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Miércoles, 28 de mayo de 1997 EL MUNDO periodico

ALCASSER

Una testigo dice que vio subir a las niñas al coche de Ricart

Dolores Badal asegura que en el vehículo que recogió a las tres jóvenes frente a su casa había cuatro personas

MARC AGLIATA

CORRESPONSAL

VALENCIA.- «Eran ellas porque les vi la cara». Con esta seguridad declaró ayer en el juicio del caso Alcàsser Dolores Badal. Esta vecina de Picassent afirmó que desde la ventana de su casa pudo presenciar el momento en que las tres jóvenes asesinadas subieron al famoso Opel Corsa de Miguel Ricart. Y lo hizo con la misma convicción con la que afirmó que en el interior del vehículo había cuatro personas además de las niñas.

Esta testigo privilegiada de uno de los puntos más oscuros de toda la historia del triple crimen explicó, ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Valencia, que Miriam, Toñi y Desirée estaban haciendo autostop y que se fueron en un coche blanco.

La mujer afirmó que en ese momento le causó sorpresa que siete personas emprendieran la marcha en un vehículo de tamaño medio, pero pensó que era una de tantas locuras juveniles. Días después, Dolores Badal, al ver las fotos de las niñas en un supermercado, decidió contar a la Guardia Civil lo que había visto en aquella fatídica noche del 13 de noviembre de 1992.

Otra de las personas citadas para ayer en la Audiencia de Valencia era Eduardo Bueno Pérez. Este hombre aseguró que, un día después de la detención de Ricart, se cruzó con Antonio Anglés en mitad de una calle del pueblo de Alborache. Bueno relató que Anglés y varios jóvenes más frecuentaban una casa de esta pequeña localidad valenciana, «allí les vi muchas veces entre noviembre de 1992 y finales de 1993».

Según la declaración de Bueno, Antonio Anglés caminaba deprisa por el pueblo, sin mirar atrás, con una barra de pan bajo el brazo y dos naranjas. Este vecino de Alborache dijo también que Miguel Ricart, Antonio Anglés y «más jóvenes» eran clientes habituales del bar de la Sociedad Musical. Bueno, que hizo alusiones a un Opel Corsa blanco y a un Seat Ronda -los coches del único detenido y del fugado- contó al tribunal que la presencia en el grupo de un hombre de pelo blanco de unos 45 años era frecuente.

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