UN CIUDAD JUÁREZ EN EL SIGLO XV
por Lara


Aquí va un poco de historia de Francia para que veamos que no hay nada nuevo bajo el sol:

Gilles de Rais nació en Francia en 1404. Hijo de Gilles de Laval, barón de Rais, nació en el seno de una de las familias más ricas de Francia.

Con 26 años fue nombrado Mariscal de Francia por el valor demostrado en la batalla de Orleans, en la que luchó codo con codo junto a Juana de Arco. También influyó en ello el hecho de que junto a Juana elevó a Carlos VII, apodado el bastardo, al trono de Francia.

Su matrimonio con Catalina de Thouards incrementó su ya inmensa fortuna, haciendo de él el hombre más rico de Francia... Nadie poseyó tantas propiedades en Francia como Gilles de Rais, ni las ha vuelto a poseer.

Gilles de Rais se quedó huérfano de padre a la edad de 11 años. Gilles de Laval tuvo una muerte horrible; fue atacado por un jabalí en una partida de caza, y el bicho le hirió en el vientre. Le llevaron a su residencia, al castillo de Champtocé, y el pobre hombre resistió unos días con las tripas fuera. Su hijo Gilles no se movió de la cabecera de su padre hasta que éste murió en medio de atroces sufrimientos.

¿Devoción paterno-filial u algo más siniestro? En el proceso que se seguiría en 1440 contra Gilles de Rais se insinúa que éste estaba fascinado por el dolor y las tremendas heridas de su padre.

Un mes después de la muerte de su padre murió su madre. Desconozco en qué circunstancias sucedió el fallecimiento de la baronesa.

El joven Gilles de 11 años se quedó bajo la tutela de su abuelo materno, Jean. Este hombre era un genio de las finanzas que aumentó la fortuma de su nieto de forma espectacular, además de mantener a su señor el Duque de Bretaña (Juan V) a raya. Él fue quien convino su matrimonio con Catalina de Thouards, una prima lejana muy rica, cuando Gilles tenía 16 años. De ese matrimonio nació una hija, Marie.

En el terreno personal, parece ser que el abuelo era un auténtico ogro, por el cual su nieto sentía auténtico pavor.

Además de la inmensa fortuna, Gilles de Rais recibió una esmeradísima educación.

Como inciso diré que los grandes héroes que liberaron Orleans de las garras inglesas eran una esquizofrénica paranoide (Juana de Arco y sus voces) y un psicópata que dejó en pañales a sus predecesores (Gilles de Rais).

Después de la muerte de su terrible abuelo y de ser nombrado Mariscal de Francia, Gilles de Rais se dedicó a dilapidar su inmensa fortuna. Por esa época es cuando empezaron las desapariciones de niños en la comarca.

Todos los desaparecidos tenían entre 8 y 17 años. Todos ellos huérfanos o hijos de campesinos y siervos, o pequeños mendigos. Niños y niñas.

Conocemos el nombre de la primera víctima, Bernard Lecamus de Douardenez , de 15 años de edad.

No sabemos con seguridad cuántos niños sacrificó este piscópata, pero en el proceso seguido contra él se habló de entre 140 y 200 niños. Otras fuentes hablan de más de 300, pero no son tan fiables. En una torre del castillo de Tiffauges se encontraron más de 40 esqueletos de pequeños, y un montón de cabezas en el castillo de Champtocé. Cuando fue detenido en Machecoul, los soldados se encontraron con el espectáculo de 50 cadáveres de niños mutilados en los sótanos de ese castillo.

Lo único bueno que se puede destacar de este personaje es que intentó desesperadamente salvar de la hoguera a Juana de Arco. Seguramente se enamoró de ella, y el hecho de ver morir a su amada secreta de una forma tan horripilante de marcó. Se cuenta que a raíz de aquello no volvió a tener una relación sexual normal con una mujer, y que poco después empezaron las desapariciones de niños.

Como decía anteriormente, las desapariciones comenzaron a raíz de que Gilles de Rais se instalara extraoficialmente en su castillo de Tiffauges, mientras su esposa e hija vivían en el de Champtocé. Los niños desaparecidos eran de las localidades cercanas; Bourgneuf, Tiffauges, Machecoul, etc.

Esta no era la única diversión de Gilles de Rais, pues organizaba lujosísimas fiestas por todos sus castillos y representaciones teatrales que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades. Empezó por las más periféricas, y a finales de 1438 sólo le quedaban unas pocas propiedades en Bretaña.

