Durante la noche del 27 de enero de 1993, el día que fueron hallados los cadáveres de las tres niñas, un "ruido de sables" se escuchó en el cuartel de la Guardia Civil de Patraix, en Valencia. Los miembros de la U.C.O. (la Unidad Central Operativa), llegados expresamente desde Madrid por orden del ministro del Interior para hacerse cargo de la búsqueda de Miriam, Toñi y Desirée, consideraban una afrenta personal el que no se les hubiera comunicado el hallazgo de los cadáveres y ser los últimos en enterarse. Este hecho llegó a provocar un importante altercado y, a decir de alguno de los presentes, que incluso alguien llegara a desenfundar su arma reglamentaria.
Además, sus protestas por el comportamiento de sus compañeros de Valencia no eran nuevas. En varias ocasiones, los miembros de la U.C.O. se habían quejado de las dificultades que el capitán Ibáñez, el jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil en la capital valenciana, les ponía para investigar y así se lo habían comunicado a Fernando García, el padre de Miriam. "Puerta que cierra el capitán Ibáñez, puerta que no abre ni Dios".
Lo cierto es que aquella noche los teléfonos entre Madrid y Valencia echaban humo. El ministro del Interior, D. José Luis Corcuera; el Secretario de Estado para la Seguridad, D. Rafael Vera; el Director General de la Guardia Civil, D. Luis Roldán; y el Jefe de la U.C.O., el teniente coronel Carrascosa, mantenían sus líneas de teléfono abiertas con Valencia, bien con el Cuartel de Patraix, bien con la Delegación del Gobierno. Todos querían saber los máximos detalles del trágico hallazgo, estar permanentemente informados de los avances de la investigación y, también, conocer qué había pasado para que los miembros de la U.C.O. no hubieran estado en el levantamiento de los cuerpos, ni en la primera inspección que se hizo por los alrededores de la fosa.
Nunca se han conocido las explicaciones que les dieron desde Valencia, pero no debieron ser demasiado convincentes. Por ello, y para limar al máximo las asperezas, desde el ministerio del Interior se decidió que fueran los especialistas de Madrid, los miembros de la U.C.O., los que dirigieran la inspección ocular que iba a realizarse a la mañana siguiente en la fosa y sus alrededores. Además, para evitar suspicacias, en el mismo grupo habría también miembros del Cuerpo Nacional de Policía y dos representantes de la Guardia Civil de Valencia.
A primera hora de la mañana del día siguiente al hallazgo de los cuerpos de Miriam, Toñi y Desirée, un grupo de 10 investigadores se desplazó hasta la fosa para realizar, a lo largo de cuatro días, un minucioso reconocimiento del lugar y sus alrededores. Un arduo y delicado trabajo que reflejaron en el siguiente documento:
ACTA DE INSPECCIÓN OCULAR
En el Barranco de la Romana, término municipal de Tous (Valencia), lugar del hallazgo de los cuerpos, a las nueve y cuarto de la mañana del día 28 de Enero de 1.993, se extiende la presente Acta para hacer constar que por los Agentes... pertenecientes a la Unidad Central Operativa del Servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, en unión del Inspector Jefe de la Brigada Central de Policía Judicial, del Inspector de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valencia con carnet profesional número..., del agente con D.N.I. número... perteneciente al Grupo de Policía Judicial de la III Zona de la guardia Civil, y del agente con D.N.I. número... perteneciente a la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la 311ª Comandancia de la Guardia Civil, se ha procedido a efectuar una minuciosa inspección ocular de la fosa donde aparecieron los cadáveres, así como de los alrededores de la misma y de otras zonas que pudiesen tener relación con los hechos, habiendo sido encontrados los siguientes efectos:
EN EL INTERIOR DE LA FOSA Y ALREDEDORES
PROCESO DE BÚSQUEDA Y EXAMEN: Ha consistido en la minuciosa y detallada observación de la superficie tanto de la fosa, como del terreno de sus alrededores, efectuándose a continuación un cribado de la tierra extraída del interior de la fosa y un detallado examen de los objetos depositados en la criba. Por último, se ha excavado tanto en el interior de la fosa, como en el terreno adyacente, procediendo, así mismo, al cribado de la tierra removida y al examen de los efectos depositados durante este proceso, habiendo sido halladas las siguientes muestras:
MUESTRA 1-F: Cartucho, sin percutir, marca GECO, calibre 9 milímetros corto. Hallado en el interior de la fosa, en el extremo opuesto al que aparecieron los cuerpos, y enterrado a una profundidad entre 3 y 7 centímetros bajo el suelo de la fosa.
