira, a 30 de Septiembre de 1.994.
Ante el Sr. Juez de instrucción de este Juzgado, asistido de mí, el secretario, que refrenda, constituido en audiencia pública comparece el anotado arriba, a quien Su Señoría instruye de sus derechos: A guardar silencio, a no confesarse culpable y a no declarar contra sí mismo, y a ser asistido por Letrado de designación personal o de turno de oficio.
Es asistido por el Letrado D. Joaquín Comins Tello.
A preguntas de Su Señoría, manifiesta
Encontrándose presentes: El Fiscal Jefe D. Enrique Beltrán, Letrado D. Joaquín Comins Tello, Letrado D. Luis Romero Villafranca, Letrado D. Virgilio Latorre Latorre.
Manifiesta que se ratifica en la declaración prestada en Manzanares a fecha de 3 de Septiembre de 1.993, y tal y como allí relató, cuando recogieron a las tres niñas en el coche, en él iba el declarante, en el asiento del copiloto, Antonio Anglés conduciendo y en la parte de atrás Mauricio Anglés y otro individuo al que no conoce y al que los Anglés llamaban "El Nano", subiendo las tres niñas en la misma parte trasera del vehículo.
Que una vez que pasaron la Discoteca Coolor, que es a donde se dirigían las niñas, Antonio Anglés dijo que se había dejado el dinero y que iba un momento a su casa a por él, continuando camino hacia Llombay, lo que en principio no extrañó a las niñas hasta que ya subiendo por los caminos forestales, comenzaron a protestar, por lo que Antonio Anglés paró en seco el vehículo y comenzó a golpear a las jóvenes al igual que Mauricio y el otro individuo presente; por su parte el declarante dijo que no quería saber nada del asunto y que se marchaba pero entonces Antonio Anglés sacó la pistola que llevaba encima y le dijo que si se marchaba lo mataba, procediendo a continuación a seguir el viaje hasta que llegaron hasta las inmediaciones de la caseta de Llombay.
Una vez allí, Antonio, Mauricio y "El Nano", bajaron del coche a las tres niñas, a golpes, y se las llevaron a una cierta distancia mientras que el declarante permanecía en el interior del vehículo, en el cual continuó durante aproximadamente una hora oyendo durante todo este tiempo gritos e insultos hasta que oyó tres disparos, que fueron con los que mataron a las niñas.
Preguntado para que diga cómo se explica que en la instancia dirigida a este instructor de fecha 2 de agosto de 1.993, manifieste que Antonio Anglés tuvo relaciones sexuales con una chica y mató a dos, que el amigo de Antonio tuvo relación con otra y Mauricio tuvo relación también con otra y mató a una, si ahora declara que en ningún momento estuvo presente en los hechos y ni siquiera los vio, pues ya era noche cerrada, contesta: que por intuición supone que cada uno de aquellos debieron hacer lo que dijo.
Después de haber oído los disparos se acercó Antonio Anglés al coche y amenazó al declarante con la pistola, al mismo tiempo que comenzaba a golpearle fuertemente hasta que llegó Mauricio y los separó.
A continuación procedieron a abrir la fosa y a enterrar a las niñas y hecho esto subieron nuevamente los cuatro al coche y se dirigieron hasta la caseta de Alborache, si bien al llegar a Llombay el llamado "El Nano", dijo, que lo bajasen allí y que él se volvería por su cuenta, y así lo hicieron sin que pueda saber el declarante como conseguiría "El Nano" volver a su casa, ya que a la hora que lo dejaron en el pueblo era ya de noche y no debían de haber transportes públicos.
En la caseta de Alborache, se acostaron y durmieron los tres que quedaban y al día siguiente se volvieron a Catarroja.
A preguntas del Señor Fiscal: que respecto a "El Nano", no puede decir ni por aproximación la edad que tendría, moreno, de constitución normal y de altura sobre el metro setenta y algo y con un vocabulario en el que utilizaba muchas palabras de "argot" callejero.
Que al recoger a las niñas, éstas entraron por detrás del asiento donde se encontraba el declarante el cual no bajó del coche, sino que simplemente se inclinó hacia adelante y abatió el respaldo de su asiento, pasando aquellas por detrás. Sin embargo, no recuerda o no vio como pudieron colocarse las tres niñas, Mauricio y "El Nano" en el asiento trasero, aunque indudablemente alguien debía de ir sobre las rodillas de alguien por lógica.