Hizo construir una iglesia dedicada a los Santos Inocentes, y su riqueza y boato hizo de esta iglesia una de las más ricas de la cristiandad. A tanto llegó el exceso que fue llamado al orden por el Papa desde Aviñón, pues se cuenta que cubrió las paredes y techos con paneles de oro puro. Y eso sin contar los ornamentos de piedras preciosas...

Los parientes lejanos de Gilles se escandalizaron por semejante despilfarro, y solicitaron protección al rey Carlos. Éste prohibió a los nobles que compraran ninguna propiedad a Gilles de Rais, pero la medida llegaba tarde; a Gilles sólo le quedaban un castillo propio, algunas tierras y dos castillos propiedad de su esposa Catalina.

Como es normal y lógico, el Duque de Bretaña y su Canciller Jean de Malestroit, el Obispo de Nantes, se saltaron esta orden y le compraron varias propiedades...

Parece ser que la preocupación por tales pérdidas hizo que el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.

Para ello tomó a su servicio a un clérigo de nombre Blanchart, iniciado en artes alquímicas, quien le presentó a un colega italiano, Prelati. Este charlatán hizo creer a Gilles que podía transmutar el plomo en oro... y postergar indefinidamente el momento en que eso sucediera.

El italiano y Blanchart iniciaron al barón en otras "artes oscuras" como la adoración al diablo y las misas negras.

Los padres de los niños desaparecidos recurrían al magistrado local o al obispo para que les ayudara a encontrar a sus hijos, todo ello con nulo resultado hasta principios de 1440, cuando Jean de Malestroit inició una investigación ordenada por el Duque de Bretaña.

¿Sensibilización ante el problema de las desapariciones? Ni muchísimo menos.

Gilles de Rais había vendido una propiedad a otro noble antes de la prohibición real, y ante la falta de resultados mostrados por la alquimia, y que satanás no le hacía ni caso, tomó por el camino de en medio; se presentó en la propiedad -St. Etiénne- y la tomó por las armas. No contento con ello torturó salvajemente al párroco de la iglesia, que dio la casualidad que era hermano menor del conde propietario de la misma...

A pesar de estar casi arruinado, Gilles era un enemigo temible y aún contaba con un numeroso ejército. Además aún era Mariscal de Francia, y siempre podía recordarle al rey Carlos el "favor" de haberle llevado al trono. Por todo esto el Duque de Bretaña se limitó a ponerle una exhorbitante multa -a sabiendas que no la podría pagar- y le ordenó devolver la propiedad de St. Etiénne. En caso de no pagar la multa sus propiedades serían confiscadas.

Naturalmente, de todo esto Gilles de Rais no hizo ni caso... Así que hubo que buscar otra solución; el Santo Oficio o Inquisición.

Gilles de Rais no era santo de la devoción del rey de Francia, pero no podía olvidar que si ocupaba esta cargo era gracias a él. Seguía siendo Mariscal de Francia y noble de nacimiento, así que era prácticamente imposible "inventarse" unos cargos de brujería para llevarle ante la Inquisición, y con algo de tortura lograr que confesara.

El maquiavélico Jean de Malestroit -obispo de Nantes- recordó la desaparición de niños y encontró la excusa perfecta para llevarle ante el Santo Oficio.

Durante la primavera y el verano de 1440 el obispo investigó los casos de desapariciones en la comarca, y presentó más de 140 testimonios ante la Inquisición. Blanchart y el sacerdote italiano fueron los principañes testigos de los cargos de adoración al diablo y herejía.

El 29 de septiembre de 1440 Gilles de Rais compareció ante el Tribunal formado por el obispo de Nantes y la Inquisición (también había un magistrado civil, pero ese ni pinchaba ni cortaba) .

Allí se le acusó de hereje, reincidente, brujo, sodomita, conjurador, espíritu malvado, adivino, asesino de inocentes, apóstata, servidor de fetiches desviado de la fe y su enemigo, además del vaticinador y maestro brujo que era y es.

Sin ser sometido a tortura (dada su posición y por deberle favores el rey) Gilles de Rais aceptó todo los cargos....

Junto a él fueron juzgados Blanchart, el sacerdote italiano y dos siniestros compinches; Poitu y Henri, encargados de secuestrar a las víctimas y hacer la limpieza después de que los niños murieran. También fue acusada una anciana proxeneta, otra de las suministradoras de víctimas al barón.

