CORRESPONSAL

VALENCIA.- Miguel Ricart se quedó ayer sin coartada. El argumento más sólido que esgrimía el Rubio para demostrar su inocencia en el juicio del caso Alcàsser se desmoronó como un castillo de naipes. Los hermanos Partera Zafra negaron que la única persona que se sienta en el banquillo, acusado de la muerte de Toñi, Miriam y Desirée, durmiera en su casa la noche en la que supuestamente se produjeron los asesinatos (13 de noviembre de 1992).

Los primeros días de la vista oral, Miguel Ricart narró que no podía haber intervenido en los asesinatos de las tres niñas de Alcàsser porque durante esas horas él dormía en casa de Francisco y Antón. Al día siguiente, por la mañana, contó que se había levantado y que había ido a buscar a su compañera e hija, con las que había dado un placentero paseo por Benetússer. Esta segunda versión sí que fue confirmada en su día por su novia, María Dolores Cuadrado. La primera ha quedado en entredicho.

«TESTIGOS DROGADOS».- El abogado de Ricart, Manuel López-Almansa, puso en duda la credibilidad de las afirmaciones de los hermanos Partera. Almansa dijo que los testigos que ayer declararon en la sección segunda de la Audiencia de Valencia se encontraban «enganchados a la droga» por aquellas fechas y que era difícil que pudieran precisar las fechas y los acontecimientos. «En un primer momento no sabían nada y ahora parece que lo saben todo», afirmó la defensa al término de la sesión.

Antón Partera Zafra, supuesto amigo del acusado, declaró que la estancia de Miguel Ricart en su casa fue posterior al 13 de noviembre, día del triple crimen de Alcàsser.

Además, añadió Partera: «Yo no estaba esa semana viviendo en mi casa». Almansa restó importancia a la comparecencia de los hermanos Partera: «Mi cliente se encuentra en la misma situación que cuando comenzó el juicio».

El abogado de la defensa sostuvo también que «la carga de la prueba» le corresponde a la acusación.

VISITA NAVIDEÑA.- Francisco Partera Zafra corroboró las declaraciones de su hermano Antón. Relató ante el tribunal que Miguel Ricart había pasado varias noches de diciembre con ellos en su casa. Un detalle le refrescó la memoria: la proximidad de la Navidad. Y todo porque no era precisamente la mejor época para tener a alguien más en casa. La familia no disponía de fluidez económica como para permitirse ciertos lujos.

Luisa Ramón, abogada de la acusación popular, aseguró al término de la jornada de ayer que la situación de Miguel Ricart se había complicado al no confirmar los hermanos Partera su versión. Ramón, con aire de satisfacción, manifestó a los periodistas que el juicio había quedado «muy claro». «No hay nada que decir», concluyó.

El testigo que echó por tierra ayer la coartada de Ricart se despidió pidiendo por los pasillos de la sala que su antiguo amigo fuera condenado a «cadena perpetua». Declaraciones hechas mientras era conducido esposado por agentes de la policía a la cárcel donde cumple condena.

El cuarto cadáver y la obsesión de Alcàsser

Alcàsser otra vez. En dos cadenas de TV al mismo tiempo. Fue el martes. En Antena 3 TV, Jesús Hermida moderó un debate en torno a La obsesión de Alcàsser. En Tele 5, en el programa Esta noche cruzamos el Mississippi, se presentan sobre la mesa dudas razonables sobre nuevos restos óseos hallados en la fosa donde fueron encontrados los cuerpos de las tres niñas.

En Antena 3, el debate se centra en torno a la sociología del pueblo español, ávido de morbo. En torno al tratamiento que los medios han dado a la información sobre el caso Alcàsser desde que el 27 de enero de 1993 se encontraran los cuerpos. «Fue un reality show sin reality».

En Tele 5, una nueva tesis para alimentar el morbo: en la fosa se encontraron vértebras cervicales que los técnicos indican que pertenecen a dos de las chicas. Pero, a las chicas no les faltaba ninguna vértebra cervical. Lo mismo ocurre con un hueso de la muñeca -epífisis distal- hallado en la fosa. A ninguna de las tres niñas le faltaba, según los estudios forenses, tal hueso.