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Martes, 13 de mayo de 1997 EL MUNDO periodico


Un juicio pendiente de una alfombra

El fiscal quiere que Frontela aclare el retraso en descubrir los restos de sangre y semen

I. H. V.

ENVIADA ESPECIAL

VALENCIA.- Todo el juicio contra Miguel Ricart está pendiente de una alfombra. De la moqueta en la que aparecieron envueltos los cuerpos de Míriam, Toñi y Desirée. Un sucio trozo de tela que hoy decidirá si prosigue o no el proceso contra Ricart.

La historia: el pasado viernes, a 72 horas del inicio del juicio, el forense sevillano Luis Frontela, que actúa a petición de la acusación particular (léase Fernando García, padre de Míriam), puso en conocimiento del tribunal que había encontrado restos de sangre y semen en la alfombra.

Y agarrándose a la alfombra, la acusación particular pidió ayer la suspensión del juicio... hasta que se analice la sangre y el semen encontrados. Ni la acción popular, ni el Ministerio Fiscal, ni la defensa de Miguel Ricart secundaron tal propuesta. Pero quienes deciden son los magistrados, que hoy darán a conocer su veredicto.

El tema de la alfombra lo sacó a relucir en la vista de ayer la acusación popular. El letrado Virgilio Latorre inició el debate con estas mismas palabras: «Con fecha de 9 de mayo, se presentó solicitud de don Fernando García pidiendo la suspensión del juicio y acompañada de un escrito del profesor Frontela en el que decía que había encontrado restos de semen y de sangre en la alfombra».

REQUERIMIENTO.- Y acto seguido, el abogado dejó bien clara su opinión al respecto: «Que continúe el juicio y se haga un requerimiento a Frontela para que analice la alfombra y luego se aporte dicho análisis al juicio».

Habló entonces el fiscal. Y Enrique Beltrán expuso sus argumentos: «No considera el fiscal imprescindible esta prueba para la acusación de Miguel Ricart». Y añadió, con evidente insidia, que le «gustaría» que la Facultad de Medicina de Sevilla, sutil eufemismo empleado para referirse a Frontela, explicara por qué, teniendo desde hace años la alfombra en su poder, no se ha percatado hasta abril pasado de la existencia en la misma de restos de semen y sangre.

Frontela sostiene que hasta abril pasado no contaba con la lámpara láser necesaria para averiguar si la alfombra tenía o no restos de sangre y semen. Pero la explicación no termina de satisfacer a Beltrán. Quiere que la Facultad de Medicina sevillana aclare la fecha exacta en la que recibió la citada lámpara.

Turno de la acusación particular. Su representante legal, el abogado José María Garzón -pariente de Baltasar Garzón- dijo así: «El tribunal debería suspender el juicio hasta que se reciban los informes del análisis».

Todavía quedaba por conocer la opinión de Manuel López Almansa, abogado defensor de Miguel Ricart. «No nos oponemos a la práctica de esta prueba, que puede ser clarificadora. Pero nos oponemos a la suspensión del juicio». Y a petición del presidente del tribunal, el letrado hila más fino: «Supondría un perjuicio para el acusado».


Clara Campoamor no cruza el «Mississipi»

Más que enojada. Blanca Estrella estaba ayer enfadadísima. La presidenta de la asociación Clara Campoamor, personada como acción popular en el juicio contra Miguel Ricart, echaba chispas. Y no dudó en dirigir su irritación contra el programa Esta noche cruzamos el Mississippi, de Telecinco.

«El letrado de la acusación particular ha salido 11 veces de la sala, contadas por mí, para consultar al Mississippi. Para preguntar a Juan Ignacio Blanco (brazo derecho del padre de Míriam y asiduo al programa anteriormente citado) qué debía hacer», aseguraba la portavoz de Clara Campoamor. «Esto es una vergüenza», añadía.

Pero Blanca Estrella aún decía más: «Todas las pruebas que ellos decían que habían desaparecido están ahí, en la sala. Yo las he visto. La moqueta, el palo que se halló en la fosa en la que fueron enterradas las niñas. Todas. Las pruebas que decían había perdido la Guardia Civil están ahí, y tienen la marca del forense Frontela. Las tenía el forense de la parte que denunciaba su desaparición». Es decir, el perito de Fernando García.

Y para rematar: «La asociación Clara Campoamor estudiará pedir responsabilidades penales a Frontela por haber ocultado pruebas a la Justicia».

[El ex ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, afirmó ayer en Alicante, en torno al caso que «las cosas se pudieron hacer mejor». El diputado socialista, según informa Efe, aseguró: «Se trata de un tema donde se debe hablar con verdadero conocimiento, pero mi opinión global es que la cosas se pudieron hacer mejor». Belloch recordó que las primeras diligencias judiciales sobre el citado caso, abiertas en noviembre de 1992, se establecieron antes de su llegada al Ministerio de Justicia.]

Poco público para el caso más esperado

«Habrá bofetadas por hacerse con uno de los 35 asientos reservados para el público», pensaban las autoridades valencianas. Pero se equivocaron. Muy, muy pocos fueron los que finalmente se sintieron ayer tentados por la posibilidad de presenciar en vivo y en directo la primera jornada del proceso contra Miguel Ricart.

Treinta minutos antes de las 10 de la mañana, hora prevista para el comienzo de la vista, sólo una veintena de personas hacía cola ante la Audiencia Provincial de Valencia. Los más madrugadores fueron cinco estudiantes de cuarto de Derecho, que se dejaron caer por la Plaza de Alfonso el Magnánimo a eso de las siete y media de la mañana.

«Es que el fiscal, Enrique Beltrán, es profesor nuestro», aseguraba orgullosa Carla, de 20 años. «Pero no te creas que por venir a verle nos va a subir la nota», espetaba Raúl, 23 añitos. «Y, por supuesto, venimos también empujados por el morbillo que rodea al caso», añadía con sinceridad Vanessa. Sin embargo, ni una sola persona de Alcàsser se desplazó ayer a la capital valenciana para ver a Miguel Ricart en el banquillo.

Y para matar el tiempo, en la cola se hacía un juicio paralelo. Los alumnos de Beltrán defendían, en clara minoría, las tesis de su profesor, y sacaban a relucir tecnicismos legales en un intento de convencer a la mayoría, entregada en cuerpo y alma a Fernando García.

Cuando ya se habían repartido los 35 pases, comenzó a llegar más gente. De nuevo, almas gemelas del padre de Míriam. Aproximadamente, unas 40 personas. Estuvieron toda la mañana en la puerta habilitada para la entrada de público, en una especie de manifestación aparentemente espontánea. «Queremos Justicia», coreaban, y sus gritos se colaban por los balcones abiertos de par en par de la Audiencia. «Estamos con Fernando», se degañitaban a gritar. Por si cupiese algun duda.

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