El sábado, 30 de enero, el cielo amaneció gris y encapotado en Alcácer. Hacía frío. Sin embargo, más de 40.000 personas se congregaron aquella mañana en el pequeño pueblo valenciano para dar el último adiós a Miriam, Toñi y Desirée.
Desde primera hora, larguísimas colas esperaban para entrar a la capilla ardiente situada en el Ayuntamiento. Allí, los padres, los familiares, formaban un todo con los féretros, un doloroso cuadro estático expuesto al público.
A mediodía se celebró el funeral, oficiado por el arzobispo de Valencia, monseñor García-Gascó, durante el cual se leyó un telegrama del Papa Juan Pablo II: "El Santo Padre se siente vivamente apenado tras conocerse la dolorosa noticia del asesinato de las niñas de Alcácer y ofrece sufragios por el eterno descanso de las víctimas de esta injustificable violencia y ruega a vuestra excelencia que transmita su sentido pésame a los familiares, junto con expresiones de afecto y cercanía en esta hora de dolor".
Después, los féretros fueron conducidos a hombros hasta el cementerio municipal, separado unos 800 metros de la iglesia. Sin embargo, el cortejo tardó más de tres horas en recorrer esa corta distancia, que separa el mundo de los vivos del de los muertos. La pesadumbre, la congoja y las lágrimas fueron los acompañantes. Después de más de dos días gritando venganza y justicia, el pueblo se había callado. Ni un grito. Nada. Miles de sollozos apagados, el rumor del viento y el "clic" de las cámaras.
Luego fue todo muy rápido. Mientras se desataba una espiral de gritos espeluznantes y los familiares se abrazaban para poderse mantener en pie, los ataúdes fueron introducidos en los nichos 16, 20 y 24, las tres juntas...
Fue una impresionante manifestación de duelo popular que se recordará durante mucho tiempo en toda España.
Mientras miles de personas daban el último adiós a las niñas y el dolor se adueñaba de las calles de Alcácer, Enrique Anglés y Miguel Ricart, los presuntos asesinos, fueron introducidos en dos vehículos camuflados de la Guardia Civil y trasladados al Palacio de Justicia de la capital valenciana, para ser puestos a disposición del juez. En realidad, tendrían que haberlos llevado a los juzgados de Alcira, donde esperaban más de un centenar de periodistas, pero para evitar precisamente a los medios de comunicación, se decidió que el juez de Alcira, José Luis Bort, se trasladara a la sede de la Audiencia en Valencia capital, para tomar las declaraciones.
El primero en ser llamado por el juez fue Enrique Anglés, mientras Ricart permanecía en los calabozos del llamado Palacio de Justicia.
DECLARACIÓN DEL DETENIDO ENRIQUE ANGLÉS MARTINS
En Valencia, a 30 de Enero de 1.993.
Ante el Juez de Instrucción y de mí, el Secretario Judicial, comparece la persona arriba identificada, presente el Letrado D. Joaquín Comins Tello (turno de oficio)...
Estando presente el Ilmo. Sr. Fiscal Jefe Don Enrique Beltrán y el médico forense de Alzira Don Francisco Ros Plaza.
Interrogado por Su Señoría, MANIFIESTA lo siguiente:
Leída que le es la declaración prestada ante la Guardia Civil se ratifica en la misma haciendo las siguientes aclaraciones o rectificaciones:
Que respecto a su manifestación de que el año pasado fue tratado en La Fe por tratamiento por la cabeza, aunque no lo puede precisar bien, cree que no fue en el año 1992 sino anteriormente hace dos o tres años.
Que en relación a lo contestado de que Antonio, Roberto y El Rubio llevaron a su casa varios frascos de miel y un bote con abejas, recuerda que ese día hacía calor si bien el declarante llevaba puesto un suéter de manga larga, por lo que es posible que se tratara de los meses de octubre o noviembre.
Preguntado por Su Señoría, manifiesta el declarante que no padece ni ha padecido enfermedades en el pito y sabe que su hermano Antonio si que las ha tenido desde hace varios años, recordando que una vez el declarante acompañó a su referido hermano a Valencia a un centro sanitario, que no recuerda exactamente cual es, pero que es de color rojo y que se encuentra en una avenida con árboles, así como que también hará aproximadamente un mes le comentó su hermano Antonio que tenía la mencionada enfermedad y que no sabía si a causa de ello podría hacer o no con una prostituta.
Que su hermano Antonio le pedía el carnet de identidad al declarante y se lo quedaba de forma que varias veces tuvo que hacerse el declarante nuevos documentos de identidad, que Antonio le volvió a pedir, de manera que el declarante lleva bastante tiempo sin la referida documentación. A este respecto recuerda que en una ocasión Antonio le dijo que hiciera constar, a efectos de un nuevo carnet de identidad, como fecha de nacimiento del declarante la propia de Antonio. El declarante nació el día 5 de mayo de 1.969 mientras que su hermano no recuerda muy bien su fecha de nacimiento sino que lo único que sabe que tiene unos tres años más.
Su hermano Antonio estuvo en la cárcel y que salió de ella, si bien no sabe el declarante si era en relación a un permiso, aunque sabe que tenía que volver a la cárcel y no lo hizo, de modo que desde entonces vivía en temporadas en casa y otras más largas.
Cree haber oído a su hermano que se iba a alguna casa por la montaña sin que pueda concretar más, así como también a veces éste se iba con su amigo "El Rubio" llevándose entonces un saco de dormir cada uno, así como también se llevaron una tienda de campaña.
Que "El Rubio" desde hace unos dos o tres años vive en la casa del declarante, cuando no se va con Antonio fuera, el hecho de vivir en su casa es porque es amigo de su hermano y cree que el padre de "El Rubio" lo tiró de casa.