MUESTRA 2-F: Muestra de tierra obtenida del interior de la fosa, para su examen.
MUESTRA 3-F: Dos cuerdas de fibra sintética de color negro, presentando un lazo con nudo corredizo cada una, y encontrándose una de ellas cortada por el lazo. Encontradas en el interior de la fosa.
MUESTRA 4-F: Cuerda de fibra sintética de color negro, presentando un lazo doble, con nudo fijo. En el extremo del lazo opuesto al nudo, se observan manchas, al parecer de óxido. La cuerda está cortada en su extremo, estando deshilachada una longitud de 17 centímetros desde el extremo cortado. Fue encontrada en el interior de a fosa.
MUESTRA 5-F: Vértebra, al parecer humana, encontrada en el interior de la fosa.
MUESTRA 6-F: Dos huesos, al parecer falanges, encontrados en el interior de la fosa.
MUESTRA 7-F: Trozo de papel, con inscripciones ilegibles, con tierra. Encontrado en el interior de la fosa.
MUESTRA 8-F: Vértebra, al parecer humana, encontrada en el interior de la fosa.
MUESTRA 9-F: Restos de tejido, encontrados en el interior de la fosa.
MUESTRA 10-F: Restos de fibra, encontrados en el interior de la fosa.
MUESTRA 11-F: Pelos recogidos en el interior de la fosa.
MUESTRA 12-F: Dos muestras, al parecer fragmentos de huesos, recogidos en el interior de la fosa.
MUESTRA 13-F: Trozo de metal, recogido en el interior de la fosa.
MUESTRA 14-F: Restos de papel o tejido, encontrados en el interior de la fosa.
Los hallazgos realizados en el interior de la fosa resultaban sorprendentes. En primer lugar era tremendamente llamativo que hubieran aparecido dos vértebras de la columna vertebral y dos falanges, pertenecientes a alguno de los dedos, supuestamente de las víctimas. Y hay que decir supuestamente, porque en su informe de autopsia, los seis médicos forenses en ningún momento hacen mención a que estos huesos encontrados en el interior de la fosa, le faltara a ninguno de los cadáveres. Sólo había dos posibilidades: que los forenses no hubieran hecho bien su trabajo o que estos huesos no pertenecieran a las niñas. Pero, si los huesos eran de alguno de los cuerpos resultaba difícil entender cómo habían aparecido enterrados en la fosa más profundamente que los cadáveres. Además, resultaba casi imposible explicarse cómo habían llegado hasta esa profundidad, dado que los cadáveres habían sido depositados encima de una alfombra, y si alguno de estos huesos se hubiera desprendido por cualquier causa, lo normal es que se hubiera quedado encima de esa alfombra y hubiera aparecido en el momento del desenterramiento. Lo inexplicable era que los huesos hubieran atravesado "mágicamente" esa alfombra y se hubieran enterrado a más profundidad.
También llamaba poderosamente la atención que los investigadores hubieran encontrado "un cartucho sin percutir", es decir, una bala entera sin disparar, enterrada igualmente en la fosa. Además, sorprendía que en este caso en el Acta se hiciera constar la profundidad a la que había aparecido, "entre 3 y 7 centímetros bajo el suelo de la fosa". Inexplicablemente, los demás restos y objetos encontrados en el interior de la fosa, incluidos los huesos, nunca se ha sabido a que profundidad aparecieron, porque los investigadores no dejaron constancia de ello. Unicamente en la bala. Curioso.
Asimismo, resultaba sorprendente que de las 14 muestras halladas en el interior de la fosa, la única que se fotografió, y por dos veces, fue la bala. El resto de los hallazgos: 4 huesos, 3 cuerdas, un trozo de papel, un trozo de metal, restos de tejido y fibras, y los pelos, no merecieron una sola fotografía de Francisco Blanca, el único miembro de la 311ª Comandancia de la Guardia Civil de Valencia que participó en la Inspección Ocular, el único que dependía directamente de las órdenes del capitán Ibáñez y que fue el encargado de realizar el reportaje fotográfico.
El Acta continuaba relacionando los hallazgos de los alrededores de la fosa:
MUESTRA 15-F: Tierra recogida de los alrededores de la fosa.
MUESTRA 16-F: Restos de fibra textil y otra fibra sintética, posible moqueta, encontrados a la derecha de la fosa, situándose de espaldas a la misma.
MUESTRA 17-F: Cabo de vela, con la mecha quemada, situado a una distancia de entre 2 y 3 metros del borde de la fosa más próximo al camino.
MUESTRA 18-F: Piedra con manchas, al parecer de sangre recogida a una distancia de entre 20 y 30 centímetros, a la derecha, mirando desde el camino, de la muestra anterior.