Que dentro del coche, una vez que las niñas se dieron cuenta de que no iban por buen camino, y después de protestar las mismas y parar el vehículo Antonio Anglés, las golpearon éste girándose hacia atrás, y Mauricio y "El Nano", lo cual lo sabe porque oyó que estos dos gritaban pero propiamente no lo vio.
Que el lugar donde se tuvieron las relaciones sexuales con las tres niñas y donde las mataron no fue en el interior de la caseta sino al aire libre, cerca de donde después las enterrarían. De hecho hasta ese día el declarante nunca había subido a ese paraje, ni había entrado nunca en la caseta próxima, sino que fue posteriormente al día de los hechos que aquí se instruyen, cuando subió por segunda vez allí y entonces sí que entró y conoció la referida caseta.
Que ignora si las tres niñas fueron atadas y adonde, pues en ningún momento el declarante vio ni oyó que hubieran sido atadas con cuerdas.
Que no es cierto lo que dijo en su declaración de fecha de dos de marzo de 1.993, de que a dos de las niñas se les hubiera introducido un palo por el ano o la vagina, ya que como ha dicho ya él, no vio nada de tal forma que aquella declaración fue una pura invención, que también se inventó el que Antonio Anglés desnudara a una de las chicas rompiéndole las prendas superiores.
Que tampoco estuvo presente en el momento en que se produjeron los disparos a las niñas, de forma que la razón por la que en la declaración prestada ante el Juzgado, el pasado día 2 de marzo de 1.993, manifestase que Antonio Anglés al hacer el primer disparo se le encasquilló la pistola es porque anteriormente al tomarle declaración los funcionarios de la policía judicial, le dijeron que habían encontrado un proyectil, ante lo cual el declarante supuso que había ocurrido aquello. Concretamente esto se lo dijeron cuando el declarante estaba en la Prisión de Castellón y ello ocurrió con posterioridad a que prestase la primera declaración judicial que tuvo lugar en la sede de la Audiencia de Valencia.
Que no sabe porqué dijo en la declaración de fecha dos de marzo, que Antonio hizo los disparos a una distancia de unos tres o cuatro palmos, ya que eso ni lo vio ni nadie se lo ha dicho después. Que igualmente, no sabe porqué dijo lo de la posición de cada una de las tres niñas en el momento en que Antonio las disparó, ya que no estaba presente y nadie se lo ha dicho después, considerando que debe ser una casualidad que lo declarado por él en este aspecto pueda coincidir sustancialmente con los resultados de las autopsias practicadas.
A preguntas del Letrado D. Luis Romero Villafranca: que respecto al tiempo que permaneció el declarante en el vehículo mientras los otros tres compañeros se llevaron a las niñas y las mataron debió ser de como mucho una hora.
A preguntas del letrado D. Virgilio Latorre Latorre: que lo que la Policía Judicial informó al declarante sobre las circunstancias de los hechos, es que las niñas fueron violadas por vía anal y vaginal, que murieron de un disparo por arma, le enseñaron un cartucho completo que se hallaba en la fosa, que tenían señales o marcas en los tobillos, que estaban atadas y que también sabe, aunque no sabe quién se lo comentó, le dijo que le faltaban a las niñas diversas piezas dentarias. Asimismo también tuvo conocimiento el declarante por los medios de comunicación de que una señora de Picassent vio como un coche blanco paraba y recogía a las niñas. Pero no obstante, sobre lo anterior niega el declarante haber hecho su declaración de fecha 3 de septiembre de 1.993 para adaptar los hechos a las circunstancias del caso que iba conociendo a través de los medios de comunicación.
Que cree recordar que durante aquella noche no encendieron ninguna linterna ni para llevarse a las niñas ni después para enterrarlas aunque cree recordar que había cierta iluminación por haber lugar llena.
Que cree que ni Antonio ni los otros dos tomaron ningún tipo de medidas para eludir el peligro que pudiera derivarse de los gritos de las niñas, lo que ve plenamente lógico ya que el paraje es totalmente solitario sin que tales gritos pudieran ser oídos por nadie.
Que como ya ha declarado, no es cierto que la noche de los hechos bajasen a Llombay, al pueblo, a comprar bocadillos, aunque si que es verdad que con anterioridad a esto, si que recuerda una noche en que en un bar de Llombay, yendo Antonio Anglés y el declarante compraron unos bocadillos para cenar, si bien esa noche, al bar solo fue Anglés ya que el declarante se quedó en el interior del coche. Y a este respecto aclara que si bien fue el día de los hechos la primera vez, que subió hasta el paraje donde fueron encontradas las niñas, sin embargo con anterioridad ya había estado varias veces en Llombay o Catadau ya que los hermanos Anglés tenían en un pinar cercano a estos pueblos, plantada de continuo una tienda de campaña en la que pernoctaban de vez en cuando.