Cree que su hermano Antonio cuando desaparecieron las niñas de Alcàsser no estaba en casa con exactitud, si bien cree recordar que el referido Antonio estuvo en la cárcel hasta las pasadas Navidades del año 92 en el que le dieron un permiso y es entonces cuando no volvió a regresar a prisión.
Que desde que ocurrió la desaparición de las niñas de Alcàsser el declarante nunca oyó a su hermano y a "El Rubio" no les oyó nada en relación con dichas niñas, ni recuerda tampoco que desde entonces el referido Antonio y "El Rubio" estuvieran más nerviosos o asustados, si bien le parece que en estos últimos meses los citados se iban fuera de casa con más frecuencia y en periodos de mayor duración.
En cuanto al coche 127 de su hermano Antonio cree recordar que hace más de un año que lo llevó al desgüace de la Torre y que después sabe que Antonio, "El Rubio" o los dos tenían un coche con el que se iban a la montaña pues así lo oyó varias veces a los mismos; además, en una ocasión su otro hermano Ricardo le dijo al declarante que había visto a su hermano Antonio conduciendo un coche nuevo.
En cuanto a su hermano Roberto se encuentra ingresado en prisión donde ingresó hace varias semanas, viviendo antes en la casa del declarante. No sabe la edad de Roberto si bien es bastante más joven que el declarante. Cuando estaba libre Roberto cree que se llevaba bien con su hermano Antonio y con "El Rubio", pero no recuerda que se fuera con ellos a la montaña. Hace varios meses, hacia el verano del 92 Roberto tenía una moto de color amarillo pero que cree que por entonces la debió vender.
Que hará varios años su hermano Antonio, en broma le enseñó una pistola y se la puso en la sien al declarante si bien desde entonces ya no la ha vuelto a ver el declarante dicha arma ni sabe de ella, así como tampoco sabe como la adquirió su hermano y su finalidad. Y que hace varias semanas a raíz que el declarante denunciase a su hermano Roberto por un robo en Mercadona, Antonio con gesto amenazante le dijo al declarante que si se chivaba a la Policía de algo de él lo pasaría mal, diciéndole además que hacía unos días le había puesto Antonio también una pistola en la cabeza a su otro hermano Ricardo, obligándole a que le pidiera perdón de rodillas por haber denunciado éste que el referido Antonio tenía atada a una mujer.
Que solo una vez, la que aparece mencionada en la declaración contenida en el atestado, solo esta vez Antonio trajo miel procedente de panales de abejas de la montaña.
A preguntas del Sr. Fiscal contesta que la discoteca Loro que contiene su declaración está en la carretera yendo hacia Venta Cabrera es un edificio de una sola planta aislado y que no recuerda el color de la pintura de la fachada, pero en cualquier caso la ocasión en que fue a la referida discoteca ocurrió hace varios años.
Rectifica no obstante el declarante al ponerse en conocimiento de que la referida motocicleta fue sustraída en 14 del mes de junio del 92, rectifica en el sentido que es posible que fuera en el verano del 92 cuando Antonio y el declarante fueran a la discoteca Loro.
Que conoce el declarante a Francisco Partera Zafra, el que tiene el apodo del "Fran", que es amigo de Antonio y que sabe que ha habido algo entre los dos en relación al cambio de titularidad de un coche, si bien no sabe precisar más al respecto ignorando si Antonio tiene o ha tenido documentación propia del referido Francisco Partera.
En cuanto al carnet de identidad del declarante, en el que se puso la fecha de nacimiento de Antonio, continúa teniéndolo el referido Antonio sin que se lo haya devuelto al declarante.
A preguntas del Sr. Letrado en relación al tratamiento en relación de la cabeza prescrito al declarante lo continúa siguiendo en la fecha actual de forma continuada. Que como ya ha declarado, su hermano Antonio es una persona violenta de modo que el declarante ha sentido y en este momento tiene miedo de decir algo que pudiera perjudicar a Antonio. Habiendo tenido en alguna ocasión actitudes amenazantes con el declarante.
Que Antonio no es drogadicto ni alcohólico mientras que a Roberto y "El Rubio" el declarante los ha visto algunas veces tragar humo con un tubito "polvo" calentado sobre un papel de plata.
Terminada la presente leída y hallada conforme la firman todos los presentes de lo que doy fe.
Nada más terminar su declaración, Enrique Anglés fue puesto en libertad sin ningún tipo de cargos. El juez Bort, en contra de la opinión de la Guardia Civil -ya que de lo contrario no se entendería que ésta no le hubiera puesto en libertad y le hubiera mantenido encerrado durante tres días en un calabozo- consideró que Enrique Anglés no había tenido nada que ver con los asesinatos de Miriam, Toñi y Desirée.
Esa misma noche, ante los periodistas, Enrique negó conocer cualquier dato sobre el triple crimen. "Siempre he ido solo. Me tenían como una oveja negra, y siempre estaban amenazándome". Y justificó su anterior detención por exhibicionismo, ya que "en aquella ocasión me detuvieron desnudo en la calle porque me amenazaron con un destornillador y me obligaron a salir desnudo de casa".
Enrique Anglés también afirmó que los interrogatorios en el cuartel de Patraix transcurrieron con violencia y que fue maltratado, según publicó el diario "El Mundo":
"Estuvieron pegándome toda la noche. También me pusieron una bolsa de plástico en la cabeza. Tuve que morderla para no asfixiarme, y me daban bofetadas. He tenido que mentir, he tenido que decir que aquella noche íbamos "El Rubio", Antonio, Roberto y yo. Luego, uno de los policías me rompió el labio de un puñetazo".
