PRÓLOGO


Cuando la pluma inicia su camino,difícil tarea tiene. En manos de un genio crea belleza, plasmada en literatura poética, rimas ,versos, quizás historia universal, o tal vez el arte se transforma en conocimiento para la Humanidad.

Soy consciente que en este libro no existe nada de esto, no ha sido la intención, pero de lo que si estoy seguro es que Juan Ignacio Blanco ha puesto en él todo el conocimiento que este caso le ha aportado.Su intención , la de difundir para el conocimiento de todos la verdad más cercana a la realidad, haciendo ver con documentos la falsedad y la mentira de unos pocos.

Yo puedo dar fe que en su pluma hay verdad y ganas de seguir luchando, para que en un futuro próximo, entre todos los que creemos en el ser humano, consigamos un mundo mejor para nosotros, nuestros hijos y lo más importante las generaciones venideras. Esto es una utopía, sólo tenemos que ponernos a trabajar en ello.

No es tarea fácil, pero yo me pregunto: ¿Hay algo más importante que nuestros hijos? Y ahora afirmo: ¡Pues nos los están matando!.

En mil novecientos noventa y siete, por desgracia, han muerto varios y hay demasiados desaparecidos, al igual que en otros años.

En nuestro pais hay muchas fosas comunes , como la hallada en Castellón, en la que la que también se encontró el cadáver de un niño.¡Cuánto dolor!¡Cuánta sinrazón!.

A Dios le pido cada día fuerzas para continuar. A Miriam, Toñi y Desi, serenidad y un poco de alegría para compensar tanto sufrimiento y poder seguir sin perder el equilibrio.

Vuelvo a pediros nuevamente vuestra ayuda, no me canso. Necesito de todos los hombres y mujeres de bien para atajar a tanto asesino infame, que tiñe de luto a familias enteras para toda la vida.Pero lo más grave no es el luto, sino las vidas tan jovenes que siegan de raíz con la guadaña del placer maléfico y el dinero maldito de sangre. Con la ayuda de buenas gentes dispuestas a luchar contra esta plaga asesina, lo conseguiremos.

Tuve la suerte de conocer a Juan Ignacio, aunque en honor a la verdad os diré que en mi camino he encontrado muchas personas que han dejado huella en mí, personas que merecen mi cariño, admiración y todo mi respeto. Por ese mismo respeto no voy a nombrar a ninguna en este prólogo, ya que la lista sería muy larga y no quisiera dejarme a ninguna.Vaya mi pequeño homenaje a todas y cada una de ellas.

En ocasiones como ésta, uno quisiera ser un hombre de letras, para poder expresar con nitidez los sentimientos más profundos sobre alguien, en este caso Juan Ignacio Blanco, del cual por mucho que dijese siempre me quedaría corto, o tal vez alguien pensara que me he excedido en calificativos aduladores, por lo que sólo diré:¡ Juan Ignacio , gracias por ser como eres!

Espero que este libro os guste y os ayude a conocer mucho más la realidad de lo ocurrido desde aquel fatídico 13 de noviembre.Es la intención del autor.

Por mi parte, solamente deciros gracias y que sepáis que seguiremos estando ahí para dar luz a esta oscuridad.

De nuevo, gracias.

Fernando García, "Padre de Miriam"



INTRODUCCIÓN


Conocí a Fernando García en la sala de espera del despacho del Presidente del Consejo General del Poder Judicial, cuando yo era todavía un periodista que creía en la justicia de los hombres y Fernando un padre que confiaba en que los políticos intentarían poner soluciones a su tragedia y a la de tantos otros padres y madres.
¡Qué equivocados estábamos los dos!
Volvimos a vernos años después, esta vez en Alcácer. Yo había ido a realizar un reportaje sobre el triple crimen para la televisión y quedé impresionado con todo lo que el padre de Miriam me contó. La verdad es que no me lo podía creer. Por ello decidí ir comprobando una por una todas las informaciones, hasta llegar al convencimiento que Fernando García tenía razón. El llamado "caso Alcácer" era un enorme cúmulo de errores, ineptitudes e incapacidades que habían convertido el trágico suceso en un auténtico misterio.
A partir de entonces decidí volcar todos mis esfuerzos en colaborar con un hombre, al que se le humedecían los ojos cuando pensaba las veces que le habría llamado a gritos su hija y él no había podido hacer nada.
Mi dedicación al caso provocó que Pepe Navarro, el director del programa para el que trabajaba, me pusiera entre la espada y la pared: "Tienes que decidir: trabajar en el programa o el caso Alcácer".
La decisión fue obvia. Con la comprensión de mi mujer, que siempre me ha apoyado, me trasladé a vivir a casa de Fernando, con su familia. A partir de entonces se sucedieron los días y los meses de intenso trabajo, pero también de agresiones, insultos y amenazas. Tuve que aprender, junto a Fernando y su familia, a convivir con el miedo por mi vida y la de los míos. Pero, también, disfruté del cariño de un grupo de seres humanos excepcionales: la madre de Miriam y sus hermanos, los padres de Toñi, los padres y hermanos de Fernando García...
Fruto del trabajo realizado se consiguieron innumerables datos, indicios, sospechas y espeluznantes realidades.
Sin embargo, la intención de este libro no es descubrir los hallazgos realizados a lo largo de esas investigaciones, sino desvelar las investigaciones oficiales realizadas en torno al triple crimen de Alcácer.
Por este motivo, en la edición de esta obra se han utilizado dos tipos de letra, para diferenciar claramente el contenido de los documentos oficiales, documentos que son transcripción literal de los contenidos en el Sumario 1/93 y en el Rollo de Sala del mismo procedimiento. Igualmente, los pies de la mayor parte de las fotografías son textuales de los contenidos en las actuaciones sumariales. Por ello, quiero pedir disculpas de antemano por los errores gramaticales y de sintaxis, que se han mantenido para preservar al máximo la literalidad de los textos.
Algunas de las revelaciones y fotografías que se contienen en este libro horrorizan a cualquiera, pero debemos pensar que, sin ellas, quizá no llegaríamos nunca a ser capaces de determinar que conjunción fuerzas debieron darse para que ocurriera la tragedia. Además, del examen pormenorizado de los documentos oficiales es posible llegar a comprender, aunque sea de manera fragmentaria, un siniestro y misterioso aspecto de la naturaleza humana, que llevó a alguien a cometer los brutales asesinatos de Miriam, Toñi y Desirée. Este es, al menos, mi propósito. Cualquier interpretación errónea de los hechos es de mi entera responsabilidad
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Juan Ignacio Blanco.

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