MUESTRA 19-F: Bandolera de material plástico, de color gris, con un mosquetón en cada extremo, recogida a una distancia aproximada de 3 metros de la fosa, en dirección al barranco.
MUESTRA 20-F: Dos trozos de madera de 65 x 6 x 7 centímetros, y 60 x 9 x 2 centímetros, recogidos en el borde la fosa, presumiblemente procedentes del interior de ésta.
MUESTRA 21-F: Trozo de materia ósea, sin determinar, recogido en los alrededores de la fosa.
Igualmente, tampoco se realizó ninguna fotografía de estos objetos. Pero, lo más llamativo era que los investigadores hubieran encontrado en el borde de la fosa los dos trozos de madera que, la tarde anterior, habían sido desenterrados junto con los tres cadáveres. Nadie se podía explicar como los guardias civiles que participaron en el levantamiento se habían dejado "olvidados" los "dos trozos de madera" aparecidos en el interior de la fosa y que el juez les había ordenado custodiar. Todos los investigadores que participaron en esta inspección de la fosa, los miembros de la U.C.O. y los inspectores jefes de Policía, se llevaron las manos a la cabeza al comprobar como los hombres del capitán Ibáñez se habían podido "olvidar" pruebas que podían ser importantísimas, ya que los policías judiciales saben la importancia que tiene cualquier objeto que haya sido enterrado por un asesino junto a sus víctimas. Pero, sin duda era un detalle sintomático de cómo se había realizado el levantamiento de los cuerpos.
Tampoco nadie podía explicarse cómo era posible que ninguno de los miembros de la Benemérita, que estuvieron el día anterior en la fosa, no hubieran visto una "bandolera de plástico" que estaba a tan solo tres metros de la fosa.
Pero, además, había otro detalle sorprendente: ¿Cómo era posible que "en los alrededores de la fosa" apareciera un trozo de materia ósea, es decir, un trozo de hueso? ¿También se les había "olvidado" recogerlo el día anterior? ¿Pertenecía a las víctimas?
El Acta continuaba relatando los trabajos de inspección realizados:
De la meseta donde se encuentra la fosa parte una vereda que conduce a una caseta situada al fondo del barranco, a unos 500 metros de distancia de la fosa. En dicho camino se recogieron los siguientes efectos:
MUESTRA 1-H: Carcasa de motocicleta, al parecer de todo terreno y de pequeña cilindrada, de color negro, con dos listas doradas y entre ambas una franja roja a cada lado.
MUESTRA 2-H: Restos de cera derretida, recogidos en el camino, a unos 300 metros de la fosa, en dirección a la caseta.
Los investigadores encontraron, en el camino que conducía desde la fosa hasta la caseta, unas gotas de cera derretida, lo que unido al "cabo de vela con la mecha quemada" hallado en el borde de la tumba de las niñas, aparentaba que los asesinos podían haber utilizado velas. Pero, ¿cuándo y para qué?
Según había "confesado" Miguel Ricart, ellos habían usado linternas, que fueron encontradas por la Guardia Civil en los registros del Opel Corsa y el Seat Ronda. Desgraciadamente, éste iba a ser un nuevo misterio que se iba a quedar para siempre sin resolver.
La redacción del Acta continuaba explicando los hallazgos realizados:
El camino anteriormente descrito termina en una pequeña explanada, en la que se halla una caseta que se encuentra totalmente derruida; el camino continúa hasta otra caseta situada en un plano más inferior (Situación en el croquis Punto 5)
Esta caseta, vista desde el interior, es de planta cuadrangular, con tejado a dos aguas, y consta de planta baja y una buhardilla. A la izquierda, mirando a la fachada principal, se encuentra un pequeño establo semiderruido.
Dicha casa solamente presenta un acceso en la planta baja, careciendo de puerta; el quicio del acceso está pintado de color azul-añil.
Una vez en el interior se observa que existen dos habitáculos. El principal tiene forma de L invertida, observándose en el brazo más corto un hogar con chimenea y al fondo a la izquierda, una escalera por la que se accede a la buhardilla. Todas las paredes de esta estancia están llenas de pintadas en las que aparecen diferentes nombres, apodos, fechas y lugares.
En la pared situada a l derecha de la entrada, existe una inscripción realizada, al parecer, con un punzón u objeto similar, en la que se lee "RObERTO - CATAROJA"
La otra habitación existente en la planta, de pequeñas dimensiones, y a la que se accede a través de una puerta a la que le falta la mitad inferior, está situada a la derecha de la entrada y llena de basura.