Igualmente, en declaraciones a Onda Cero Radio, hizo una sorprendente manifestación:
"Mi hermano y su amigo Antonio Martínez son las personas buscadas por la Policía".
¿Quién era Antonio Martínez? ¿Era el tercer sospechoso al que hacían referencia varias autoridades? Diversos medios de comunicación hicieron referencia a él tan solo con las iniciales A.M.T. y lo definían "como un hombre de 50 años y pelo canoso, al que la investigación policial le atribuye una destacada participación en el triple crimen".
Además, Enrique Anglés manifestó que:
"La noche que fue detenido por la Guardia Civil, en el domicilio se encontraban también su hermano Antonio y otra persona de unos 50 años y el pelo canoso, que atrancaron la puerta y huyeron después por una ventana al advertir la presencia de los agentes".
Para terminar de complicarlo, también ese mismo día, el Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Francisco Granados, declaró:
"Yo lo estoy viendo así, ya como en un juicio asentado que uno de los dos detenidos es autor de las muertes y quizá nos llevemos una sorpresa, porque no lo va a ser. Luego si estamos partiendo de la base de lo que dijo ayer el ministro del Interior, de que al menos son dos pero no se descarta la posibilidad de que sean tres y uno de los que hay en prisión no lo es o no puede serlo, significa que hay dos fuera".
El máximo responsable de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad en la Comunidad Valenciana, y por lo tanto responsable de la fuga de Antonio Anglés, había dejado claro que estaban buscando a un tercer implicado en los asesinatos.
Tras un breve descanso, esposado y entre dos guardias civiles vestidos de paisano, apareció Miguel Ricart por primera vez ante el juez Bort.
DECLARACIÓN DEL DETENIDO MIGUEL RICART TÁRREGA
En Valencia, a 30 de Enero de 1.993.
Ante el Juez de Instrucción y de mí, el Secretario Judicial, comparece la persona arriba identificada, presente el Letrado don Joaquín Comins Tello (turno de oficio) previamente informado el declarante de sus derechos constitucionales...
Están presentes el Ilmo. Sr. Fiscal Jefe don Enrique Beltrán y el médico forense del Juzgado de Instrucción Uno y Diez de Valencia don Santiago Rincón Velázquez.
Está presente el médico forense de Alzira don Francisco Ros Plaza.
Interrogado por Su Señoría, MANIFIESTA lo siguiente:
Leída que le son las tres declaraciones prestadas ante la Policía Judicial de la Guardia Civil por el declarante y contenidas en el atestado, manifiesta que se ratifica íntegramente en las practicadas en el día 29 de enero del presente año, negando consiguientemente todo lo que en las dos actas anteriores puedan estar en contradicción con aquella.
-Que desde el verano de 1.992 reside el declarante en la casa de la familia Anglés Martins sito en Catarroja C/ Camí Real 101-4 y ello por la gran amistad que le une con Roberto Anglés, si bien desde entonces aproximadamente comenzó a tener mayor relación con Antonio Anglés con el que comenzó a salir tanto de discotecas y esparcimiento, como yendo a las casetas de montaña de Llombay y Alborache y de Villamarchante.
-Que las referidas casetas son la de Villamarchante una estación abandonada y las otras dos casas de campo, todas ellas en ruinas sin puertas y con libre acceso a su interior por cualquiera. Que las referidas casetas fueron utilizadas por Antonio, el que a veces dejaba ropa u otros objetos personales, las cuales se encontraban en parajes bastantes retirados y poco frecuentados de modo que no solían otras personas acudir a ellas ni notaron nunca en falta los citados objetos que allí solían dejar.
-Que Antonio al no haber regresado al Centro Penitenciario y habiendo quebrantado la condena estuvo viviendo en forma continuada en la casa de Llombay si bien pasado este tiempo comenzó a acudir también al domicilio de Catarroja, de forma que por lo general los fines de semana solía estar en Catarroja y el resto de la semana lo pasaba en cualquiera de las tres casas de campo reseñadas, alternando entre unas y otras sin ninguna razón u orden especial. Asimismo el declarante también aproximadamente desde el verano último se encontraba en Busca y Captura, por lo que desde entonces y hasta hoy el declarante seguía a Antonio y vivía con él ahí donde se encontraba, tanto si se iban a las casetas como si bajaban a Catarroja a la casa de Antonio.
-Que el vehículo Opel Corsa matrícula V-7757-BJ es propiedad del declarante quien lo compró de segunda mano sobre el mes de agosto del año 92 si bien no llegó a hacerse el cambio de titularidad del mismo, comprándolo por medio del periódico "Trajín" a una persona cuyo nombre no recuerda pero cree que es de Mislata y pagando por él la cantidad de 300.000 pesetas. El referido vehículo es de color blanco y con dos puertas delanteras más la del maletero.
-Que el Seat ronda que se cita en la declaración obtenida en el atestado, es propiedad de Antonio Anglés si bien éste lo compró a nombre de Francisco Partera utilizando para ello el documento nacional de identidad de éste, en el que colocando una fotografía de Antonio se sacó una fotocopia en la que parecía que la foto del referido documento es la de Antonio. Que Francisco Partera es amigo de Antonio y es drogadicto, habiéndole dejado el citado documento nacional de identidad a Antonio para que pudiera practicar la superposición fotocopia referida a cambio de recibir unas papeletas de heroína. Que el mencionado Seat Ronda es de color azul de tono ni muy claro ni muy oscuro.
