Carta Num. 6: LA PERSECUCION SILENCIOSA



El pasado día 10 de Abril de 2000 el Juzgado número 11 de Valencia dictó sentencia al periodista Juan Ignacio Blanco por calumnias al sr. Enrique Beltrán Ballester, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. De las acusaciones iniciales, la sentencia ha sido reducida al menor rango de "injurias" al pago de una multa de un millón de pesetas al "injuriado" sr. Beltrán y a otra multa algo inferior. Desde aquí ya pedimos y postulamos a Juan Ignacio Blanco para que le sea reconocida su labor investigadora y crítica con el premio "Antonio Herrero" de libertad de información. No seremos oídos, pero que por decirlo que no quede.

El origen de estas "calumnias" (ahora "injurias") fueron unas declaraciones de Juan Ignacio Blanco a una revista de Gandía en las que se vertían unas acusaciones en relación al comportamiento de la fiscalía en el caso Alcàsser. El sr. Beltrán relataba el día de juicio oral, el 27 de Marzo pasado, al que también declaró el sr. Corcuera, (ex-ministro de Interior, en calidad de testigo y no de "calumniado") que su actuación durante el caso Alcàsser fue del todo correcta y que le valió muchos problemas profesionales... "problemas" que nosotros no vemos por ninguna parte: sigue siendo fiscal jefe del TSJ de la Comunidad Valenciana, después de 7 años de aquella manipulada instrucción llena de ausencias y lagunas (su defensa a ultranza de la "prueba" del papelito encontrada en la fosa es antológica y suponemos que algún día figurará en el capitulo de los despropósitos de la Justicia... deseamos igualmente que nunca a ningún asesino se le ocurra dejar encima del cuerpo de su víctima un papelito con las señas o la fotocopia del DNI del sr. Beltrán, por su propio bien), forma parte del Consejo Fiscal del Estado, es "mano derecha" del Fiscal General del Estado y su opinión es requerida en las altas esferas de poder de la Comunidad, máxime ahora que el CGPJ está estudiando la posibilidad de que los TSJ de las Comunidades Autónomas ejerzan algunas competencias propias del Tribunal Supremo.

Lo mismo podemos decir de otro personaje siniestro en el caso: el sr. Luis Miguel Romero Villafranca, decano del colegio de abogados de Valencia... todavía, después de más de siete años. Este caballerete se ofreció a defender gratuitamente a los padres de las niñas y con tanto empeño lo hizo que al final tuvieron que despedirle por seguir a pie juntillas la estrategia del sr. Beltrán y por "defender" la versión oficial en vez de buscar la verdad y desenmascarar el montaje.

¿Qué más se puede pedir después de tantos desvelos por tapar el montaje del caso Alcàsser y de teledirigir su instrucción de acuerdo a las directrices del Ministerio del Interior?... quizá el sr. Beltrán considere en su fuero interno que deberían "pagarle" con el cargo de Fiscal General del Estado. La verdad es que no estaría nada mal, al fin y al cabo se lo tiene merecido... si Roma no paga traidores, entonces Roma debe pagar (y muy bien) a los funcionarios leales y obedientes. En próximas cartas evaluaremos la decisiva función de la fiscalía en el caso Alcàsser y de como fue posible que sin pruebas, sin reconstrucción del asesinato, sin rigor en el levantamiento de cadáveres y en las autopsias oficiales, y sin coherencia en las declaraciones en las presuntas autoinculpaciones del único procesado, se pudiera levantar el castillo de naipes que es el sumario del caso que tan solo se sostiene por el papelito, la presunta fuga de Anglés (que no demuestra nada) y la primera autoinculpación de Ricart (que encima era incoherente con los resultados de la autopsia). Quizá algún día se pueda reabrir el caso y se pueda mostrar al pueblo valenciano como nos engañaron personajes tan "ilustres" como el sr. Beltrán Ballester o el sr. Romero Villafranca.

Otro, que de verdad si ha tenido "problemas profesionales" por atreverse a decir que lo de la fuga de Antonio Anglés en el buque "City of Plymouth" en dirección a Irlanda se lo "inventó la policía" es el periodista Olegari Gonzalo (lo escribió en una de sus columnas semanales el 8 de Diciembre de 1999 en la edición de El Mundo de Valencia, titulada "Anglés está en Castellón", como metáfora del condenado por asesinato Joaquín Ferrandiz). El artículo en sí era muy inocente y hasta "oficialista", pero contenía cierta carga que los no avisados podrían malinterpretar literalmente. Por lo que sabemos hubo algunas llamadas de Interior al diario El Mundo.

Quizá no molestó tanto la "libertad literaria" del periodista como el "poner en el candelero" algo que tan solo nombrarlo en los medios, en el Ministerio suenas las alarmas y toda su cúpula se pone "a parir". Evidentemente sigue vigente la "doctrina Rafael Vera" en Interior: hay que silenciar a los periodistas que se atrevan a desafiar o simplemente recordar nuestras vergüenzas y mentiras.

Lo de Olegari es particularmente sangrante porque durante el juicio a Miguel Ricart le tocó el dificil papel de "abogado del diablo" (en el sentido más estricto) de defender la posición oficial en la televisión pública valenciana (Canal 9). Desde entonces (Diciembre de 1999) hasta ahora su columna semanal ha sido relegada y reducida... hasta su desaparición hace unas dos o tres semanas que simplemente ya no aparece. Pensamos que la "larga mano" del sr. Mayor Oreja y su acólito sr. Cotino están detrás del silenciamiento a este periodista.

Este es otro ejemplo viviente de lo que sucede al que se atreve a señalar con el dedo las vergüenzas del poder y sus mentiras. Es una "guerra silenciosa", propia de una verdadera ingeniería social que está librando Interior (y con la ayuda del Cesid creemos) con el caso Alcàsser, que conocen pocas personas y de los que tenemos algunos datos más que iremos desvelando en próximas cartas. Posiblemente también es un ejemplo más del "aviso a navegantes" del poder: ¡¡que nadie ose cuestionar nuestra verdad sobre el caso Alcàsser y sobre la mítica fuga de Antonio Anglés o de lo contrario... se queda sin empleo.".

Ellos, los poderosos y los que pretenden controlar la opinión pública (y la conciencia popular), creen que lo tienen todo atado y bien atado... a esos les aconsejaríamos que se den una vuelta por los barrios y pueblos de Valencia y pregunten a la gente: nadie se cree la versión oficial. Su marketing a fracasado pero en Madrid siguen sin enterarse... pero no duden: ya nos encargaremos de neutralizar la "amnesia colectiva" que pretenden con su ingenería social aduciendo, entre otras lindezas, que el caso Alcàsser es "cosa juzgada"... ya, ya, pero hemos de recordarles que al Antonio Anglés no se le ha juzgado todavía, así que por ahora y mientras no se demuestre lo contrario (siguiendo los dictados de la propia ley que tanto aman nuestros poderosos) el Antonio Anglés es tan solo un sospechoso fugado, nada más... y que todo lo que "grabaron" en nuestra mente colectiva como el más ruín y sádico de los asesinos es tan sólo una operación de marketing. ¿Estamos?.

Nosotros desde luego no vamos a seguirles el juego de pensar lo que ellos quieren que pensemos. ¿Estamos?.

 

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