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EL MUNDO
| Viernes, 11 de julio de 1997 | 
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CORRESPONSAL
VALENCIA.- El juicio por el triple crimen es una auténtica caja de Pandora. Miguel Ricart, el único detenido por el asesinato de las niñas de Alcàsser, se puede haber quedado sin abogado. Manuel López Almansa renunció ayer a seguir ejerciendo la defensa de El Rubio «por agotamiento total».
La decisión de López Almansa dejó al tribunal completamente helado. El abogado defensor de Miguel Ricart presentó su renuncia al presidente de la sala, Mariano Tomás, después de un agrio debate entre los letrados de las partes. Manuel López Almansa acabó la sesión con lágrimas en los ojos, incapaz de aguantar tanta tensión.
Al parecer, fue la gota que colmó el vaso. «Tenía pensado renunciar desde hace 10 días», dijo al término de la polémica sesión. Minutos antes, la acción popular había solicitado la expulsión de la acusación particular de este proceso «por fraude y abuso de ley».
Virgilio de La Torre, letrado de la acción popular, aseguró que José María Garzón, representante de los padres de Toñi y de Fernando García, se estaba apartando de los planteamientos que debe poner en práctica una acusación y de suplantar la labor de la defensa. López Almansa interpretó que se le acusaba indirectamente de colaborar con Garzón.