-Que Antonio Anglés tiene en Catarroja el apodo o sobrenombre de "Asukiki" y que además desde el mes de septiembre aproximadamente de 1.992 comenzó a utilizar el nombre de Rubén en todo tipo de relaciones y situaciones, hasta el punto de decirle al declarante que le llamase Rubén y no Antonio, y así lo hizo el declarante a partir de entonces. Sabe también el declarante que Antonio tiene un carnet de identidad de formato nuevo, si bien no sabe que nombre aparece en el mismo, ya que si bien Antonio le enseñó el documento no le permitió que pudiera ver el nombre, ya que no se fiaba ni siquiera de él.
-Que el día de los hechos, viernes, estuvieron comiendo en casa de Antonio en Catarroja y sobre las siete y media u ocho de la tarde salieron de casa con ánimo de ir de fiesta a alguna discoteca. En este sentido el declarante y Antonio tenían por costumbre ir a las Discotecas "Arabesco" en la carretera de Ademuz término de Paterna, "Cancela" de Sueca y otra de Turis cuyo nombre no recuerda en este momento. Sin embargo, esa tarde Antonio le comentó de ir a la discoteca "Coolor" de Picassent donde había mucha marcha, decidiendo ir a la misma. El trayecto lo hicieron en el Opel Corsa del declarante siendo conducido por él mismo.
-El declarante sabía que Antonio tenía un arma, que solía por lo general tener escondida en la caseta de Alborache, no siendo muy frecuente que la bajase a Catarroja, si bien a veces lo hacía pues alguna vez se la había visto en la habitación. Que el día de los hechos el declarante ignoraba que Antonio llevase encima el arma, la que portaba enfundada a la espalda en el pantalón, tal y como pudo apercibirse posteriormente. Igualmente ignora el declarante la razón por la que Antonio ese día quiso llevar el arma encima, si bien alguna vez Antonio había manifestado que si la Guardia Civil le daba el alto él se liaría a tiros pues la libertad era muy bonita. En el trayecto hacia Picassent conducía el referido Opel Corsa el propio declarante y circulando por el interior de Picassent, a la altura aproximadamente del parque y ermita que hay en la travesía, vieron a tres chicas que hacían autostop las que son las mismas que aparecen en las fotografías que se le exhiben y que son reconocidas, acordándose por Su Señoría la unión a autos de las referidas fotografías. En ese momento Antonio le dijo al declarante que había unas chicas haciendo autostop y que parase, lo que así hizo el declarante. Una vez detenidos Antonio les preguntó a las jóvenes si iban a la discoteca "Coolor", respondiendo las mismas afirmativamente por lo que bajó Antonio del vehículo y adelantando el asiento del mismo, entraron las tres jóvenes en el asiento trasero y volviendo Antonio a hacerlo en el delantero derecho.
Que durante los hechos referidos, en el vehículo del declarante y antes que subieran las jóvenes iban únicamente él y Antonio, sin que fueran acompañados por ninguna otra persona ni en el referido vehículo ni en otro diferente.
-Una vez que reiniciaron a marcha y antes de la discoteca "Coolor" Antonio acercándose al declarante y en voz baja le dijo que no parase y que se irían a tomar algo por ahí contestando el declarante que vale, por lo que al llegar a la altura de la discoteca continuó la marcha en lugar de parar, ante lo cual las jóvenes que iban detrás preguntaron porque no paraban, contestando Antonio que iban a recoger una cosa, a lo que las referidas jóvenes estuvieron conformes si no estaba muy lejos, diciéndoles Antonio que no, ya que vivía en una urbanización situada poco después de la discoteca. Ante esta respuesta de Antonio el declarante se quedó mosqueado, ya que no concordaba la decisión de ir a tomar algo con la mentira procedida por Antonio. Que una vez pasadas las urbanizaciones y dándose cuenta las chicas que no era cierto lo que se le había dicho, empezaron a protestar y es entonces cuando Antonio sacó el arma y tirando de carro las amenazó. Entonces una de ellas, sin que pueda el declarante precisar cual, comenzó a gritar, llevando entonces Antonio a girarse hacia atrás, arrodillarse en su asiento y cogiendo la pistola por la culata pero teniendo el cañón próximo y paralelo al dedo meñique y apuntando hacia el codo, golpeó así con el arma a una de las chicas, sin que pueda precisar cual de ellas, aunque en cualquier caso está seguro que no fue la que se encontraba sentada detrás del declarante que era Desirée, debiendo ser pues, Miriam que debía encontrarse en el centro o Antonia que debía encontrarse detrás del asiento de Antonio, posiciones éstas dos últimas que si bien no recuerda con exactitud, las supone por el hecho de que posteriormente en bajar por la puerta derecha del vehículo fue Antonia. No obstante recuerda ahora el declarante que al bajar del vehículo era Antonia la que le salía un poco de sangre por la boca, por lo que supone que debió ser a ella a quien Antonio pegó en la boca. No obstante el declarante cree que a consecuencia de dicho golpe no se le debieron romper algunos dientes a Antonia o por lo menos el declarante no se apercibió de ello. Después de pegar el golpe con el arma, tal como se ha relatado, Antonio dejó la misma en su asiento y con la mano y en un estado de gran excitación empezó a pegar bofetadas en las caras y cachetes en las cabezas, supone de las tres jóvenes, al mismo tiempo les gritaba y ordenaba que se callaran, consiguiendo que se callaran de forma que a partir de entonces solo se les oyó llorar a las tres en voz baja. Entre tanto el declarante no dijo ni hizo nada, continuando conduciendo a su velocidad normal de unos ochenta kilómetros por hora, y ello porque estaba completamente atemorizado de lo que pudiese hacer Antonio, ya que conociendo su carácter agresivo pensaba que era capaz Antonio de dispararle por el solo hecho de que intentara defender a las jóvenes.
