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Sábado, 14 de junio de 1997 EL MUNDO periodico


Toxicología: no hay sangre ni semen en la alfombra del crimen de Alcàsser

El Instituto dice que las hipótesis de Frontela carecen de credibilidad

MARC AGLIATA

CORRESPONSAL

VALENCIA.- No estuvo presente en la sala, pero volvió a ser protagonista. El forense sevillano Luis Frontela volvió a centrar la jornada de ayer del juicio por el crimen de Alcàsser. Una experta del Instituto Nacional de Toxicología, en calidad de portavoz de un grupo de especialistas, desacreditó por completo la investigación del polémico profesor. «Sus aportaciones carecen de base científica», aseguró.

En concreto, la perito dijo que la alfombra que sirvió de sudario a las niñas no tiene ninguna mancha ni de sangre ni de semen, como aventuró Frontela días atrás. El lunes el tribunal decidirá precisamente si son oportunas otras investigaciones complementarias al sumario, petición hecha por el profesor Frontela. De acceder la sala, el juicio se suspendería.

Las dudas sembradas por el forense andaluz sobre las manchas, un supuesto pelo de Ricart y la teoría del doble enterramiento, junto con la presencia en los crímenes de un «sádico» y de un «espectador» pueden alargar el proceso. Sin embargo, los expertos de Madrid creen que todas estas revelaciones no tienen «credibilidad alguna».

Según los funcionarios que declararon ayer, las manchas de esperma que dice haber detectado Frontela en la alfombra basándose en la alta concentración de fosfatasa -componente del semen- son «una incorrección. Su origen se encuentra en los microorganismos de la putrefacción». Los peritos aseguraron también que la alfombra ha sufrido daños por los «muchos contaminantes» y que puede tener su contenido «transformado».

Respecto a la sangre, los expertos afirmaron que simplemente no existe. «No la hemos detectado», dijeron. Aseguraron que Frontela, para salir de dudas, tendría que haber practicado una prueba de hemoglobina y que entonces todo hubiera quedado claro «en sólo 24 horas».

Los peritos criticaron la actitud del profesor andaluz de lanzar hipótesis basadas en «meros indicios». «La comunidad científica no admite una prueba de orientación como base para emitir una afirmación», concluyeron.

Luisa Ramón, abogada de la acusación popular, aseguraba ayer: «Todo lo explicado por los peritos coincide como una plantilla con las declaraciones de Ricart». José María Allende, letrado de la acusación particular, decía: «Aún no se ha demostrado que Ricart tenga algo que ver en todo esto». Dos versiones contradictorias de dos partes que tendrían que coincidir.

Las pruebas periciales del juicio del caso Alcàsser concluyeron ayer sin que ni tan siquiera se sepa fidedignamente cómo murieron las niñas, si de asfixia, a golpes o de un tiro en la cabeza. Una cuestión sí que ha quedado despejada: no existe ninguna prueba biológica que justifique la presencia de Miguel Ricart en el banquillo de los acusados. Aunque, en el terreno procesal, la situación puede ser otra.

La abogada de la acusación popular asegura que si hubiera que condenar a los violadores en función de análisis biológicos no habría nunca culpables. Por esta razón, Luisa Ramón se ciñe para incriminar a Ricart a las pericias que han intentado describir la muerte de las niñas. Todo lo contrario que la acusación particular que, en su papel usurpador de la defensa, volvió ayer a exculpar a el Rubio de los asesinatos de Miriam, Toñi y Desirée.

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