A través de la escalera se accede a la buhardilla, la cual se observa que presenta una pequeña ventana situada en la fachada principal, encima de la puerta de entrada a la caseta, con dos contraventanas de madera. En la parte central se observa un poste en el cual descansa la viga maestra de la edificación y una pequeña ventana en la pared del fondo. Como único mobiliario se encuentran dos colchones de espuma, uno encima de otro, teniendo funda de color azul el situado en la parte superior, y colocados junto a la pared del fondo, y próximo a éstos otro colchón tipo FLEX de mayor tamaño. Así mismo se observa una tinaja de cerámica.
Realizada una minuciosa inspección ocular del lugar se han recogido las siguientes muestras:
EN LAS PROXIMIDADES DE LA CASETA
MUESTRA 1-P: Pantalón vaquero de color azul con una pernera cortada, marca ESTROCKWEAR.
MUESTRA 2-P: Toallas con manchas de una sustancia sin determinar.
MUESTRA 3-P: Cinta de cassette, color negro, con inscripción "Curso de idiomas francés Planeta Agostini".
MUESTRA 4-P: Prismáticos tipo cartera, de color azul, marca Sports Glass 3 x 25 milímetros.
INTERIOR DE LA CASETA (PLANTA BAJA)
MUESTRA 1-B: Pantalón vaquero de color marrón, marca Zeppelin. Pantalón vaquero corto, de color granate, marca Patt.
MUESTRA 2-B: Chaqueta de chándal de color azul con franjas rojas y blancas, marca Vogel. Bañador de caballero, de color rojo, con franja blanca, verde y azul, marca Sayling West. Camiseta de manga corta, color rosa, marca Braiman.
MUESTRA 3-B: cazadora vaquera de color azul, talla 50, marca Marlboro.
MUESTRA 4-B: Cazadora de loneta, color verde oscuro, talla 50, marca Solanas.
MUESTRA 5-B: Camiseta de manga corta, color azul, con inscripción Baseball. Sudadera de color azul y negro, con la inscripción Amarras.
MUESTRA 6-B: Chaqueta de chándal, color negro con franjas amarillas marca Rasan. Pantalón vaquero azul marca Levis-Strauss.
MUESTRA 7-B: Tubo metálico, conteniendo pastillas, marca Hibitane.
MUESTRA 8-B: Restos de papel correspondientes al resguardo de una denuncia de tráfico, en la que aparece la matrícula V-5695-Y, de fecha 7 de abril de 1.992, hora 16,38, y en el apartado Datos del Conductor figura el nombre de Roberto Anglés Martins.
MUESTRA 9-B: Trozo de papel cuadriculado, con anotaciones en tinta roja.
MUESTRA 10-B: Papel cuadriculado con anotaciones, posiblemente en portugués.
MUESTRA 11-B: Envoltorio de pilas Tudor.
MUESTRA 12-B: Tijeras cromadas con la punta de las dos hojas deformadas, marca Layfa-inox.
MUESTRA 13-B: Bote de plástico blanco, con tapón dosificador en forma de cono.
MUESTRA 14-B: Dos vasos de plástico, color amarillo.
MUESTRA 15-B: Frasco de cristal, vacío, de espárragos, marca Gigante Verde.
MUESTRA 16-B: Bote de plástico, vacío, de depilatorio a la cera virgen.
MUESTRA 17-B: Botella vacía de brandy, marca Centenario.
MUESTRA 18-B: Botella vacía de brandy, marca Veterano.
MUESTRA 19-B: Raspaduras obtenidas en la pared que hace de tabique divisorio entre el habitáculo secundario y el brazo corto de la L invertida que forma el habitáculo principal, a una altura de unos 40 centímetros desde el suelo, en las que se halla una sustancia de color rojizo sin determinar.
MUESTRA 20-B: Bloc de muelle, de 11 x 7,5 centímetros, con anotaciones manuscritas.
La inspección de la planta baja de la caseta de "La Romana" demostró varias cosas. En primer lugar el desorden y la suciedad existentes, dejaban entrever que el lugar no era habitado con asiduidad, algo que también ponía de manifiesto el hecho de la caseta no tuviera puerta. Sin embargo, llamaba la atención que aparecieran tiradas por el suelo numerosas prendas de vestir, todas ellas de marca y, desde luego, caras.