-Después de ocurrido lo anterior, el declarante continuó circulando, existiendo total silencio hasta que llegando el cruce de Venta Cabrera Antonio le dijo al declarante que girase hacia la izquierda, que es la carretera que va a Montserrat y Real de Montroy obedeciendo el declarante y continuando el trayecto por Montserrat, Montroy y Real hasta llegar a la altura de Catadau, todo ello en total silencio y sin que hubiera habido una orden o decisión por parte de alguien sobre el lugar de destino o finalidad perseguida, hasta que al llegar al cruce de la carretera de Carlet con la carretera de Catadau en la que Antonio le dijo al declarante que girase a la derecha y cogiera un camino de tierra que allí había, circulando por el durante unos cinco o diez minutos a unos cuarenta kilómetros por hora aproximadamente, hasta que al llegar a una especie de fábrica Antonio le dijo que parase allí, lo que así hizo el declarante arrimándose a los muros de la referida fábrica.
-Hace constar el declarante que durante el trayecto que ha sido referido inmediatamente después de que Antonio abofeteara y pegara a las tres jóvenes, el mismo Antonio sacando de la guantera del coche una especie de gasa que era del mismo Antonio y que él utilizaba para esconderse un tatuaje que tiene en el brazo, procedió a atarles las manos a Antonia y a Miriam, continuando para ello en la misma posición de estar arrodillado sobre su asiento y vuelto y mirando hacia el asiento trasero, suponiendo el declarante que debía utilizar Antonio el lanzador que Antonio siempre llevaba consigo enfundado en el pantalón e ignorando el declarante la razón por la que Antonio no atara también a Desirée. Precisa a este respecto que Antonio ató a las mencionadas Antonia y Miriam dejándoles las manos por delante.
-Precisa también el declarante que después de pasar la discoteca "Coolor" y la urbanización mencionada por Antonio, las tres jóvenes pidieron y gritaron que parasen y las dejasen bajar y dejasen tranquilas y fue por eso por lo que Antonio comenzó a golpearlas tal y como se ha relatado ya.
-Una vez estaban detenidos en la mencionada fábrica bajó Antonio del vehículo, adelantó su asiento y cogiendo por el brazo a Antonia le dijo que bajara a lo que ésta en principio parecía que se resistía diciéndole que no le hiciera nada, ante lo cual Antonio la sacó por la fuerza y una vez los dos fuera del coche se la llevó hacia la parte de los árboles, continuándola cogiéndola y llevándola mientras ésta le decía que no le hiciera nada y que no diría nada, en tanto que Antonio le ordenaba que se callara si bien no cree el declarante, por lo menos no lo vio, que en estos momentos Antonio le pegara a Antonia, sino que únicamente la arrastraba pero estando andando los dos, hasta que en un determinado momento el declarante ya no pudo ver a los que se habían ido, ya que las luces del coche estaban apagadas y en el paraje no había luz artificial y sólo había un poco de luna, sino que después también dejó de oír por razón de la lejanía a los que se habían ido, precisando a este respecto que Antonio no llevaba ninguna linterna ni ningún instrumento de luz. Y cuando Antonio bajo del coche el arma no se encontraba ya en el asiento ni el declarante la vio en el vehículo, por lo que supone que Antonio después de terminar de atar a las jóvenes se la debió volver a guardar y por tanto al salir del coche la llevaría consigo.
-Durante el tiempo que pasó hasta que Antonio volvió al vehículo, en que debieron pasar unos diez minutos aproximadamente, el declarante continuó sentado en su asiento mientras Desirée y Miriam permanecían también detrás preguntándole qué pasaba y que iba a hacer y pidiéndole que las dejase marchar, a lo que el declarante les dijo que no y que suponía que no iba a pasar nada, sino que Antonio debía estar cabreado, encontrándose en ese momento el declarante en un estado de bloqueo por el miedo que tenía y que en estos momentos sigue teniendo a lo que Antonio le pueda hacer.
-Una vez que volvió Antonio lo hizo sólo, sin la compañía de Antonia, y volviendo a entrar en el coche por la portezuela del acompañante le dijo a Miriam que estaba en el centro y le dijo que le acompañara, que su amiga Antonia estaba mal o le había pasado algo, al mismo tiempo que la cogía por el brazo y la sacaba sin que recuerde el declarante que la referida Miriam pusiera resistencia, lo que si sabe es que estaba asustada y sacándola del coche se la llevó por la misma dirección que había tomado anteriormente con Antonia, si bien antes de ello Antonio cogió de la guantera que se halla en la puerta derecha del coche un objeto que el declarante no vio, así como cogió las llaves del coche que estaban puestas en el contacto y dirigiéndose a la parte trasera del vehículo abrió el maletero y sacó otro objeto de allí, suponiendo que se llevaría unos alicates que allí se encontraban y cree también una linterna de petaca que también se encontraba allí y una vez cogido esto Antonio volvió a dejar las llaves del coche puestas en el contacto, todo lo cual tuvo lugar antes de que como ya se ha referido que le dijera a Miriam que saliera, la cogiera y se la llevara por la misma dirección que anteriormente con Antonia, haciendo esto también a oscuras sin utilizar la linterna, hasta que en un momento determinado el declarante dejó de ver y oír a Antonio y Miriam.
