MARC AGLIATA

CORRESPONSAL

VALENCIA.- «Mi hermano Antonio ha practicado sexo conmigo». La esquizofrenia de Enrique Anglés dejó paso por unos segundos a la lucidez. Caracterizada por provocar pensamientos desordenados, la enfermedad que sufre este componente de la iracunda familia Anglés no impidió dejar al descubierto la bisexualidad y el comportamiento incestuoso del acusado ausente en el juicio por el crimen de las niñas de Alcàsser.

Si el lunes Neusa Martins puso al borde de un ataque de nervios a los letrados con sus confusas declaraciones, Enrique Anglés no le fue ayer a la zaga. «Soy esquizofrénico paranoide con un grado de oligofrenia», le explicó al fiscal. Pese a ello, Enrique Anglés recordó pasajes de su desapacible vida en compañía de Antonio. «En una ocasión me apretó la cabeza con una pistola», relató.

Enrique Anglés acabó su declaración con devaneos esotéricos sobre misteriosas vibraciones que recibía y sobre modificaciones del espacio y del aire a su alrededor. Tuvo tiempo, a preguntas de la defensa, hasta para elucubrar sobre el estado de Antonio: «Sigo pensando que vive y que puede hacer daño».

CONSUMIDOR DE DROGAS.- Aseguró, por último, que su hermano consumía drogas, como Ricart, y también una miel supuestamente robada de las colmenas que están cerca de la fosa donde fueron halladas las niñas.

En el turno de testigos le precedió Kelly Anglés, bailarina de profesión y también hermana de Antonio. Con peluca rubia platino y gafas oscuras, la artista de la familia detalló la huida de su hermano el día que apareció la Guardia Civil en casa de los Anglés, en Catarroja.

«Antonio saltó por la ventana mientras entraban los policías, todos de paisano, y salió corriendo». Pudo hacerlo gracias a dos saltos. Uno desde el cuarto piso al techo de un restaurante, a la altura del segundo, y desde ahí, otro brinco.

Arriba, la Guardia Civil detenía a Kelly Anglés, a Ricart, al ex novio de la bailarina, a Enrique y a Neusa. Los agentes se incautaron de la casete del contestador de Kelly, donde había quedado registrada para la posteridad la voz de Antonio.

La hermana insinuó al principio de la declaración que la cinta estaba manipulada, después que no reconocía a su hermano, y acabó diciendo que la forma de hablar le sonaba porque es «propia de la familia».

LAS DECLARACIONES.- Lo que tampoco pudo relacionar Kelly fue una camiseta, la preferida de Miguel Ricart según la abogada Luisa Ramón, que fue encontrada cerca del supuesto lugar del crimen. La bailarina dijo no haberla visto jamás. Cuando se le preguntó si creía que Ricart era responsable de la violación y muerte de las niñas, respondió: «No».

El fiscal del juicio, Enrique Beltrán, se quejó por las declaraciones cambiantes «de un día para otro» de los miembros de la familia Anglés. «Es que ayer (por el lunes) estábamos en la tele, y hoy (por ayer) en el juicio», le respondió Enrique.

Secuestro y amenazas

VALENCIA.- Tres individuos desconocidos mantuvieron secuestrada a la mujer de Juan Ignacio Blanco por espacio de una hora a finales del año pasado, según confirmó ayer a EL MUNDO este criminólogo, famoso por sus intervenciones en programas televisivos acerca del caso Alcàsser.

Según Blanco, un coche se acercó hace aproximadamente siete meses a su mujer y la obligó a entrar en el vehículo. Una vez en el interior, los secuestradores la amenazaron de muerte si su marido no dejaba de hablar en el programa de Tele 5 Esta noche cruzamos el Mississippi.

Juan Ignacio Blanco y el padre de Míriam, Fernando García, habían estado denunciando que las niñas de Alcàsser habían sido víctimas de una red de pederastas supuestamente dirigida por personajes relevantes de la sociedad española.