Ultimas Noticias

Periódico
Primera
Opinión
España
Internacional
Sociedad
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Televisión
Ultima

Indice del día
Resumen semanal
Búsqueda

Información local
Madrid

EL MUNDO
 
Lunes, 12 de mayo de 1997 EL MUNDO periodico


Las tres verdades

Las versiones sobre lo ocurrido difieren completamente según la fuente

IRENE HDEZ. VELASCO

ENVIADA ESPECIAL

VALENCIA.- Durante 75 días, fue como si la tierra se las hubiera tragado. Desaparecieron un viernes, 13 de noviembre de 1992, cuando hacían autostop camino de la discoteca Coolor, en Picassent. Alguien asegura que las vio subirse en un utilitario blanco.

Y a partir de ahí, el silencio. Hasta el 27 de enero de 1993, miércoles. Ese día, sus cadáveres fueron hallados por un apicultor en las inmediaciones del pantano de Tous. Semienterrados en una fosa cavada junto a un inhóspito paraje llamado La Romana. A 50 kilómetros de Alcácer.

Miguel Ricart es detenido a las puertas de la casa de la familia Anglés. La Guardia Civil lo apresa cuando, con una bolsa de mandarinas en la mano, se disponía a entrar en la vivienda. Se dicta orden de búsqueda y captura contra Antonio Anglés, pero nunca se le consigue dar caza.

Hasta ahí, los hechos. Quién raptó, violó, torturó y asesinó a Miriam García, Desirée Hernández y Antonia Gómez, 14 años las dos primeras y 15 la última, varía según quien lo cuente. Hasta la suerte de Antonio Anglés difiere según a quién se pregunte.

El propio Ricart, por ejemplo, se ha declarado unas veces inocente y en otras ha admitido su participación en el triple crimen, señalando entonces a Antonio Anglés como cerebro y autor material de las muertes.

Pero según su abogado, las declaraciones autoinculpatorias le fueron arrancadas a su cliente a golpe de torturas y amenazas. Sólo las que ha efectuado autoexculpándose son ciertas, dice.

SIN ACUERDO.- Las tres acusaciones del caso tampoco se ponen de acuerdo. Para el Ministerio Fiscal, representado por Enrique Beltrán, Miguel Ricart y el prófugo Antonio Anglés son culpables, aunque no descarta la participación de otras personas en el crimen. Y la casa abandonada de La Romana fue el escenario del horror que padecieron las niñas durante las horas que, siempre según su versión, duró el tormento. El suplicio, concluye, acabó con el asesinato a tiros de las pequeñas a los pies de la fosa donde luego fueron enterradas.

La acusación popular, encabezada por la asociación Clara Campoamor, se mueve, por su parte, entre dos aguas. En principio, se muestra básicamente de acuerdo con lo que propugnan las tesis oficiales. Pero no termina de hacerle ascos a algunas de las pinceladas que componen el retrato de los hechos realizado por la acusación particular.

Así, opinan que Ricart y Anglés participaron en el crimen, pero quizá, es un suponer, hubiera más implicados. La Romana, aducen, fue el escenario de los macabros hechos, aunque es posible que todo ocurriera en otro lugar. Tal vez. «Sí, pero igual no», es su divisa.

Y, finalmente, está la acusación particular, léase Fernando García y Fernando Gómez, padres respectivamente de Miriam y Toñi. Para ellos hay una tercera verdad: el crimen fue obra de, al menos, cuatro personas. Las torturas y violaciones de las que fueron objeto las niñas se prolongaron varios días, y el escenario de las mismas no fue en ningún caso La Romana.

Don Fernando García va incluso más allá y sostiene que el crimen fue obra de una red de pederastas. Y que Antonio Anglés está muerto. Que probablemente fue asesinado para que no pudiera hablar y no pudiera señalar a los verdaderos culpables.

LA VERSION OFICIAL.- La versión oficial, sin embargo, dice que Anglés huyó. Que salió de la Comunidad Valenciana tras secuestrar a un agricultor en Vilamarxant, que llegó a Minglanilla (Cuenca), que alcanzó Lisboa, que se embarcó como polizón en el City of Plymouth, con rumbo a Irlanda, y que saltó al mar antes de llegar a la costa de Dublín. Allí se perdió su rastro. Hasta la fecha.

El embrollo es mayúsculo. A la Audiencia de Valencia le corresponde, a partir de hoy mismo a las 10.00 horas, intentar dilucidar cuál de todas las verdades que se expondrán es la auténtica, la fetén. Eso, si no se suspende la vista.


Alcácer, la llegada de los «reality shows»

Siempre han ido juntos, de la mano. Desde el principio viven en simbiosis, retroalimentándose. El caso Alcácer (ciertos protagonistas del caso Alcácer) y los medios de comunicación (determinados medios de comunicación) llevan ya casi cuatro años y medio enfrascados en una asociación en la que las dos partes sacan provecho. Y así siguen. Todo comenzó al poco de desaparecer las niñas. Los padres de las pequeñas iniciaron entonces su peregrinar por diversas cadenas de televisión, en lógica busca de una pista que arrojara luz sobre el paradero de las chicas. Sin éxito.

Y entonces se hallaron los cadáveres de las crías. Y al día siguiente, la pequeña pantalla era testigo del nacimiento en España de los reality shows, exhibición pública e impudorosa del dolor y la tragedia. Siempre en vivo y en directo y con la coartada de informar como trasfondo.

Hoy, la simbiosis continúa. Fernando García, padre de Miriam es personaje habitual de Esta noche cruzamos el Mississippi, en Tele 5. «Si no tuviera el Mississippi no tendría cómo contrarrestar las mentiras que se están diciendo», argumenta García.

Desde hoy, más de un centenar de periodistas de 34 medios seguirán el juicio. Y una cámara de televisión fija cederá imágenes a las demás.

Free Web Hosting