Lo que allí se oyó hiela la sangre en las venas. Para muestra un par de botones:

(He copiado de esta web lo que sigue, pues refleja fielmente lo que se declaró en el juicio) http://www.telecable.es/personales/marco.su/gilles.html

También hacía entrar en su castillo a algunos de los niños mendigos que pedían limosna frente al puente levadizo, que eran retenidos contra su voluntad por sus servidores, violados y desmembrados posteriormente. La sangre y otros restos se conservaban para propósitos mágicos.
El mismo Gilles contó en alguna ocasión como disfrutaba visitando la sala donde los chicos eran a veces colgados de unos ganchos. Al escuchar las súplicas de alguno de ellos y ver sus contorsiones, Gilles fingía horror, le cortaba las cuerdas, le cogía tiernamente en sus brazos y le secaba las lágrimas reconfortándole. Luego, una vez se había ganado la confianza del muchacho, sacaba un cuchillo y le segaba la garganta, tras lo cual violaba el cadáver.

En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre.

Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido.

A la mañana siguiente no quedaba huella ninguna de su desenfreno de la noche anterior, sus sirvientes la habían limpiado. Pidió que le trajeran la cabeza y ante ésta, se arrodilló bañado en lágrimas y prometió reformarse. Acercó sus labios a la cabeza, la besó largamente y se fue a su cama llevándola consigo y diciéndole que muy pronto se reuniría con otras cabezas tan bellas como ella...

Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.
Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico.

En octubre, Gilles aceptó voluntariamente todos los cargos que se le imputaban y confesó que había disfrutado mucho con su vicio, a veces cortando él mismo la cabeza de un niño con una daga o un cuchillo, y otras golpeando a los jóvenes hasta la muerte con un palo y besando voluptuosamente los cuerpos muertos, deleitándose sobre aquellos que tenían las cabezas más bellas y los miembros más atractivos. Afirmó ante los magistrados que su mayor placer era sentarse en sus estómagos y ver como agonizaban lentamente, y que en los cargos que se le imputaban no había intervenido nadie más que él, ni había obrado bajo la influencia de otras personas, sino que siguió el dictado de su propia imaginación con el único fin de procurarse placer y deleites carnales.

Sacado de un extracto del juicio a Gilles de Rais. Se habla de una de las últimas víctimas:

Poitu declaró que tuvieron que pasar la noche en una residencia a las afueras de Nantes. Cuando a su señor Gilles le dio la "apetencia" el que declara junto a Henri salieron a buscar entre los pequeños mendigos que dormían en las calles uno rubio y de rostro angelical que satisfaciera a su señor. Una vez encontrada la víctima adecuada, de unos 10 años, lo metieron de tapadillo en la mansión, pues el anfitrión no debía enterarse de lo que aquella noche iba a suceder.

Taparon la boca del pequeño para que sus gritos no alertaran a los que allí vivían, y atándole las muñecas con una soga lo colgaron de una de las vigas del techo. Gilles de Rais frotó su mienbro con el cuerpo del niño colgado y lo sodomizó.

Una vez terminada la aberrante copula, Poitu y Henri se llevaron al niño a las caballerizas, y allí lo asesinaron cortándole la cabeza. Para desacerse del cadáver lo arrojaron a la letrina, guardando la cabeza para su señor...

En octubre de 1440 Gilles de Rais fue condenado a morir en la hoguera. Por su condición de noble, y dado que mostró arrepentimiento de los cargos de herejía (no así de los de asesinato) primero fue colgado y su cadáver quemado en la hoguera.

Sus esbirros Poitu, Henri y la proxeneta fueron quemados directamente en la hoguera sin más trámite previo. Blanchart y el sacerdote italiano fueron condenados a cadena perpetua...

Los bienes de Gilles de Rais fueron embargados por el Duque de Bretaña para el pago de la exorbitante multa, y las familias de los niños asesinados no vieron ni un céntimo.

Necrofilia, pedofilia, sadismo mayor, asesinatos en serie... Como bien podéis ver no hay nada nuevo bajo el sol, y si se pilló a Gilles de Rais fue por otros asuntos. Si no hubiera dilapidado su fortuna y no se hubiera creado enemigos políticos (El Duque de Bretaña y su hermano, el obispo Malestroit, el Papa, e incluso el rey Carlos) hubieran seguido desapareciendo niños en la comarca hasta que Gilles de Rais hubiera muerto de muerte natural.

En aquellos acíagos días los siervos y campesinos eran poco menos que ganado para la nobleza. Por suerte para todos aquello terminó.... ¿o no? Sólo tenemos que ver lo que está pasando a nuestro alrededor.

 

Un saludo muy cordial

Lara

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