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Crítica
LEOPOLDO ALAS Disfruten de la primavera El miércoles por la noche se celebró en el
Mississippi el tercer día de juicio paralelo por el crimen de las chicas
de Alcàsser, que en su momento nos reveló la auténtica naturaleza de esa
mosquita muerta llamada Nieves Herrero y que inauguró en España el género
del reality show. Navarro lleva meses aprovechando el caso como filón
morboso, en plan periodismo de investigación profunda, no sabemos si para
que aflore la verdad verdadera, para sembrar el caos manteniendo unos
niveles altos de audiencia o para aburrir a las vacas, porque esta vez la
sesión duró cerca de una hora, sin contar los cortes de publicidad.
El cabezón sentó en el plató, junto a su criminólogo favorito Juan Ignacio Blanco, al padre de Míriam (que en paz descanse), Fernando García, al abogado de la acusación particular -también Garzón, pero José María- y al ex abogado de Miguel Ricart, Vicente Quilis, que está, como el propio señor García, convencido de su inocencia. El insidioso periodista Francisco Pérez Abellán participó en la vista basura desde un monitor de televisión, como lo hizo en la jornada anterior el forense Luis Frontela, el de los pelos probatorios desaparecidos, un auténtico experto que ha intervenido en crímenes tan sonados como el de Susana Ruiz o el de los Galindos. Abellán parecía especialmente interesado en que condenen a Ricart y, con los ojos cegados por ese odio social que mueve a las masas al linchamiento, dijo que «se está dando una imagen demasiado blanda» del juzgado, que ya le han desmontado dos coartadas, que se había reído cuando le preguntaron por las niñas, que sabe más de lo que dice sobre Anglés y que se ducharon los dos juntos (le faltó decir: «los muy maricones»). Es curioso cómo se introduce el elemento de la bisexualidad para hacer más perversa la imagen del único acusado, porque se sospecha que Anglés pueda estar muerto («su huida fue un cómic», dijo Quilis) y no parece que haya ningún interés en descubrir qué otras personas participaron en esta orgía del mal, a pesar de las pruebas, los famosos pelos de Luis Frontela y esos restos de sangre y semen en la alfombra. El astuto criminólogo Blanco considera que el primer sumario abierto -porque hay otro que ya habrá ocasión de especular sobre él- es una trama bien urdida para condenar a Ricart, «el idóneo cabeza de turco». También insinuó que se intenta dilatar el juicio y que, al paso que vamos, podría durar hasta seis meses. ¿Se imaginan? Pepe tendría que cambiar de nombre a su programa: Esta noche juzgamos en el Mississippi. Como bien dijo él mismo, «aquí algo huele mal». Y terminada la sesión, tras mostrar a un negrazo con el rabo al aire por las calles de Barcelona y otros delirios, despidió el programa con una chica apenas cubierta por unos floripondios que lo enseñó todo, animándonos a disfrutar de la primavera. Qué bueno es. Esta noche cruzamos el Mississippi se emitió el miércoles en Tele 5. |