Otro de los detalles importantes fue el hallazgo de un cuaderno "con anotaciones manuscritas", un "trozo de papel cuadriculado con anotaciones en tinta roja" y "un papel cuadriculado con anotaciones, posiblemente en portugués". Sin duda, podían ser pistas fundamentales para la investigación pero, inexplicablemente, nunca se ha sabido que había escrito en esos trozos de papel y en ese cuaderno, ni tan siquiera si las anotaciones eran realmente en portugués. Ni el juez, ni el fiscal, ni los abogados, han podido saber nunca qué ponía en esos escritos y, por supuesto, jamás se ha realizado ninguna prueba grafológica sobre esa escritura, ni se buscaron posibles huellas dactilares. ¿Porqué había tanto interés en que nunca se llegara a saber su contenido? ¿Qué misterio se escondía en esos papeles? ¿Quién los había escrito?
Asimismo, también apareció otro curioso papel: una multa de tráfico, de fecha 7 de abril de 1992, a nombre de Roberto Anglés Martins. Según declaró bajo juramento el Inspector Jefe del Grupo de Homicidios de la Comisaría de Valencia, el Sr. Asensio, "esos trozos de papel aparecieron excavando en el suelo". Sin embargo, tal y como se podía apreciar en las fotografías, los papeles estaban prácticamente nuevos y totalmente limpios para haber estado enterrados varios meses. Curiosamente, una vez más, uno de hermanos Anglés se dedicaba a trocear un papel con su nombre y dirección, que llevaba en el bolsillo y a abandonarlo muy cerca del lugar del enterramiento de Miriam, Toñi y Desirée.
Además, en una de las paredes de la planta baja y a una altura del suelo de 40 centímetros, los especialistas de la Guardia Civil y la Policía, observaron que había una mancha de color rojizo, del tamaño de una moneda pequeña, que podía ser sangre. Por ello, rasparon con sumo cuidado la pared y recogieron la muestra para que fuera enviada a analizar. Esta mancha iba a ser el único posible resto de sangre que los investigadores iban a encontrar en toda la caseta, y eso que se utilizaron todos los medios técnicos para comprobar en los suelos, paredes, rincones, grietas, etc. si existía el menor indicio de sangre, aunque ésta hubiera sido limpiada por los asesinos. Pero todo fue en vano. En la caseta de "La Romana" ni había, ni había habido manchas de sangre. Unicamente la supuesta gota de la pared, de la que, por supuesto, no se hizo tampoco fotografía alguna.
El documento elaborado por los investigadores después de cuatro días de trabajo, continuaba especificando los hallazgos realizados en la escalera y la planta alta de la caseta:
INTERIOR DE LA CASETA (ESCALERA)
MUESTRA 1-E: Venda tipo gasa, de color blanco.
INTERIOR DE LA CASETA (BUHARDILLA)
MUESTRA 1-S: Pelos recogidos en el colchón tipo Flex.
MUESTRA 2-S: Pelos recogidos en el colchón tipo Flex.
MUESTRA 3-S: Bufanda tubular, de color verde. Pantalón corto, tipo tenis, de color azul con rayas blancas y rojas en la cintura. Pantalón de deporte de color verde. Camisa en tonos grises. Camisa a cuadros con el cuello blanco.
MUESTRA 4-S: Venda tipo gasa, de color blanco.
MUESTRA 5-S: Calcetín de color claro.
MUESTRA 6-S: Envase de cartón de un producto cosmético de la marca Shila, en cuya parte posterior figura una lista de diferentes productos de alimentación.
MUESTRA 7-S: Billete de autobús de la empresa A.U.V.A.C.A., S.A., con número de serie A 095659.
MUESTRA 8-S: Bolígrafo con tinta azul, marca BIC.
MUESTRA 9-S: Cabo de vela, con la mecha quemada. Moneda de 1 peseta.
MUESTRA 10-S: Colillas de cigarrillos recogidas alrededor de los colchones.
MUESTRA 11-S: Colillas de cigarrillos recogidas en diferentes puntos de la buhardilla.
MUESTRA 12-S: Fibras de la funda del colchón tipo Flex.
MUESTRA 13-S: Dos paquetes de tabaco de las marcas Winston y Marlboro.
MUESTRA 14-S: Venda tipo gasa de color blanco.
MUESTRA 15-S: Venda tipo gasa de color blanco.
MUESTRA 16-S: Ampolla de cristal, vacía, con el cuello roto, de la marca Bioserum-Severance. Diferentes envases individuales de pastillas.
MUESTRA 17-S: Paquete de cigarrillos, marca Winston, vacío, en cuya parte exterior figura manuscrito "126.68.56 CASA".
MUESTRA 18-S: Pelos recogidos sobre el colchón tipo Flex.
MUESTRA 19-S: Bote metálico de conservas, con dos cabos de vela pegados en su parte superior. Uno de los cabos está casi totalmente consumido.
MUESTRA 20-S: Sábana blanca recogida sobre el colchón de espuma.
MUESTRA 21-S: Manta marrón con franjas blancas, recogida sobre el colchón tipo Flex.