Que una vez ya muertas las niñas y habiendo ido Antonio al coche a buscar al declarante, y habiéndole amenazado con la pistola así como golpeado reiteradamente hasta que llegó Mauri y los separó el declarante se fue con Antonio hasta las cercanías a donde estaban los cadáveres si bien no puede decir ni en que posición estaban ni tampoco si estaban vestidas o desnudas pues no se fijó además de que no veía bien a causa de los golpes recibidos de Antonio, a continuación Antonio volvió al coche cogió un pico que en él había y volvió al lugar donde estaban los cadáveres y allí mismo indirectamente y sin buscar más le dijo al declarante que comenzase a cavar con el pico, lo que así hizo si bien dadas las malas condiciones físicas que tenía y las dificultades para cavar poco después el propio Antonio le quitó el pico y le dijo que se marchase al coche, volviéndose a él, el declarante, del cual ya no salió hasta que se marcharon del lugar, por lo cual el declarante no llegó a ver como terminaba de enterrar a las niñas, por ello ignora también de donde pudieron sacar la moqueta que apareció junto a los cadáveres dentro de la fosa, cuya existencia sin embargo la conoció el declarante puesto que se lo dijo funcionarios de la policía judicial.
Que el pico utilizado lo llevaban de normal en el coche ya que iban ellos mucho por el campo y les podía ser útil en alguna ocasión e ignora que pudo hacerse del referido pico después de los hechos. Que el hecho de que el declarante supiera que los tres cadáveres en la fosa se encontraban apilados, lo sabe porque así se lo dijo posteriormente Antonio Anglés. Y fue pura invención lo declarado anteriormente de que además de un pico hubiesen utilizado también en el enterramiento una azada.
Que el hecho de llevar el pico en el coche, como ya ha dicho es porque ya lo llevaban de antemano desde hacía tiempo, sin que ese día lo hubiesen introducido con intención de perpetrar lo que después llegó a acontecer. No obstante unos meses antes conduciendo el declarante su vehículo y yendo con Antonio Anglés se encontraron por una urbanización cercana a Llombay a unas niñas de 8 años aproximadamente, que en plan de juego les hicieron señas de hacer autostop, ante lo cual Antonio Anglés le dijo al declarante que parase, pero éste se negó y continuó su marcha ya que no le gustó nada la proposición pues Antonio ya había repetido varias veces que le tenía ganas a subir algunas chicas y hacer con ellas lo que se le ocurriese, barbaridades. Y recuerda también que con anterioridad a esto, en otra ocasión, Antonio y Mauricio Anglés hablaron de raptar a algunas niñas y de violarlas e incluso matarlas; y concretamente cree recordar que fue a raíz de descubrirse algún caso de alguna niña o joven muerta y violada, cuando los hermanos Anglés hicieron el comentario de que les gustaría a ellos también hacer lo mismo.
Leída la declaración prestada ante el juez de Manzanares, en la parte que dice, que utilizaron un pico y una azada para enterrar los cadáveres, manifiesta el declarante, que no sabe porque dijo eso, ya que como ya ha manifestado anteriormente, lo único cierto es que utilizaron y llevaban únicamente un pico y ninguna azada.
A preguntas del Sr. Fiscal: reconoce que en declaración de fecha dos de marzo de 1.993, para describir a cada una de las niñas originariamente lo hacía por sus características y para facilitar la declaración se le mostró una tarjeta en la que aparecían las fotos de las tres niñas con sus nombres, que obra unida a la causa, usando de ello, pudo a partir de ese momento llamar a cada una por su nombre.
Y encontrándola conforme la firma con Su Señoría, y los presentes, doy fe.
Miguel Ricart, un año después, se mantenía en sus trece de inculpar, como fuera, a Mauricio Anglés. Y el juez Bort se vio en la obligación de citarlo a declarar en su presencia y la del resto de las partes.
NOMBRE Y APELLIDOS: JOAQUÍN MAURICIO ANGLÉS MARTINS
D.N.I. o pasaporte: no tiene
NATURALEZA: Valencia
FECHA DE NACIMIENTO: 1 de Mayo de 1.978
HIJO DE Enrique y Neusa
DOMICILIO: Centro de Menores de Godella
En Alcira, a 27 de Octubre de 1.994.