-Una vez que Antonio y Miriam habían salido, el declarante le dijo a Desirée que pasara al asiento delantero para no estar tan sola, lo que así hizo ésta pasando entre los dos respaldos del asiento delantero, preguntándole Desirée que es lo que iba a hacer y que iba a pasar, dado que el otro ya se había llevado a sus dos amigas, a lo que el declarante contestó que no le iba a hacer nada, lo que si que hizo cuando pasó al asiento delantero la cogió del brazo para que no pudiera huir y debieron estar aproximadamente un cuarto de hora en el que así sentados Desirée le preguntaba si le iban a hacer algo y porqué su amigo les había pegado y el declarante intentaba calmarla diciéndole que él no les iba a hacer nada, hasta que el declarante empezó a hacer proposiciones a Desirée de mantener relaciones sexuales, así como a hacerle tocamientos ante lo que ésta no contestaba y no aparentó ofrecer excesiva resistencia, debido supone el declarante al temor que tendría la misma de que le pegara o le hiciera alguna maldad. A continuación el declarante bajó el respaldo del asiento donde estaba Desirée, para dejarlo en posición horizontal, le bajó a Desirée los pantalones y las bragas y le subió el suéter o le desabrochó la camisa y le subió el sujetador por encima de los pechos, para a continuación el declarante bajarse los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos, montarse encima de Desirée e introducirle el pene por vía vaginal, notando entonces que Desirée se quejaba como que la penetración le estaba haciendo daño y continuó la relación sexual en esa forma durante aproximadamente quince minutos, hasta que el declarante procedió por propia voluntad a extraer su miembro para eyacular fuera de la vagina. Durante todo este tiempo Desirée permaneció absolutamente inmovilizada y bloqueada, supone por el miedo que sentía de forma que el declarante no necesitó sujetarla; no obstante, al principio y como reacción que sintió por la penetración, Desirée le decía que le dolía al mismo tiempo que con las manos intentaba apartar al declarante. Que para conseguir penetrarla el declarante le levantó un poco las piernas a Desirée.
-Una vez el declarante eyaculó, regresó nuevamente a su asiento y subió el asiento de Desirée, mientras ésta se subía las bragas y los pantalones y se bajaba el sujetador y abrochaba la camisa sin poder recordar exactamente si la Desirée se hiciera un nudo con el borde de su camisa, y cogiendo el declarante con su mano derecha la mano izquierda de Desirée, encendió el declarante con la otra mano encendió la radio y así estuvieron los dos sentados oyendo música y estando Desirée absolutamente inmovilizada y sin decir nada hasta que tres horas o cuatro horas después regresó Antonio.
-En la relación sexual el declarante no usó preservativo ya que no tenía ninguno, y por esa razón es por lo que eyaculó fuera de la vagina, haciéndolo entre los dos asientos del vehículo, por donde se encuentra el freno de mano, limpiando después la superficie donde se había derramado el semen con un trapo viejo que llevaba en el coche, trapo éste que ya no tiene y que se imagina que lo debió tirar cuando estuvo sucio. No recuerda el declarante que Desirée se limpiara a su vez después de la relación sexual.
-Una vez llegó Antonio, abrió la puerta derecha del coche cogió a Desirée la sacó y se la llevó, mientras que el declarante le decía joder no has tenido bastante con dos, a lo que Antonio le dijo que se callara y que eso no iba con él. El declarante en ese momento suponía habría tenido acceso carnal con Antonia y Miriam, así como también que algo les habría hecho ya que no habían regresado ninguna.
-El declarante continuó dentro del vehículo unos quince minutos hasta que ya muy nervioso salió fuera, quedándose en las cercanías del coche, si bien tenía curiosidad por saber que estaba pasando donde estaba Antonio, el miedo a que éste le hiciera algo si desobedecía la orden era superior y por ello no se atrevió a acercarse más a Antonio. Estando fuera el declarante oía como de lejos Antonio gritaba a Desirée, si bien no podía apreciar en que consistían esos gritos, así como también oía gritar a Desirée de forma aterradora como si le estuviesen causando fortísimos dolores. Que al oír estos gritos el declarante ya pudo suponerse donde se encontrarían Antonio y Desirée, si bien no los veía ya que estaban en un campo de algarrobos, el que tal como pudo apreciar después al retirar los cuerpos, era un campo trabajado y limpio de hierbas.
-Que unos quince minutos después que el declarante había salido del vehículo, oyó tres disparos que procedían del lugar donde se encontraba Antonio, debiendo mediar entre cada uno de los disparos un periodo de unos cinco segundos, y sin que inmediatamente antes ni durante los disparos oyera ningún grito procedente de las tres jóvenes.
-Rectifica el declarante que el tiempo transcurrido desde que Antonio se llevó a Desirée hasta que se oyeron los disparos fueron unos quince minutos, de los cuales pasó dentro del coche cinco minutos aproximadamente.
-Al oír los disparos el declarante se quedó inmovilizado dado el cariz que había cogido los acontecimientos, si bien inmediatamente se fue hasta donde estaba Antonio y al llegar allí éste le dijo si te chivas a la Guardia Civil te mato. Al llegar al sitio el declarante se encontró a Antonio de espaldas a él con la pistola en la mano y con el brazo caído y a continuación de Antonio los tres cuerpos de Desirée, Miriam y Antonia, tumbados en el suelo con las cabezas próximas hacia donde se encontraba, con una separación entre ellas de medio metro una, en sentido perpendicular a la dirección en la que avanzaba el declarante y las otras dos con una cierta inclinación oblicua, recordando únicamente que la que se encontraba más a la derecha estaba de lado y llevaba el pelo largo, no recordando la posición que pudieran tener las otras dos. La que se encontraba ladeada tenía la ropa puesta en tanto que las otras dos estaban con los pantalones y bragas bajados y con el resto del cuerpo desnudos. También recuerda que ninguno de los tres cuerpos aparecía con las manos atadas en el momento que los vio. Supone el declarante que la joven del pelo largo que aparecía de lado y vestida debía ser Desirée, ya que recuerda que después al vestir a las otras dos les pusieron sendos suéter mientras que Desirée lo que llevaba era una camisa.
