Estrasburgo, 14 de febrero de 2000


Querida colega, querido colega:


Un número creciente de ciudadanos belgas se preguntan, desde el arresto del Sr. Dutroux, hace más de tres años, sobre la voluntad real de las autoridades competentes de ir hasta el final de lo que se ha llamado el Affaire Dutroux-Nihoul pero que en realidad concierne a una larga serie de raptos, de torturas, de violaciones y de asesinatos de niños. Estas interrogantes se revelan por demás de una manera evidente en un sondeo publicado la semana pasada (Le Monde, 1 de febrero de 2000) de donde resulta que el 72 % de los ciudadanos belgas no confía en la justicia de su país.


Por otra parte un cierto número de elementos hacen pensar que no se pueden excluir relaciones entre este asunto y un cierto número de asuntos criminales que han surgido en el escenario belga a lo largo de los últimos veinte años y sobre los cuales la justicia belga no ha podido aportar la menor luz.


Estoy personalmente convencido que este asunto, por la extrema gravedad de los crímenes que comporta, por sus múltiples implicaciones, por su duración, por el contexto de impunidad de hecho que lo rodea, debería atraer toda nuestra atención.


A estos efectos me permito hacerle llegar unas informaciones, ciertamente parciales, pero que me parece que pueden ayudar a situar este asunto en un contexto más amplio, haciendo así mas comprensible el conjunto de las disfuncionalidades que han llevado progresivamente a un verdadero entierro de la investigación.


Quedando por supuesto a su entera disposición para otras informaciones complementarias, le invito a indicarme su eventual interés a favor de una iniciativa que nuestro Parlamento pudiese tomar sobre este asunto, y, mas en general, sobre el tema del rapto y el asesinato de menores en el seno de la Unión europea.


Amistosamente,

Olivier Dupuis

odupuis@europarl.eu.int

 

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