En presencia de D. José Ramos Sanz, Director de la Colonia o Residencia Juvenil San Vicente Ferrer en Godella.
Encontrándose presentes los letrados D. Virgilio Latorre, D. Joaquín Comins, D. José Ferrer Barbarroja, D. Luis Romero y el Fiscal Jefe D. Enrique Beltrán.
Que manifiesta o niega haber tenido algún tipo de participación en los hechos que son objeto de este sumario de modo tal que no iba en el vehículo en el que subieron a las tres niñas ni tampoco subió más tarde al paraje de La Romana ni estando ellas vivas ni tampoco ya muertas para ayudar a enterrarlas. Es más, la primera noticia que tuvo el declarante de la posible participación de su hermano Antonio y de Miguel Ricart en esos hechos fue cuando la Policía entró en su casa y detuvo a Ricart, puesto que con anterioridad ni su hermano ni Ricart nunca le contaron ni insinuaron tal participación.
Que el declarante compró a Losa Raga de Catarroja una pistola por 5 o 6.000 pesetas, ignorando cual era la procedencia del arma, y además dicha pistola llevaba 3 o 4 cartuchos y enterró, para esconder el arma, cerca del Instituto de Catarroja, y así la tuvo hasta que en un permiso penitenciario de su hermano Antonio se la enseñó a éste y a Miguel Ricart, los cuáles se la quedaron para poder realizar atracos con ella; en este sentido la referida pistola la utilizaron en el atraco que realizaron en Buñol, en el que intervinieron además del declarante su hermano Antonio y Miguel Ricart. Y de esta pistola ya no tuvo más noticias el declarante hasta que, con posterioridad a que se conociese la desaparición de las niñas de Alcácer, una tarde, Miguel Ricart le dijo al declarante que la tenía escondida cerca de la caseta de Llombay o de La Romana y que necesitaba subir hasta allí para cogerla, lo que así hicieron, encontrándose escondida la pistola debajo de una piedra, que se encontraba junto a otra más grande y verificado ello volvieron a bajarse, recordando a este respecto el declarante que ese día notó a Miguel Ricart muy nervioso y que de hecho al estar bajando de la caseta y apercibirse unas luces se marchó por otro camino distinto al que normalmente utilizaban.
También hace constar que a la referida caseta de Llombay o La Romana iba el declarante muy frecuentemente muchos fines de semana o domingos, con su hermano Antonio, su hermano Ricardo y Miguel Ricart, que eran los que más iban allí, si bien también otras veces subían también su hermano Roberto y otros amigos. Y cree recordar el declarante que los referidos siguieron subiendo a aquella caseta y paraje aún después de ocurrir los hechos que aquí se instruyen.
Que concretamente, cree recordar que al menos una vez, subieron a la caseta mencionada, para hacer una paella.
También recuerda que en una ocasión oyó que sus hermanos Antonio, Ricardo, y también Miguel Ricart, comentaron que iban a hacer un hoyo en el paraje de la Romana para ocultar y enterrar una moto que habían robado, sabiendo el declarante que eso efectivamente llegó a realizarse por lo que supone, que ese hoyo sería el utilizado por Antonio y Ricart, para enterrar a las tres niñas, aunque ignora si eso efectivamente fue así, así como también cual pudo ser el destino de la moto que había sido enterrada.
Que es cierto que en muchas ocasiones ha ido a la discoteca Amadeus o Sucre que está detrás del Hipermercado Continente de Alfafar, y lo ha hecho a veces, con Miguel Ricart y alguna vez también con su hermana Kelly, pero no podría especificar fechas ni ocasiones de ello.
Que el declarante solo conoce a una persona que le apodan "El Nano", la cual sin embargo se encuentra internado en prisión desde hace más de tres años, y desde entonces el declarante no lo ha vuelto a ver nunca ni sabe si ha podido continuar relacionándose con su hermano Antonio o con Ricart. Y respecto a otros posibles amigos de éstos, el único que conoce es a uno llamado Miguel, que es de Lliria, que les iba a vender un chalet en esta población, si bien no llegaron a comprarlo ya que los dos millones que su madre había sacado para ello se los llevó Antonio en su día.
Que el declarante conoce la discoteca Coolor de Picassent, si bien ha ido muy pocas veces, ignorando si su hermano Antonio o Miguel Ricart han ido allí alguna vez.
