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Lunes, 12 de mayo de 1997 EL MUNDO periodico


Crimen de Alcácer


Miguel Ricart

Nació en Catarroja el 12 de septiembre de 1969. Soltero y de profesión carpintero, está calificado por la policía como un delincuente habitual. Fue detenido en casa de Antonio Anglés cuando le iba a regalar una bolsa de mandarinas a Neusa Martins, la madre del principal sospechoso. Permanece encarcelado desde hace más de cuatro años en prisión preventiva por el presunto asesinato de las niñas de Alcácer. Cumplido el tiempo máximo marcado por la ley -dos años ampliables a otros dos-, Ricart permanece preso en Herrera de La Mancha (Ciudad Real) -durante los días del juicio estará recluido en Picassent- en cumplimiento de otras penas por atracos y robos. El Rubio, como se lo conoce, tuvo una infancia tormentosa y un padre alcohólico. Cumplió el servicio militar en la Legión. Ha ofrecido hasta 10 versiones distintas de lo sucedido con las tres niñas y ha cambiado de abogado, por motivos no aclarados, en tres ocasiones.

Antonio Anglés

El más conocido de los ocho hermanos Anglés. Antonio lleva desaparecido prácticamente desde el día en que fueron encontrados los cadáveres de las tres niñas de Alcácer. Se le acusa de haber sido coautor de los asesinatos. Las incógnitas sobre su paradero han generado un sinfín de rumores a lo largo de estos cuatro años. La policía no sabe tampoco si el más famoso de los Anglés sigue o no con vida. Otro Anglés, Mauricio, de 18 años, fue investigado por el triple crimen, pero no se encontró prueba alguna contra él. El tercero es Roberto, juzgado con Ricart en una ocasión por el atraco a mano armada a un banco de Buñol. «No le des la mano, mamá, que a un violador no se le saluda jamás». Así se dirigió en una ocasión Roberto a su madre en alusión a Ricart. Varios de los integrantes de esta familia están citados dentro de dos días para declarar en el juicio. Otro de los hermanos, Enrique, presuntamente ayudó a Ricart a cavar la fosa en la que se enterró a las niñas, aunque estaba destinada para esconder en un principio unas motos que habían robado.

Las tres niñas de Alcácer

Las tres adolescentes asesinadas en Alcácer eran íntimas amigas. Aunque con distintas trayectorias, compartían la afición de acudir a la discoteca Coolor, a dos kilómetros de distancia de sus casas. Aquel 13 de noviembre de 1992 no tenían dinero ni para entrar, pero aún así decidieron dar una vuelta por la entrada y charlar con los amigos. Aquél fue su último viaje.

Miriam García Iborra.- Tenía 14 años. Medía 165 centímetros. Era «rubia oscura», según la ficha policial. Había dejado los estudios y pretendía ponerse a trabajar. Aquella fatídica tarde su madre le recriminó -sin severidad- que fuera tan tarde a la discoteca, aunque todavía eran las ocho de la tarde. Llevaba sólo unas monedas en el bolsillo.

Antonia Gómez Rodríguez.- La mayor de las tres. Tenía 15 años. Medía 160 centímetros. Era morena. Sus ojos eran pardos. Estudiaba Formación Profesional. Llevaba 250 pesetas en el bolsillo cuando fue asesinada.

Desirée Hernández Folch.- Tenía 14 años. Medía 167 centímetros. Su pelo era castaño claro. Practicaba natación y acudía cada sábado a entrenarse. También patinaba. Estudiaba octavo de EGB, había repetido un curso y sacaba buenas notas en gimnasia. Llevaba 50 pesetas.

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