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Martes, 29 de julio de 1997 EL MUNDO periodico


La autoinculpación de Miguel Ricart no es una prueba para su abogado

El letrado asegura que no hay indicios contra él

IRENE HERNANDEZ VELASCO

ESPECIAL PARA EL MUNDO

VALENCIA.- Se aclaró la garganta, guardó silencio un instante y acto seguido, con voz alta y firme, proclamó: «He llegado a la convicción, razonada y razonable, de que Miguel Ricart es inocente. Y por eso pido su absolución». Eso aseguró ayer Manuel López Almansa, el abogado defensor del único acusado en el juicio por el crimen de Alcàsser.

Y de un tirón, infatigable, sin concederse un respiro, el letrado dedicó cuatro larguísimas horas a exponer los motivos que, en su opinión, exoneran a Miguel Ricart de cualquier implicación en el rapto, violación, tortura y asesinato de Miriam, Toñi y Desirée. Pero lo de ayer no fue más que una avanzadilla. Hoy, Manuel López Almansa seguirá desgranando ante el tribunal las muchas razones que, a su entender, señalan la inocencia de su defendido.

Pero ayer, el letrado ya desveló algunos de los pilares a los que se agarra para solicitar la puesta en libertad del procesado. Para empezar: ninguna de las declaraciones autoinculpatorias de Miguel Ricart tiene validez.

«La primera la hizo sin estar asistido por un letrado, por lo que esa declaración es intrínsecamente nula», afirmó López Almansa. Y las restantes... Las restantes están «viaciadas de origen por la primera, por lo que también son nulas. No les damos ningún valor», aclaró. E indicó: «Ricart sólo se ha declarado culpable unos días, y lleva años proclamándose inocente».

¿Que el fiscal dice, para acusar a Ricart, que esas declaraciones son muy pormenorizadas? «Eso sería importante si la pormenorización coincidiera con los hechos. Pero aquí no se acreditado dónde, cuándo y cómo murieron las niñas», indicó el abogado defensor. «Todo son suposiciones». ¿Que el fiscal dice que en esas declaraciones Ricart da detalles que entonces no se conocían, como por ejemplo la postura en las que se encontraban las niñas en el momento de recibir los disparos? «No está acreditada la posición de la niñas. Aquí se han dicho 27 posiciones distintas», aseguró el abogado defensor.

En definitiva: el letrado de Miguel Ricart no se cree la «versión oficial» de los hechos. Y así se lo hizo saber a la sala: «Yo no se cuál es la verdad, pero la que se presenta como oficial yo no me la creo», manifestó.

MUCHAS DUDAS.- Y acto seguido, López Almansa cuestionó lo que, según el fiscal y las acusaciones populares, sucedió a Miriam, Toñi y Desirée tras su desaparición. Puso en duda que las niñas, «con 40 lesiones en el cuerpo cada una de ellas, pudieran ascender, siquiera ayudadas» desde la caseta de La Romana hasta la fosa en la que fueron enterradas.

Puso en duda que las violaciones y torturas de las menores tuvieran lugar en dicha caseta. «¿Dónde está la sangre?», preguntó. «Allí no hay ni una gota».

Puso en duda que el papel con el apellido Anglés que se encontró cerca de la fosa -y que condujo a la detención de Ricart- resistiera durante dos meses el azote de vientos y lluvias. Y dudó incluso de que las niñas fueran asesinadas en la madrugada siguiente al día de su desaparición. «¿Quién lo ha demostrado?», inquirió.

Y así, siguiendo esa línea argumental, López Almansa arremetió contra las irregularidades que, siempre según sus palabras, se cometieron en la investigación del caso, en la realización de la primera autopsia, en la instrucción del sumario. «Sólo en la instrucción del sumario he contado 17 irregularidades graves», sostuvo el letrado.

El juicio continuará hoy y previsiblemente quedará visto para sentencia si López Almansa finaliza con sus informes y queda tiempo para que intervenga el abogado del Estado. Antes será el turno de este último, y también el de aquellas partes que se hayan visto aludidas por algunos de los informes.

Es el caso del fiscal, Enrique Beltrán, que pidió turno de palabra tras el alegato de una de las acusaciones particulares. Con ellos finalizará la vista, una vez que el presidente de la sala dé la oportunidad a Ricart de pronunciar las últimas palabras del juicio.


Amenazado de muerte

Y, de pronto, lo dijo: «He recibido amenazas de muerte». Las palabras brotaron ayer de la boca de Manuel López Almansa, abogado defensor de Miguel Ricart.

El letrado estaba en mitad de su exposición. Justo en ese momento, cuestionaba la investigación realizada en relación al crimen de Alcàsser. Y se preguntaba cómo, existiendo un expediente del Tribunal Tutelar de Menores en el que se decía que había indicios contra Mauricio Anglés, ese informe había sido archivado.

«¿Cómo es posible que se hayan aplicado criterios de valoración tan distintros en el caso de Mauricio Anglés y en el de Miguel Ricart?», lanzaba entre interrogantes el letrado. «Si a Mauricio se le ha exculpado, se ha de aplicar el mismo criterio con Ricart», reclamaba.

Pero Manuel López Almansa quiso dejar una cosa clara: con sus palabras, no pretendía incriminar en modo alguno a Mauricio Anglés en los hechos. Sólo buscaba poner de relieve, afirmó, las diferencias de trato. Y, entonces, lo soltó: «No digo esto para evitar que se me amenace de muerte. Porque ya he recibido amenazas de ese tipo». Eso fue todo.

Quizá, probablemente, por la mente de López Almansa pasó, al hablar de Mauricio, la imagen de Neusa, la madre de los Anglés, amenazando de muerte a Ricart tras conocer que el acusado había señalado a su hijo como implicado.

Preparando su declaración

Miguel Ricart no tomó ayer ningún apunte. Pero siguió atento, sin perder detalle, asintiendo en ocasiones con la cabeza la exposición que ante el tribunal hizo su abogado defensor. Y aunque no cogió notas, el procesado se llevó deberes a la cárcel.

Porque, tras concluir la sesión de ayer, Manuel López Almansa entregó a Ricart una copia de las 27 hojas que componen su informe final. El acusado, siempre esposado, se acercó al banco de la defensa y estiró los brazos para asir los papeles que le ofrecía su letrado. Pero, bajito como es y con los grilletes sujetándole la muñecas, no llegaba a alcanzarlos. Así que uno de los agentes de la Policía Nacional encargados de su custodia tomó los folios por él y luego se los entregó.

«Esta noche [por la de ayer] Ricart leerá mi informe final, y eso le relajará. Mientras esté leyendo no estará pensando», aseguró al abandonar la sala el abogado defensor del único acusado del juicio de Alcàsser.

A Miguel Ricart se le han debido de acabar las camisas limpias. Lució ayer la misma -rayas verticales rojas, azules y verdes- que llevaba en las sesiones del jueves, viernes y sábado de la semana pasada. Aunque ha recibido algo de ropa por parte de uno de sus fieles seguidores en el juicio, su aspecto no ha mejorado mucho. Hoy puede ser su día.

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