Niega el declarante haber intervenido en ningún atraco cometido en la localidad Villar del Arzobispo.
No conoce nada respecto a ninguna casa en Alborache, ni ha estado allí nunca ni sabe si su hermano Antonio iba o no, por ahí. Pero si sabe que desde que comenzó la amistad con Miguel de Lliria y se plantearon la compra del chalet Antonio si que iba a veces y se quedaba en el referido chalet.
Aclara que cuando enterró el declarante la pistola cerca del Instituto de Catarroja, en el llamado Racholat, un día fue hacia allí acompañado de un amigo llamado Andrés, de sobrenombre, El Rata, y de apellidos cree que se llama Rosaley Fortea, si bien al final no llegaron a desenterrarla ni a probar el arma.
Hace constar también que la referida pistola se la quedaron Antonio y Miguel Ricart para utilizarla indistintamente cualquiera de ellos.
Que con posterioridad a los hechos que se instruyen, Miguel Ricart continuó haciendo su vida normal igual que antes, y el declarante no recuerda haberlo visto especialmente nervioso o diferente, salvo la vez que ha relatado, en que subieron a Llombay a coger la pistola; y concretamente manifiesta que Miguel Ricart a veces salía con el declarante, otras veces salía solo y otras con gente del pueblo, de Catarroja.
Que las Navidades del año 1.992, recuerda que un día yendo hacia Lliria, el declarante, Miguel Ricart, con su hermano Antonio y con Miguel el de Lliria, Antonio y Ricart comentaron que podían coger unas chavalas y tenerlas unos días para pasarlo bien y violarlas, pero el declarante y Miguel el de Lliria les hicieron ver que eso era una aberración. También recuerda, que encontrándose en una gasolinera de Lliria y viendo allí un cartel, sobre la desaparición de las tres niñas, Miguel el de Lliria hizo el comentario de: dónde podrían estar las mismas, y entonces su hermano Antonio dijo: que debían estar por ahí.
Que cree recordar que en la época del atraco a Buñol, su hermano Antonio a veces pernoctaba en casa y otras supone, que lo haría en la caseta de Llombay o en otra que ahora, recuerda, que también utilizaba y que se encontraba cerca de Buñol, y que es posible que sea la misma sobre la que se le ha preguntado anteriormente, que se encuentra en Alborache; esta caseta se encontraba cerca de una zona de chalets, era una caseta abandonada y en ella había bastante comida por lo que supone que su hermano Antonio se quedaría, a veces, allí. Que en una ocasión entró en el interior de la caseta.
Que la moto que se enterró en el paraje de La Romana, supone, que es una que llevaba su hermano Antonio, pues es la única que le ha visto a él, que era una bultaco, que el declarante podría reconocer si la viese. Que exhibido que es la fotografía que obra al folio 557 de las actuaciones, manifiesta, que efectivamente la motocicleta que aparece allí fotografiada es la que llevaba su hermano Antonio. Que desde que oyó la conversación de que iban a enterrar la moto hasta que ocurrió la desaparición de las niñas de Alcácer pasó bastante tiempo y con seguridad más de medio año. Que el declarante nunca vio el hoyo de la moto, ni abierto, ni ya cubierto de tierra. Que el declarante por razón de su edad a las discotecas iba siempre a la sesión de tarde, que es la dedicada a menores.
Que aclara que en relación al día en que subió con Miguel Ricart a buscar la pistola, el nerviosismo de éste, se originó únicamente por el hecho de no encontrar en principio el sitio donde se encontraba la pistola, pero se tranquilizó una vez que la cogió. Si bien volvió nuevamente a inquietarse cuando vio las luces de un coche, ante lo cual como ya ha dicho se desvió por un camino diferente al que normalmente utilizaba. Que también quiere hacer constar que la razón por la cual Miguel Ricart subiese a buscar la pistola era o fue porque éste era el que siempre conducía el vehículo.
Que aunque lo normal, es que el vehículo lo llevase siempre Miguel, esto no quita que Antonio Anglés, también sabía conducir, y alguna vez, como en el atraco en Buñol, lo llevaba él.
Y encontrándola conforme la firma con Su Señoría, doy fe.
Evidentemente, entre lo manifestado por Ricart y lo declarado por "El Mauri", había diferencias abismales. Por ello, el juez Bort ordenó que se mantuviera un careo entre ambos, para intentar comprobar quién de los dos decía la verdad.