MUESTRA 22-S: Pelos recogidos sobre el colchón de espuma. Trozo de espuma.
MUESTRA 23-S: Trozos de madera, recogidos del poste central de la buhardilla, en las que se aprecian manchas de color rojizo, a una altura de 165 centímetros desde el suelo de la buhardilla.
MUESTRA 24-S: Cuerda de fibra sintética, de color negro, que se encontró atada, con doble traza y nudo corredizo, en el poste central de la buhardilla, a una altura aproximada de 175 centímetros del suelo.
MUESTRA 25-S: Tres cabos de vela con la mecha quemada, encontrados junto a los colchones.
MUESTRA 26-S: Navaja cromada, con una hoja de 5,2 centímetros de longitud, la cual presenta manchas rojizas de una sustancia sin determinar.
MUESTRA 27-S: Pendiente de aro, al parecer de oro, de unos 8 milímetros de diámetro entre el cierre y el eje del mismo, encontrado en el suelo, junto a la parte trasera mirando desde la escalera, del colchón más próximo a la pared. Se encontraba a unos 10 ó 15 centímetros del mismo.
La buhardilla estaba un poco menos sucia y algo más ordenada que la planta baja. Sobre el suelo de cemento podían verse tres colchones, uno tipo Flex y dos de espuma, en los que los investigadores encontraron númerosos pelos, varios de ellos púbicos, que se recogieron para ser analizados. También se recogieron múltiples colillas, aunque éstas, sin embargo, nunca se enviaron a analizar, pese a que podría haberse averiguado -gracias al ADN de la saliva- quién había fumado esos cigarrillos.
Asimismo apareció un paquete de tabaco en el que había escrito un número de teléfono junto al que aparecía la palabra "casa". El número correspondía al domicilio de Catarroja de la familia Anglés y, desde luego, el paquete no pertenecía a Antonio, ya que él no fumaba. Desgraciadamente nunca se ha llegado a saber a quién pertenecía, ya que no se ha realizado ninguna prueba grafológica de comparación de letras para averiguarlo.
Tampoco se ha sabido nunca de qué marca eran los "diferentes envases individuales de pastillas" que, al parecer, se encontraron y que nunca se mandaron a analizar.
Lo que si enviaron a analizar fue una pequeña navaja que tenía en su hoja "manchas rojizas", que podían ser de sangre.
También apareció, junto a uno de los colchones y en el suelo, un pequeño pendiente con forma de aro. ¿Podía pertenecer a alguna de las niñas?
Sin embargo, el hallazgo más llamativo, fueron las manchas rojizas que se podían apreciar en el poste central de la buhardilla, un tronco de madera que sujetaba las vigas del tejado. Curiosamente, esa gran mancha roja estaba a una altura de algo más de metro y medio del suelo, y sobre ella había atada una cuerda de fibra, de color negro, similar a las que habían aparecido en el interior de la fosa, con la punta quemada. Estas manchas y esta cuerda hicieron suponer a los investigadores que, a lo mejor, las niñas habían estado atadas a ese poste y la mancha podría ser de sangre. Por ello, se arrancó parte de la madera del tronco para ser enviada a analizar.
Lo que nunca se hizo fue comparar la cuerda encontrada atada al poste y las aparecidas en la fosa, al igual que no se comprobó si alguna de las cuerdas encontradas en la tumba tenía la punta quemada, como la tenía la que estaba atada al tronco.
Para finalizar, los agentes anotaron en el Acta los objetos encontrados en la explanada cercana a la fosa:
El camino principal que conduce al barranco de La Romana, situado a una distancia de unos 50 metros a la izquierda de la fosa, situándose de espaldas a la misma, termina su recorrido cómodamente transitable en una pequeña explanada, en la que se han recogido los siguientes objetos:
MUESTRA 1-X: Venda de color blanco con una franja roja.
MUESTRA 2-X: Mochila de material plástico, de color azul y blanco, de la marca Tyrolia..
MUESTRA 3-X: Un pico con astil, totalmente oxidado.
MUESTRA 4-X: Botella de cristal, vacía, de color blanco.
El desarrollo de las Operaciones Técnico-Policiales efectuadas durante la Inspección Ocular reflejada en este Acta, han abarcado desde la hora y fecha consignadas al principio, hasta las ocho de la tarde del día 31 de Enero de 1.993.
