SOBRE PRUEBAS NECESARIAS Y SUFICIENTES
por Francisco de Vitoria


Un amigo del foro escribió este mensaje en respuesta a otro y hemos considerado publicarlo por su interés.


Compañero F. Por tu lenguaje infiero que eres compañero de carrera. Yo tampoco manejo bien la informática. Por eso transcribo desde un manuscrito y me cuesta trabajo seguir el teclado.


Dices que la autoinculpación de Miguel Ricart es la prueba. No dices si necesaria y suficiente. Necesaria desde luego. Prefiero un acusado que se autoinculpa a uno que no. Pero, ¿suficiente?. Espero que pienses que no. Si no es así es porque te olvidas de la carga de la prueba, columna vertebral de nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal.


En nuestra ciencia jurídica (si, ciencia) es vital la carga de la prueba. Sin ella reina el absolutismo judicial más perverso. Sin ella cualquier palurdo puede ser condenado con algo de presión policial. Lo sabes bien, conocemos los casos que estudiamos. La historia judicial está plagada de estos casos.


¿Dónde se encuentra la carga de la prueba en este caso?.


En mi parecer profesional la carga de la prueba se invirtió en este caso. Se invirtió la carga haciendo que todo el peso de la prueba recayera en el dudoso testimonio de Miguel Ricart. Se elevó a categoría de verdad absoluta lo que era una prueba más, a verificar y contradecir. Lo sabes. Es el procedimiento. Pero se pasó de tapadillo por las contrapruebas que implicaban a más personas. No se dedujo testimonio de los testigos que sabemos de sobra que mintieron pero se prefirió laissez passer.


Y no se reconstruyó el crímen en la supuesta escena del crímen. Hay demasiadas dudas razonables sobre el lugar el crímen. Sabes que lo oímos decir en debates privados de colegas antes del juicio, antes de que uno de los padres denunciara las irregularidades del sumario.


Y el curioso papel del cómplice desaparecido. En criminología es tan sospechosa la sobreabundacia como la escasez de pruebas. Ese papel en la escena del crímen es sospechoso, muy sospechoso. Lo sabes bien, has estudiado lo mismo que yo. Pero no, el juez instructor consideró erróneamente que no había lugar a reconstruir el crímen. Algo que no sucedería hoy, lo sabes. Conoces de sobra que desde la repercusión pública de este caso a los jueces de instrucción les entró miedo escénico y comenzaron a pedir como locos que policías y forenses reconstruyeran el crímen, con presencia judicial.


Los jueces de este caso no hicieron bien sus deberes, lo sabes bien. El peso específico de la fiscalía fue determinante, más que el del juez. Y de aquellos polvos, estos lodos.


Que Dios nos coja confesados a todos los profesionales de la justicia por no haber denunciado a tiempo estas malas prácticas judiciales.


un recuerdo a las familias de alguien que vive por y para la Justicia

 

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