"El Rubio" iba a conseguir por fin su objetivo: estar frente a frente con Mauricio Anglés.
DILIGENCIA DE CAREO ENTRE MIGUEL RICART TÁRREGA y JOAQUÍN MAURICIO ANGLÉS MARTINS.
En Alzira a once de noviembre de mil novecientos noventa y cuatro.
Ante S.S., asistido de mí la Secretario, comparecen los anotados al margen, ambos de filiación que ya consta en autos, y encontrándose presentes en este acto:
El Fiscal Jefe D. Enrique Beltrán, Letrado D. Luis Romero Villafranca, Letrado D. Virgilio Latorre Latorre, Letrado D. Joaquín Comins Tello, Letrado D. Bernardo Palomares, Letrado Doña Silvia Fajarnés Fuster.
Asimismo se encuentra presente D. José Ramos Sanz, Director de la Colonia o Residencia Juvenil San Vicente Ferrer en Godella, y el Educador del referido centro D. Luis Irazabal Echeverría.
Y sobre ciertos puntos o extremos de sus respectivas declaraciones y advertidos por S.S. de las contradicciones en que incurren entre lo declarado por uno y por otro, e invitados que han sido para que se pongan de acuerdo, manifiestan:
En primer lugar manifiestan, leída a Miguel Ricart su declaración en los puntos en que manifiesta que Mauricio Anglés participó en los hechos que son objeto de este procedimiento, mantiene y ratifica dicha aseveración. A su vez, leída a Mauricio Anglés su respectiva declaración relativa a dicho mismo punto manifiesta, también, su total negativa de haber participado en los hechos.
Puestas de manifiesto las contradicciones existentes, por parte de Miguel Ricart se manifiesta, para recordarle los hechos a Mauricio que el día de autos, estuvieron Miguel Ricart, Mauricio, Kelly y Loli (novia de Miguel Ricart) en la discoteca Sucrer de Alfafar por la tarde y después se fueron los cuatro a cenar, aproximadamente sobre las 10 de la noche, a un restaurante chino de Benetúser, y después de cenar dejaron a Loli, en su casa en la misma localidad de Benetúser, y a Kelly en su domicilio de Catarroja, donde recogieron a su vez a Antonio Anglés y al otro individuo al que conocían por el "Nano" y los cuatro, procedieron a ir hacia una discoteca de Turis, si bien al pasar por Picassent es cuando recogieron a las tres jóvenes y a partir de ese momento se desarrollaron los hechos.
Respecto a esto, Mauricio Anglés manifiesta que si bien es cierto que una tarde estuvieron los cuatro citados en la Discoteca Sucrer de Alfafar, una tarde, y hablaron de ir a cenar a un restaurante chino sin embargo al final no fueron a cenar sino que Miguel Ricart y Loli, se marcharon a su casa, y Mauricio y su hermana Kelly a la suya, sin que consiguientemente, esa noche, continuasen juntos Mauricio y Miguel Ricart.
En segundo lugar, respecto a la forma y tiempo de hacer el hoyo en que fueron enterrados los cadáveres de las tres jóvenes se lee a Mauricio Anglés su declaración en que afirma haber oído una conversación entre Miguel Ricart, Antonio y Ricardo Anglés, en que decían que habían enterrado una moto robada en el paraje de la Romana, por lo que Mauricio de ello sacaba la deducción de la posibilidad de haberse desenterrado la motocicleta y haber utilizado ese hoyo para la inhumación de los cadáveres, ratificándose nuevamente en ello el referido Mauricio Anglés. A su vez, se lee a Miguel Ricart sus propias declaraciones en las que manifiesta haberse abierto el hoyo el mismo día en que fueron asesinadas las jóvenes lo que también ratifica negando la versión de Mauricio, y negando además que la moto robada hubiera sido nunca enterrada, ya que lo que se hizo simplemente fue camuflarla con matorrales.
En tercer lugar, respecto a la disponibilidad del arma utilizada en los hechos con anterioridad al acaecimiento de los mismos se lee a Mauricio Anglés su declaración de que la pistola se la entregó a Antonio Anglés y a Miguel Ricart en un permiso penitenciario de aquel y que desde entonces indistintamente Antonio y Miguel la utilizaron, a lo que Mauricio Anglés manifiesta que rectifica en el sentido de que la pistola se la entregó a su hermano Antonio sin estar presente Miguel Ricart y que solo sabe que en dos atracos dicha pistola fue usada por el referido Ricart, sin que en el resto del tiempo sepa si efectivamente este utilizaba o podía disponer o no de dicha arma. Por su parte Miguel Ricart reconoce ser cierto lo declarado por Mauricio Anglés en este sentido.