Es decir, casi cinco días de arduo trabajo. Sin embargo, de forma absolutamente inexplicable, la mayor parte los hallazgos de cierta relevancia, fueron hechos durante la primera de hora de trabajo. Al menos eso es lo que pone de manifiesto la siguiente diligencia:
UNIENDO A DILIGENCIAS MUESTRAS HALLADAS
En el Barranco de La Romana, lugar del hallazgo de los cuerpos, al las 10,15 horas del día 28 de enero de 1.993 se extiende la presente diligencia para hacer constar que se ha procedido por componentes de la Unidad Central Operativa de Policía Judicial, en la fosa y en las inmediaciones de la misma a una minuciosa inspección ocular, han sido hallados los siguientes objetos:
EN UNA CASETA PRÓXIMA
- Pendiente de color aro en forma de aro.
- Navaja pequeña.
- Bloc con notas manuscritas.
EN EL INTERIOR DE LA FOSA
- Resto de materia ósea.
- Resto de ropa.
- Restos de fibras.
- Restos de pelos.
- Dos muestras conteniendo fragmentos posiblemente de huesos.
- Resto de metal.
- Resto de papel o tejido.
EN LAS PROXIMIDADES DE LA FOSA
- Un resto de vela.
- Piedra.
- Bandolera.
- Dos trozos de madera.
Y para que conste se pone por diligencia, la que es firmada por componentes de la Unidad Central Operativa, Instructor y Secretario.
Si lo que dice este documento fuera verdad, el pendiente, los huesos, los pelos, prácticamente todo lo importante ya estaba en poder del Instructor, el sargento Pablo Pizarro, a las diez y cuarto de la mañana del día 28. Sin embargo, una vez más los datos estaban falseados, algo que puso de manifiesto ante el juez, el cabo primero de la UCO Ramón Carmena:
"Que ese pendiente que figura que se encontró a las 10,15 no se encontró a las 10,15, se encontró después y figura aquí, lo que no podría decir es a que hora exacta se encontró el pendiente".
Es que resultaba absolutamente imposible, que en tan solo una hora, se hubiera podido cribar la tierra de la fosa y registrar minuciosamente la caseta de "La Romana" y sus alrededores. Pero, también resultaba difícil entender por qué la Guardia Civil cometía tantos "errores" en sus diligencias.
A raíz del hallazgo del pendiente en la buhardilla de la caseta, la Guardia Civil comenzó a plantearse la posibilidad de que perteneciera a una de las niñas.
DILIGENCIA DE COMPARACIÓN DE PENDIENTES
En Unidad Orgánica de Policía Judicial, a las doce y cinco minutos del mediodía del día 31 de enero de 1993, por los instructores citados se extiende la presente diligencia para hacer constar:
Con fecha treinta de los corrientes por el Juzgado de Instrucción número 6 de Alcira se acordó en Sumario 1/93 que, los objetos personales de las fallecidas, los que se encontraban en el Instituto Anatómico Forense donde les fue practicadas las correspondientes autopsias, le fueran entregado a la Unidad Orgánica de Policía Judicial al objeto de investigación, y que concluida la misma se entreguen a los padres de las víctimas.
PROCEDER:
Al ser recogido en la práctica de la autopsia, en la cazadora que portaba MIRIAM, un pendiente en forma de aro de color blanco, y al ser hallado en la Inspección Ocular practicada con fecha 28 de enero de 1.993, en la caseta próxima al lugar donde fueron enterrados los cuerpos, se obtiene la muestra A. Pendiente color oro en forma de aro.
Se procede a una observación visual y comparación de ambos pendientes. De la misma se desprende que son de diferente diámetro, siendo de mayor diámetro el recogido en el acto de la autopsia y que fue hallado en la cazadora de Miriam.
Se obtiene fotografía en la que se observan los dos pendientes, la que se adjunta al folio siguiente.
Y para que conste se pone por diligencias…
Era una auténtica novedad que los forenses hubieran "recogido en la práctica de la autopsia, en la cazadora que portaba Miriam, un pendiente en forma de aro de color blanco". Desde luego, si realmente había aparecido, los forenses se "olvidaron" de reseñarlo en su Informe. Algo más que difícil de entender, sobre todo teniendo en cuenta, que los seis forenses sí describieron otros tres objetos, que encontraron en el bolsillo de la cazadora, supuestamente de Miriam.
Otro de los interrogantes que planteaba el lugar donde aparecieron los cadáveres eran sus accesos. Hasta "La Romana" únicamente se podía llegar por un camino de tierra en bastante mal estado. Al menos, eso era lo que se desprendía de las declaraciones del funerario Carboneres y del forense, el doctor Ros.
Carboneres:
"Que cuando se dirigían con su vehículo hacia dicha partida le manifestó la Guardia Civil, que cambiara de vehículo dadas las condiciones del camino por el que iban a transitar. Que cuando faltaban aproximadamente de 4 a 6 kilómetros para llegar al destino verificó dicho cambio".
