Ultimas Noticias

Periódico
Primera
Opinión
España
Internacional
Sociedad
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Televisión
Ultima

Indice del día
Resumen semanal
Búsqueda

Información local
Madrid

EL MUNDO
 
Sábado, 6 de septiembre de 1997 EL MUNDO periodico


La noche más larga

La sentencia revela cómo Ricart, Anglés y quizá un tercero violaron y asesinaron a las niñas

G. C.

CORRESPONSAL

VALENCIA.- La sentencia del caso Alcàsser se conoció ayer, por fin, y con ella quedó despejada las principales incógnitas que rodeaban, cinco años después, las muertes de Toñi, Miriam y Desirée.

El rapto.- Miguel Ricart, acompañado presuntamente de Antonio Anglés «y de algunas otras personas más», conducía por el interior de Picassent cuando vieron cómo tres niñas hacían autostop «con la intención de llegar a la discoteca Coolor». Los ocupantes del Opel Corsa blanco se pusieron de acuerdo para recogerlas «con la finalidad de satisfacer con ellas sus deseos libidinosos». Una vez en el coche, las tres se sentaron en el asiento de atrás, pero el conductor no se detuvo en la discoteca. «El vehículo se adentró por camino vecinales y ello provocó que las niñas empezaran a gritar pidiendo auxilio». Uno de los ocupantes se giró y empezó a golpear a las niñas hasta cerrarles la boca. Cuando llegaron al paraje de La Romana, todos bajaron del automóvil y emprendieron camino hacia una caseta, en fila de a uno. «Al llegar subieron al piso alto, encendiendo una linterna de luz rojiza, y mientras Ricart sujetaba a Antonia, las otras dos niñas fueron objeto de repetidas agresiones con un palo por haberse quejado, siendo atadas a un poste».

La violación.- Después de tener a las tres niñas inmovilizadas, Ricart y los otros comenzaron a abusar de Toñi, Miriam y Desirée. «Arrojaron a Antonia y después de desnudarla (...) fue penetrada anal y vaginalmente, con posterior introducción de un palo por el ano, siendo vestida a continuación y atada al poste». Tan sólo era el principio de una noche macabra en la que las tres adolescentes sufrieron lo indecible. Seguidamente, continúa la sentencia, le tocó el turno a Desirée, violada por Ricart. El condenado, después, le sujetó las piernas para que su cómplice abusara de ella y la introdujera el palo por el ano.

Los asesinos de las niñas se tomaron un descanso tras haber castigado sexualmente a las dos niñas. Bajaron del monte hasta Catadau, donde compraron unos bocadillos, ensalada y agua. «Después de comer, Miriam fue desatada y desnudada, siendo objeto de las mismas acciones libidinosas». Los agresores decidieron dormir después de haber consumado las tres violaciones. Los gemidos de las niñas les impedían conciliar el sueño, lo que provocó que la emprendieran a golpes nuevamente con ellas, que seguían atadas.

El asesinato.- Por la mañana, las víctimas fueron trasladadas a la fosa. Ricart regresó entonces a la caseta a por la alfombra con la que querían envolver a las niñas. fue justo en ese momento cuando a Desirée le arrancaron el pezón y la aureola con unos alicates. «Las niñas, conscientes de que las iban a matar, procedieron a gritar y solicitar socorro, lo que provocó una fuerte agresión por otra persona con unas piedras enrolladas en una camiseta, utilizada a manera de onda». Después vinieron nuevas agresiones con más palos hasta que uno de los asesinos clavó dos veces un cuchillo a Desirée en la espalda. Las niñas, después de las brutales palizas que recibieron, estaban agonizantes. «Finalmente, estando Antonia tendida sobre su costado derecho, y Desirée tumbada boca abajo, y Míriam arrodillada y acurrucada (...) se procedió, por persona distinta al acusado, a disparar una pistola contra la cabeza de Antonia, no saliendo el proyectil por encasquillado del arma. Tras volver a montar la pistola, el asesino disparó sin piedad "a corta distancia" un tiro en la cabeza de cada chica».

Free Web Hosting