En cuarto lugar, se lee a Mauricio Anglés el punto de su declaración en que afirma, en que en un viaje hacia Liria Antonio Anglés y Miguel Ricart hicieron un comentario relativo a que podían coger unas chavalas y tenerlas unos días para pasarlo bien y violarlas, ante lo cual el referido Mauricio Anglés rectifica en el sentido de que ese comentario lo hizo exclusivamente Antonio Anglés dirigiéndose a Miguel Ricart, pero este último no contestó o por lo menos no hizo ningún comentario asintiendo a ello. A su vez, se lee a Miguel Ricart sus declaraciones relativas a esa misma cuestión en las que afirma que ese mismo comentario en alguna ocasión lo había hecho Antonio Anglés con su hermano Mauricio, en lo cual se ratifica; por contra Mauricio Anglés niega en este acto haber hecho nunca el referido comentario.
En quinto lugar, se lee a Miguel Ricart la declaración prestada en marzo del 93, en el punto en que afirmaba que el arma utilizada fue escondida en el mismo paraje de La Romana, junto al camino, y bajo unas hierbas, y que unos días después subió a dicho lugar con Mauricio Anglés para recoger el arma y utilizarla en el atraco de Buñol, manifestación esta que se le hace ver que coincide con lo declarado por Mauricio Anglés en la declaración prestada ante este juzgado; y a continuación se le lee lo declarado por Miguel Ricart, ante el juez de Manzanares, en fecha 3-9-93, en la que manifiesta que el arma fue escondida detrás de la caseta de Alborache. Ante esta contradicción Miguel Ricart manifiesta que la verdad, es que escondió el arma en Alborache siendo falso lo otro, y por tanto siendo falso que hubiese ido nunca con Mauricio Anglés a recoger el arma, sin que pueda explicar como es posible que el referido Mauricio Anglés haya también declarado que subió con él al paraje de La Romana a por el arma si esto no ocurrió nunca ni el referido Mauricio tenía conocimiento de lo declarado por Ricart en marzo del 93; no obstante, Miguel Ricart si que reconoce que alguna otra vez hubiera podido subir con Mauricio al paraje de La Romana a recoger el arma, si bien no recuerda si sería antes o después de lo de Alcácer.
En sexto lugar, leída la declaración de Miguel Ricart prestada en fecha de septiembre del presente año, en el punto en que manifiesta en que con anterioridad a los hechos aquí instruidos no había subido nunca hasta la caseta de Llombay, rectifica en el sentido de que sí que había subido dos o tres veces, pero niega haber estado allí viviendo o pernoctando algunos días o temporadas, si bien si que es cierto que algunas veces estuvo con Antonio Anglés pasando temporadas y pernoctando en una tienda de campaña que plantaron por la misma zona de Llombay, pero más abajo de la caseta. Por su parte, se le lee a Mauricio Anglés, la parte de la declaración en que afirma, que Miguel Ricart subía muy frecuentemente a la caseta de Llombay y se ratifica en ello, manifestando que en la tienda de campaña estuvo viviendo solo su hermano Antonio pero que cuando con él estuvo también Miguel Ricart donde pernoctaban era en la caseta y no en la tienda de campaña.
En séptimo lugar, se lee a Miguel Ricart, el punto de su declaración prestada ante el juzgado de Manzanares, en que manifiesta que la madre de los Anglés, Neusa Martins, tenía conocimiento de los hechos y que obtuvo del banco un préstamo de dos millones que entregó a Antonio para que huyese, en lo cual se ratifica salvo, negando, que Neusa Martins, tuviese conocimiento de los hechos, sino que lo único que sabe es que un día la acompañó el declarante a Neusa a una entidad bancaria donde ésta sacó dos millones de pesetas, y que ese mismo día en la casa de los Anglés, Neusa le dio a su hijo Antonio el dinero, aunque el declarante ignora la razón de porqué le dio el dinero, aunque en cualquier caso esto ocurrió antes de que se descubriese la posible participación de Antonio Anglés en los hechos; además, también hace constar que al banco fueron también Kelly, y el novio de ésta, y fueron con un Renault-5 blanco propio de este último. Se lee a su vez a Mauricio Anglés su declaración relativa a este mismo punto, y se ratifica íntegramente en ella aclarando que su madre le entregó el dinero a Antonio aunque no sabe exactamente porqué razón, suponiendo que para que se lo guardara.