Dr. Ros:
"Nos dirigimos en vehículos nuestros propios hasta Llombay, y una vez llegado a Llombay nos comenta la Guardia Civil que dada la dificultad de la orografía, que dejemos los coches nuestros que no son coches adecuados y entonces subimos en jeeps de la Guardia Civil."
¿Podía un coche pequeño, un Opel Corsa, subir por ese camino con cinco personas en su interior?
La persona que mejor conocía el camino, ya que lo recorría muy a menudo, el colmenero Aquino, creía que no era posible.
Gabriel Aquino:
"Que en aquella época, depende de los que fueran dentro del coche, un coche pequeño con varios dentro yo creo que no puede, es muy difícil subir".
La Guardia Civil, para conocer la opinión de los especialistas del Cuerpo, solicitó al SEPRONA (Servicio de Protección a la Naturaleza), que realizara un estudio sobre los accesos a "La Romana".
El Informe fue elaborado por el Cabo 1º Santiago Rodríguez Valderrama y Guardia 2ª, Francisco Márquez Parra.
Estas eran sus conclusiones:
"Antiguamente, los mencionados caminos eran de mejor acceso, pero debido a las lluvias e inclemencias del tiempo, han sufrido un grave deterioro que unido a la falta de allanamiento y adecuación de los mismos, han dado lugar a que el estado de los mismos sea irregular y abrupto, resultando de difícil conducción.
No obstante a la Partida "La Romana", se puede acceder con cualquier vehículo, sin tener en cuenta los daños que se pudieran ocasionar en los bajos de los mismos, debido al arrastre de tierra por las aguas torrenciales, dejando al descubierto piedras, rocas y surcos en los caminos, haciendo dificultosa la conducción por los mismos".
Cuando el agente Márquez Parra declaró ante el juez, acerca del informe que habían realizado, lo dejó muy claro:
"Que todo el camino es dificultoso en general. Que el camino tiene sus altibajos, pronunciamiento máximo de 30 grados, es dificil la conducción para un vehículo pero no imposible.
Que a la partida de la Romana se puede acceder sin tener en cuenta los daños. Para ver si me entiende, yo con mi coche no subiría, pero con el coche de otro sí.
Que se podía subir, es dificultoso pero no imposible".
Quedaba por conocer cómo había sido la climatología en la zona, durante los 75 días que las niñas estuvieron desaparecidas.
Sin embargo, los investigadores no debieron considerar importantes estos datos y tuvo que ser el abogado de los padres de Miriam y Toñi, casi 5 años después, quién solicitara al juez que pidiera estos datos al Instituto Nacional de Meteorología.
INFORME ELABORADO POR EL CENTRO METEOROLÓGICO TERRITORIAL DE VALENCIA DE LAS CONDICIONES METEOROLÓGICAS EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 13-11-92 AL 27-1-93 EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE TOUS (PARTIDA DE "LA ROMANA").
De la información disponible por parte del INM en las fechas y lugar solicitado se desprende:
Como resumen se detectan cuatro episodios con características meteorológicas bastante marcadas.
- Del 13-11-92 al 21-12-92. Episodio seco y entre normal y ligeramente cálido.
No se registraron precipitaciones y las temperaturas medias se situaron en general entre 12 y 18 grados centígrados, globalmente normales o algo superiores a los valores normales.
- Del 22-12-92 al 29-12-92. Episodio lluvioso y frío.
Se registraron precipitaciones generales, que totalizaron cantidades de alrededor del los 150 litros por metro cuadrado y máximos en 24 horas entre 40 y 80 litros metro cuadrado. Las temperaturas medias se situaron en torno a los 10 grados, aproximadamente unos 2 grados por debajo de los valores normales.
- Del 30-12-92 al 7-1-93. Episodio seco y frío.
Ausencia de precipitaciones y temperaturas medias del orden de 6 grados, con desvío respecto a los valores normales del orden de 4 grados.
- Del 8-1-93 al 27-1-93. Episodio seco y temperaturas normales.
Según el informe, en la zona de "La Romana", de los 75 días que supuestamente estuvieron allí enterradas las tres niñas, únicamente llovió 5 días, del 23 al 27 de diciembre. Antes y después, no cayó ni una gota de agua. Por tanto, desde la última lluvia pasó exactamente un mes hasta que desenterraron los cadáveres. Un mes absolutamente seco.
En lo que hace referencia al viento, el informe aporta un dato sorprendente, ya que en la zona hubo rachas de viento de hasta 106 kilómetros por hora, es decir, casi vientos huracanados. Sin embargo, los papelitos no se volaron.