-Inmediatamente Antonio le dijo al declarante deprisa vamos a vestirlas, procediendo el declarante a subir las bragas y pantalones de las dos que los tenían bajados, mientras Antonio les colocaba los suéteres, no recordando el declarante si les puso o no los sujetadores. No obstante antes de que Antonio le dijera de vestirlas, el mismo Antonio debió poner los tres cadáveres boca arriba ya que cuando comenzaron a vestirlas se encontraban así.
-En el momento que procedieron a vestirlas recuerda el declarante que los cuerpos aparecían con tierra pegada, al menos la parte de las piernas que es la que recuerda el declarante, así como también recuerda la sensación de que había muchísima sangre en los cuerpos. En cualquier caso recuerda que en las piernas la sangre se localizaba en la parte interna de los muslos, y supone que la parte superior de los cuerpos también habría mucha sangre ya que Antonio, que fue quien se encargó de vestirlas por arriba, también resultó con muchas manchas en su ropa.
-El declarante no recuerda que después de muertas volvieran a atar las manos a los cadáveres y tampoco vio que pudiera haber por allí alguna cuerda o elemento similar, si bien si que recuerda que posteriormente, cuando procedieron a trasladar los cadáveres hacia el coche, los brazos no colgaban, por lo que supone que deberían llevar las manos atadas y que en algún momento anterior Antonio debió hacer las ataduras.
Se suspende este acto aproximadamente una hora, siendo las ocho y media de la tarde.
Se reanuda a las doce de la noche.
-Una vez vestidos los cadáveres Antonio le dice al declarante que se vaya al coche a ponerlo en marcha, lo que así hace dándole la vuelta para poder regresar, tardando Antonio varios minutos en volver al coche y debiendo ser las cuatro de la madrugada aproximadamente al reanudar la marcha. De allí se dirigieron a la casa de Alborache a recoger el pico y una azada para el enterramiento de los cuerpos, habiendo tardado una media hora en llegar a la referida casa. De Alborache, después de recoger los dos objetos citados, se fueron a la casa de Llombay para recoger dos trozos de moquetas que Antonio tenía en la referida casa, habiendo tardado más de una hora para llegar desde Alborache a Llombay, de forma que debían ser sobre las seis de la madrugada cuando una vez cargada la moqueta volvieron a salir nuevamente hacia el lugar donde se encontraban los cadáveres, tardando unos veinte minutos o media hora para llegar hasta allí. El declarante pudo dejar el coche a unos cien metros aproximadamente de donde estaban los cadáveres, bajando Antonio que se dirigió hacia el lugar donde estaban éstos, en tanto que el declarante quitó la bandeja trasera del vehículo, plegó y abatió los asientos traseros y extendiendo en la superficie trasera del coche el trozo de moqueta más grande de los dos que habían cogido, hecho lo cual el declarante cogió el otro trozo de moqueta y acudió a reunirse con Antonio. A continuación extendieron uno de los cadáveres sobre la moqueta y utilizando ésta en forma de camilla lo trasladaron en el coche donde la depositaron sobre la parte trasera del mismo y así sucesivamente hasta cargar los tres cadáveres.
-Calcula el declarante que desde la fábrica vieja hasta el punto donde se encontraban los cadáveres debía de haber unos ciento cincuenta metros.
-Que fue Antonio, durante el trayecto hacia Alborache, a quién se le ocurrió ir a Llombay a recoger las moquetas de forma que una sirviera para transportar los cadáveres como camilla y otra para extenderla en el coche para que no se manchara éste.
-Una vez que volvieron al lugar donde estaban los cadáveres, el declarante ya recordaba el acceso a donde estaban los cadáveres, de forma que Antonio no le dijo por donde debía entrar. Asimismo esta segunda vez no llegaron hasta la fábrica, ya que un poco antes de la misma cogieron una bajada que permitía llegar con el coche a una distancia más cercana a los cadáveres.
-Una vez cargados los cadáveres Antonio le dijo que iba a conducir él, sentándose el declarante en el asiento al lado del conductor, iniciando la marcha sin saber el declarante donde iba a Antonio a enterrar los cadáveres.
-Durante el trayecto el declarante estuvo adormilado, incluso llegó a dormirse, sin que llegara a tener conciencia del tiempo que estuvieron circulando aunque si se apercibió que debían ir por caminos muy malos pues el coche tenía mucho movimiento. Cuando Antonio paró el coche era aún de noche y el declarante no conocía el paraje donde se encontraba. Una vez que bajaron cogieron el pico y la azada y estuvieron buscando sitio idóneo para cavar la fosa, hasta que poco después Antonio decidió el lugar donde lo realizaron poniéndose a cavar los dos, lo que debieron tardar unos tres cuartos de hora. Una vez abierta la fosa volvieron al coche y procedieron a trasladar los cuerpos hasta allá, en la misma forma anterior de transportarlos uno a uno cargados en la moqueta utilizada como camilla. No puede precisar el declarante si cada vez que trasladaban un cadáver lo metían en la fosa o si los dejaban al borde de la misma para una vez los tres allí meterlos ordenadamente. Lo que sí recuerda es que los cadáveres se colocaron apilados uno encima de otro y que después de haberse hecho esto, Antonio cogió del coche la moqueta y la llevó hacia la fosa suponiendo el declarante que la metería dentro de ella. A continuación mientras Antonio procedió a cubrir la fosa de tierra, el declarante volvió al coche para poner los asientos en su sitio, colocar la bandeja y limpiar las posibles manchas que se podían haber producido Una vez hecho esto, el declarante se fue hacia la caseta de Llombay que estaría a unos trescientos metros de allí, tal como momentos antes se lo había indicado Antonio. El declarante ignora que es lo que Antonio pudiera enterrar en la fosa, así como cualquier otros objetos que pudiera llevar hasta allí, ignorando la existencia en la fosa o en sus proximidades de ningún tubo de tinte de pelo, de laca, de vídeojuegos, prismáticos, un guante grande y los demás objetos que resultaron hallados en la diligencia del levantamiento, así como también ignora la procedencia, la finalidad y razón de las dos trancas y de las piedras envueltas en una camiseta enrolladas, que también fueron encontradas en el interior de la fosa.