A incitación del letrado de la Asociación Clara Campoamor sobre las circunstancias concretas de la participación de Mauricio Anglés en los hechos aquí instruidos, dirigida a Miguel Ricart, por este se manifiesta que recuerda que el rapto de las niñas tuvo lugar después de haber cenado en un restaurante chino por cuanto dos días antes, es cuando realizaron el atraco a un banco de Buñol; y asimismo manifiesta que no recuerda casi nada de lo que sucedió ya que esa noche estaba borracho perdido y no veía nada por la "gayorza" que llevaba. Por el señor Juez se considera inútil y declara impertinente el que por el letrado se le recuerde a Miguel Ricart cada una de las circunstancias concretas manifestadas por él en las anteriores declaraciones sobre la participación de Mauricio Anglés por cuanto ello ya ha sido debidamente intentado suficientemente en el punto primero de este careo sin que se haya conseguido entonces ningún resultado positivo.
Y encontrándola conforme la firma con S.S. y los presentes doy fe.
El "enfrentamiento" entre Miguel Ricart y Mauricio Anglés no aportó absolutamente nada para conocer la verdad de lo ocurrido aquel fatídico viernes 13 de noviembre.
Tres días después de producirse este careo, el 15 de noviembre de 1994, el juez de Alzira remite el siguiente escrito al Presidente de la Audiencia Provincial de Valencia:
Dirijo a VI el presente con objeto de notificarle que en el día de la fecha se ha concluido el SUMARIO ORDINARIO DE ESTE JUZGADO NÚMERO 1/93-A por delitos de asesinatos, violación, rapto, inhumación ilegal y tenencia ilícita de armas, contra ANTONIO ANGLÉS MARTINS Y MIGUEL RICART TÁRREGA, lo que comunico a los efectos oportunos.
El juez Bort tenía claro que ya estaba todo investigado y había decidido cerrar el sumario y que se juzgara a Miguel Ricart.
El 12 de diciembre, el fiscal jefe mostró "su conformidad con el auto de conclusión e interesa la apertura de Juicio Oral". Y ese mismo día, puesto que había renunciado Joaquín Comins, nombraron a Vicente Quilis Veintimilla nuevo defensor de Miguel Ricart.
Como era de esperar, la decisión del juez Bort resultó tremendamente polémica y los medios de comunicación volvieron a hacerse eco del llamado "Caso Alcácer". Por ello, los tres magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia que iban a juzgar a Ricart, "echaron una reprimenda" a los abogados:
"Ante las recientes noticias publicadas en radio y prensa escrita sobre las últimas incidencias del trámite de la presente causa, recuérdese a las partes y profesionales intervinientes -bajo apercibimiento de incurrir en las responsabilidades disciplinarias y penales legalmente previstas- que la obligación de guardar el secreto sumarial todavía se encuentra vigente, en tanto que el juicio oral aun no ha sido abierto".
Había que guardar silencio.
Sin embargo, el abogado de las familias y un de las acusaciones populares iban a manifestar su disconformidad con la conclusión del Sumario. Para ellos, aun quedaban varias líneas de investigación abiertas y, sobre todo, faltaban los "informes de los pelos".
Curiosamente, Miguel Ricart tampoco tenía prisa por ser juzgado, ya que el 29 de diciembre manifestó lo siguiente:
"Que el declarante está de acuerdo con la prolongación de su situación de Prisión Provisional hasta el límite de cuatro años".
Finalmente, el 19 de enero de 1.995, los magistrados d la Sección Segunda, "dadas las petiiones efectuadas por las partes acusadoras particular y popular":
"Acuerda revocar el auto de conclusión del sumario acordado por el Instructor, con objeto de que se practiquen las siguientes diligencias:
1.- Declaración de Ricardo Anglés sobre la fosa en la que primitivamente se ocultó una motocicleta.
2.- Emisión por el Instituto Nacional de Toxicología de los informes pendientes sobre ADN relativos a los pelos.
3.- Acabada esta diligencia, envío de las muestras indubitadas de los pelos de Roberto Anglés, Miguel Ricart, Luis Rivera Gallardo, Joaquín Mauricio Anglés, Ramón Antonio Losa Raga y José Miguel Martínez Cana, al profesor Frontela de Sevilla para la realización de los análisis con relación a las muestras que ya obran en su poder".
El Sumario continuaba abierto.