-El declarante se fue como se ha dicho a la caseta a cambiarse de ropa, poniéndose un chándal viejo que se encontraba allí y colocando toda la ropa que llevaba en una bolsa de plástico. Al poco tiempo llegó Antonio a la misma caseta e hizo lo mismo de quitarse la ropa y ponerse otro chándal y colocando aquella en la misma bolsa mencionada. Cuando el declarante fue a la caseta de Llombay estaba ya clareando el día y cuando después de cambiarse de ropa los dos se marcharon de la caseta era ya de día.
-Después de coger otra vez el vehículo se dirigieron a la caseta de Alborache, donde Antonio después de engrasar el arma la escondió en su escondite habitual situado detrás de la caseta, así como bajaron y dejaron también allí el pico y la azada que llevaban en el coche.
-De Alborache se fueron a Buñol a un vertedero donde suelen quemar desperdicios, donde tiraron la bolsa de la ropa a una hoguera que había allí, marchándose a Catarroja donde Antonio dejó al declarante en su casa mientras que Antonio se volvía a marchar con el coche del declarante.
-Hace constar el declarante que para la práctica del atestado se le ha cortado con su consentimiento trozos de pelo tanto de la cabeza como del pubis.
A preguntas del Sr. Fiscal manifiesta que después de muertas las jóvenes y vestidas, Antonio golpeó los cadáveres con una tranca que se imagina que debía encontrarse por allí, ya que el declarante no recuerda que la llevase en el coche y dicha tranca debía tener unos ochenta centímetros de longitud. Asimismo después de muertas y vestidas Antonio clavó su lanzador sobre uno de los cadáveres, lanzándolo sobre él, no sabiendo el declarante las veces que lo lanzó.
Reconoce como suyos los alicates que le son mostrados y que aparecen en el atestado.
Cuando Antonio se llevó a Antonia y a Miriam se las llevó estando las mismas atadas por delante.
Que durante los meses en que Antonio estuvo viviendo en la caseta de Llombay después de quebrantar la condena, estaba allí desenganchándose de la droga su hermano Roberto, así como también estuvo allí su otro hermano Ricardo que es quién se encargaba de traerles la comida.
Que Antonio conocía muy bien el contorno de la caseta de Llombay y del lugar del enterramiento teniendo además mucha afición a ver las abejas y las colmenas.
Que en las casetas de Llombay los tres hermanos dormían sobre dos colchones cada uno en un saco de dormir.
Que el declarante ha visto la película "Instinto básico" no recordando cuando, aunque fue recién estrenada y pudiendo haber sido en el verano del 92 y fue a verla con un hermano de Antonio, con Mauricio, si bien ignora si fue Antonio o no a verla.
A preguntas del Sr. Letrado manifiesta que era la primera vez que subían a auto-estopistas y que el hecho de parar fue a petición de Antonio. Que cuando iba a mantener relaciones sexuales con Desirée él le desabrochó la camisa sin que tuviera para ello que forzarla o romperla. No son drogadictos ni el declarante ni Antonio así como tampoco ninguno de los dos habían consumido alcohol sino únicamente el declarante había tomado medio Rohipnol.
Terminada la presente leída y hallada conforme la firman todos los presentes detrás de Su Señoría, de lo que doy fe.
Miguel Ricart había tenido la oportunidad de denunciar ante el juez, los malos tratos a los que decía haber sido sometido en el cuartel de Patraix y, además, haber proclamado su inocencia. Sin embargo, no hizo ni lo uno ni lo otro. ¿Por qué?
Años después, el propio Miguel Ricart lo explicaba así ante un Tribunal, compuesto por tres magistrados:
"Cuando fui a declarar al Juzgado tuve amenazas contra mi hija, para que mantuviera las declaraciones. Eso me obligó a no decir nada al juez ni a nadie. Además, no tuve asesoramiento de abogado, ni antes, ni durante, ni después.
Que en la declaración en la audiencia, ya lo creo que habían guardias civiles, pero no de uniforme.
Que estaban los que me sometieron a torturas.
Que no dije que había estado sometido a tortura porque tenía miedo que le hicieran daño a mi hija.
Que me dijeron que hiciera lo que ellos me dijesen o que a mi hija le podía suceder lo mismo que a las niñas de Alcácer, eso me lo dijo, la Guardia Civil".
Lo cierto es que la "confesión" de Miguel Ricart llevó al juez Bort, a las dos de la madrugada del 31 de enero, a tomar la siguiente resolución:
"Por la propia declaración prestada a presencia judicial por el detenido D. Miguel Ricart Tárrega, además de las otras diligencias sumariales practicadas hasta el momento, resultan indicios racionales suficientes para estimar que él mismo pudiera ser responsable de al menos tres delitos de rapto, uno de violación y tres de inhumaciones ilegales.
Por ello, acuerdo decretar la prisión provisional, comunicada y sin fianza de Miguel Ricart Tárrega."